Las regiones mediterráneas, protagonistas de una "V" más marcada en la economía española

BBVA Research

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 12 ago, 2020 16:26

El avance de la COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en la economía española, que se ha notado en varios frentes. El confinamiento puesto en marcha en marzo no duró, como parecía inicialmente, 15 días, sino que se acumularon, al final, más de 90.

Esto justifica por tanto una revisión a la baja de las previsiones de comportamiento del PIB de España y de sus comunidades autónomas en 2020, esperándose una contracción aún más marcada de la actividad de la anticipada hace un trimestre. Pero, además, el impacto es heterogéneo, sobre todo por tres razones.

En primer lugar, las restricciones derivadas del confinamiento tuvieron efecto, principalmente sobre la demanda interna, y especialmente sobre el gasto realizado en un contexto social. Segundo, este menor gasto se concentra en bienes y en servicios, sobre todo de producción nacional. Y finalmente, el turismo se ha desplomado. Las cifras de gasto realizado con tarjetas de crédito que analiza BBVA Research, o los datos de afiliación a la Seguridad Social, muestran que sectores como la hostelería y la restauración y las actividades de ocio y entretenimiento, son los que más se han visto afectados por esta crisis, y los que más han recurrido a las ayudas que han ofrecido las administraciones en respuesta al shock. Esta corrección es obviamente aún mayor cuando se observan los datos ligados al turismo extranjero, que todavía están lejos de recuperarse. Además, las cifras de producción industrial también reflejan que los bienes de consumo duradero son los que más se han visto perjudicados durante esta crisis. Todo ello impacta, especialmente, en las regiones insulares y las del Mediterráneo, que son las que verán caer con mayor contundencia su PIB en 2020. En particular, en Baleares y en Canarias se esperan caídas del PIB superiores al 15%, dada su elevada dependencia del gasto turístico extranjero y de su acceso a través de medios de transporte masivo.

El comportamiento relativamente más favorable del turismo nacional y la intensa recuperación de la actividad que se ha observado con la desescalada y la flexibilización de las restricciones permite recuperar en parte el tono en algunas actividades en el segundo trimestre, si bien el turismo nacional seguirá viéndose afectado como muestran las cifras de recuperación -muy modesta- del gasto en transporte. Ello implica que los destinos vacacionales nacionales, o los lugares donde se realiza en mayor medida el gasto social, también se ven más perjudicados, con especial incidencia en la costa mediterránea. Esto conduce, por tanto, a revisiones de mayor calado de las previsiones para 2020 en Cataluña, la Comunitat Valenciana y Andalucía. Aunque la disminución no será tan elevada como en las comunidades insulares, dado el menor peso del turismo en su producción, en todas ellas se esperan contracciones del PIB por encima de las que se observarán en el conjunto nacional.

En el exterior, la crisis económica muestra un comportamiento también diferenciado. El continente americano parece ir con retraso; en Europa, la crisis está siendo más intensa, pero lo más grave habría pasado durante el segundo trimestre; y finalmente, en Asia parece que en el segundo trimestre ya se retornó a crecimientos positivos. Entre los europeos, España está siendo el país más afectado, precisamente por la dependencia del gasto social. Por tanto, una economía más orientada a la producción de bienes o servicios comerciables y con propensión a mercados exteriores es un soporte a la actividad, que está favoreciendo a las comunidades del norte de España: Aragón, Navarra, La Rioja y todo el eje cantábrico. En estas, el retorno a la normalidad podría ser más rápido, lo que implica, que, en 2020, la caída de su PIB será menor que en el conjunto nacional. También Madrid, que se está viendo menos afectada y en la que además destaca la proporción de trabajadores que ha podido acceder al teletrabajo para ofrecer servicios de elevado valor añadido.

Finalmente, hay dos sectores que han visto mermada su producción en menor medida, por su carácter de actividades esenciales: la producción alimentaria y el sector público. Ambas tienen un mayor peso en las comunidades del sur de España, favoreciendo que en estas la contracción sea relativamente menor (Murcia, Castilla-La Mancha o Extremadura se ven beneficiadas por esta situación). En Andalucía, sin embargo, este soporte se ve compensado por la presión a la baja ejercida por el turismo nacional y el extranjero.

Hacia delante, la progresiva normalización de la actividad y del consumo social, la recuperación de la economía mundial y los impulsos fiscales y monetarios permitirán una clara recuperación de la actividad en 2021, que, sin embargo, será insuficiente para retornar al nivel de actividad o empleo observado en 2019. Las que tendrán un mayor crecimiento serán las comunidades insulares, que tras las fortísimas contracciones de este año, podrán recuperar en parte la afluencia de extranjeros. En todo caso, tanto en Baleares como en Canarias el PIB per cápita se resentirá, y al final del bienio, se encontrará aún más de cinco puntos por debajo del nivel alcanzado en 2019. Cataluña, la Comunitat Valenciana y Andalucía, por su parte, verán como a una cierta normalización de sus actividades de consumo social y del turismo se suma la recuperación de las exportaciones. Ello permitirá que su actividad aumente a mayor ritmo que en el conjunto de España, pero también quedarán en una peor posición relativa al final del bienio 2020-2021.

Tras el fuerte impulso al déficit de este año para paliar los efectos de la crisis, algunas administraciones podrían ver limitada su capacidad de estimular el crecimiento en los próximos años, lo que puede ralentizar el crecimiento en algunos territorios, y, en particular en las CC. AA. más endeudadas y en las que más peso tiene el sector público. Parte de esta limitación se verá superada por los recursos que puedan llegar desde Europa con la puesta en marcha del nuevo fondo Next Generation EU, que supondrán una inyección sin precedentes para la economía española. Aunque quizás, los mayores beneficios se puedan obtener de la condicionalidad a la que se ve sometida la obtención de estos fondos. Si para acceder a estos España aplica las reformas necesarias para modernizar su mercado laboral, favorecer el aumento de tamaño de las empresas, mejorar la competitividad de las mismas e incrementar el nivel educativo o investigador, podrían lograrse mejoras estructurales y permanentes en la economía.

Nuevamente, en todas estas medidas se abren posibilidades de crecimiento desiguales: en el sur de España, las regiones mediterráneas y las insulares, las tasas de temporalidad y de paro en el mercado laboral son más elevadas, el predominio de las pymes es mayor, y el nivel de capital humano es, en general, menor, lo que da lugar a un mayor recorrido potencial a estas economías para aprovechar con mayor rapidez estas reformas.

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