No todos los infectados de coronavirus lo dispersan

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Capitalbolsa | 03 ago, 2020 16:11
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Una fiesta sorpresa de cumpleaños terminó con 18 personas infectadas con el coronavirus entre parientes y amigos. Un familiar, médico, consciente del riesgo no fue y ahora sufre al ver a sus padres de casi ochenta años en cuidados intensivos. Ante un caso así se podría pensar que el virus se comporta como una especie de fuego salvaje, instalando al instante la epidemia a donde va. Sin embargo, otros casos analizados cuentan otra historia.

En Italia, por ejemplo, los científicos informan que el virus ya estaba tan temprano como a mediados de diciembre, pero pasaron dos meses hasta que los primeros casos en el norte del país empezaran a llenar los hospitales con las víctimas de la Covid-19.

Extraño como parece ser, estos reportes no se contradicen. La mayoría de personas no pasa el virus a otros. Pero un pequeño número lo hace a muchos otros en lo que se conoce como eventos de súper-dispersión.

“Usted puede pensar en lanzar un fósforo a un montón de astillas. Lanza un fósforo y no enciente el fuego. Lanza un segundo y tampoco. Pero cuando el fósforo cae en el punto que es, empieza la llama”, dice Ben Alhouse, investigador en el Institute for Disease Modeling en Bellevue, Washington.

El entendimiento de por qué algunos fósforos inician fuegos mientras que otros no lo hacen puede ser crucial para controlar la pandemia, dicen los científicos. “De otra manera, usted siempre andará siempre unos pasos detrás del virus”, dice Adam Kucharski, epidemiólogo de la London School of Hygiene and Tropical Medicine.

Cuando el virus emergió por primera vez en China, los epidemiólogos se dedicaron de inmediato a entender cómo se trasmitía de una persona a otra. Una de sus primeras tareas fue estimar el número promedio de personas infectadas por otras, o lo que ellos llaman el número reproductivo.

Resultó que el nuevo coronavirus tenía un número reproductivo entre dos y tres. Es imposible fijar un número exacto, dado que el comportamiento de las personas vuelve fácil o difícil la dispersión. Por ejemplo, un número estimado en un lugar como 2.2, habiendo confinado a la población bajó a 1 y en tres meses llegó a 0.74.

Este número promedio también puede ser engañoso porque enmascara la variabilidad del contagio de una persona a la siguiente. Si nueve de diez personas no pasan el virus a nadie mientras que la décima se lo pasa a veinte, el promedio seguirá siendo dos.

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