¿Quién tiene razón en el debate de los "coronabonos"?

Nicolás López de M&G Valores

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 01 abr, 2020 18:32 - Actualizado: 14:44
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A corto plazo el impacto de la crisis lo van a sufrir las empresas y sus empleados. Para evitar una catastrófica quiebra en cadena que se lleve por delante las expectativas de una recuperación rápida, los gobiernos van a tener que asumir una parte importante de las pérdidas del sector privado, lo que se va a traducir en un aumento significativo de la deuda pública en muchos países.

Esto ha abierto el debate sobre si esa deuda tendrá que ser asumida por cada estado individualmente, o si se va a arbitrar algún tipo de mutualización de la misma, por ejemplo, mediante la emisión de bonos respaldados conjuntamente. Esto significaría repartir entre todos el riesgo de impago de esos bonos, de forma que países como España e Italia podrían financiarse a tipos bajos independientemente de su nivel de deuda, ya que los inversores tendrían la tranquilidad de que todos los estados europeos responden de esa deuda.

El argumento en defensa de esta opción es que estamos ante una situación excepcional que no ha sido causada por el derroche de los gobiernos sino por un shock externo del que nadie es culpable. El problema de esta alternativa es que puede ser un incentivo de los gobiernos para maximizar las ayudas a la economía asumiendo una deuda excesiva, ya que saben que no tienen riesgo de quiebra. Igualmente, supone un desincentivo para controlar el déficit a medio plazo con los inevitables sacrificios que se derivan de los recortes que habrá que acometer para reequilibrar las cuentas, especialmente en un país como España en el que ya teníamos un déficit importante antes de la crisis.

Desde el norte de Europa se ofrece ayudas sin límite, pero en forma de préstamos a través del fondo de estabilización que se creó en la crisis anterior. Esto significa que inicialmente cada país tendrá que ser consciente de la deuda que es capaz de asumir sin poner en riesgo su solvencia a largo plazo. Todo apunta, por tanto, que de momento los estados tendrán que recurrir a estas ayudas. Más adelante, en función de cómo salgamos de esta crisis, puede plantearse si habrá que rescatar a alguno de los países, y en especial a los dos que se libraron por los pelos de los rescates en 2012: España e Italia.

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