Cómo discutir con un terraplanista (y ganar)

Laura Marcos

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 25 jun, 2019 19:30 - Actualizado: 08:35
tierraplana

Las modas son cíclicas y fluctúan, al parecer, durante siglos. Poco podía sospechar Galileo que la razón de la condena que le enclaustró en su casa unos años antes de morir volvería a estar en boca de muchas personas, aparentemente documentadas e ilustradas, muchos siglos después.

La mayoría de los argumentos de los terraplanistas son fácilmente rebatibles, y provienen de una concepción de universo profundamente antropocentrista y simplista. En cambio, la visión que propone la ciencia requiere cierto nivel de abstracción; es decir, no podemos observar a simple vista, ni experimentar a través de la propia experiencia los fenómenos que rigen el universo. De hecho, esto es precisamente lo que nos hace humanos: las limitaciones físicas que presentamos, que prueban precisamente que no somos el centro del universo y, probablemente, tampoco los únicos seres que habitan en él.

Las impresiones que tienen los terraplanistas suelen responder a una falacia concurrente: proceden de una falsa percepción de que las cosas están perfectamente diseñadas, al detalle, adaptadas al ser humano. Pero de lo que no se dan cuenta es de que el punto de vista desde el que parten está errado: no es la naturaleza la que está adaptada al ser humano, sino que es el propio humano el que se ha desarrollado perfectamente adaptado a todos los fenómenos naturales. Por ejemplo, los ritmos circadianos concuerdan con el día y la noche, pero no porque la Luna y el Sol estén ‘ideados’ para gobernarlos respectivamente; y como este, otros ejemplos dan cuenta de la equivocada visión antropocentrista en la que se sitúan los terraplanistas.

Los delicados procesos que rigen la vida (no podríamos vivir sin Luna, sin capa de ozono, sin campo magnético) no son producto de un diseño inteligente adaptado a la vida; sino que la vida surge y se adapta a los fenómenos que dicta la naturaleza, y no al contrario. Fácil, ¿verdad? Aunque es natural que primitivamente tengamos esa impresión, hace siglos que la ciencia nos ha permitido acercarnos a la verdad y dejar de lado el pensamiento mágico.

Otro pilar fundamental en el que se asienta el terraplanismo es la necesidad de encontrar un punto de origen, una explicación a la ‘creación’. El diseño inteligente (un Dios creador) es la explicación más sencilla del origen del universo. Por ello, muchos terraplanistas suelen ser con frecuencia creyentes.

La concepción de la Tierra plana no afecta solo al diseño del planeta Tierra; conlleva también desterrar todo descubrimiento relacionado con la astrofísica (por ejemplo, la reciente fotografía de un agujero negro, todo un hito de la ciencia), implica negar y condenar sistemáticamente todo progreso de la civilización. Y si bien el ser humano no es todopoderoso, y hay muchas cosas que siguen sin tener explicación (un ejemplo es la materia oscura), la tecnología nos permite conocer poco a poco más detalles sobre las reglas que rigen el cosmos.

Por último, el tercer pilar fundamental es la conspiración, aparentemente orquestada por instituciones, empresas e incluso trabajadores y ciudadanos a título personal para hacernos creer que no somos un hipotético centro universal. ¿Cómo y para qué? Ni ellos mismos le dan una explicación a esto. Teóricamente, para minusvalorar la importancia de la mujer y el hombre en el cosmos.

Las opiniones fundamentadas en la ciencia más pesimistas creen que el ser humano se extinguirá sin comprender por completo el universo. Otras visiones opinan en cambio que seremos capaces de trascender a nivel planetario, y que podremos sobrevivir mucho después de que nuestro planeta deje de ser habitable (un ejemplo de tal opinión fue Stephen Hawking), para continuar explorando nuestro vecindario cósmico. Pero, en cualquier caso, lo único que tenemos de base para explicar nuestro mundo es lo que el progreso de la ciencia lleva años recopilando en datos, esfuerzo humano, tecnología y cooperación internacional. El resto, sintiéndolo mucho, son elucubraciones más o menos elaboradas.

Los terraplanistas suenan muy convincentes, pero basta invocar a la ciencia para desmontarlos. Muchos divulgadores científicos (Quantum Fracture, Date Un Vlog, El Robot de Platón…) tratan de luchar contra la desinformación que plantean algunos portavoces de la Tierra plana aportando datos objetivos que, bien comprendidos, resultan indiscutibles, y que convierten al debate del terraplanismo en un absurdo acientífico; pero que no deja de ser, como mínimo, interesante de analizar.

En esta galería recopilamos los argumentos más importantes y definitivos en contra de la Tierra plana, que te permitirán dejar fuera de juego a tu interlocutor.

¿Qué dice el modelo de la Tierra Plana?

En primer lugar, vamos a conocer con detalle cuál es el modelo que proponen los defensores de la Tierra Plana.

Según ellos, el mundo en el que vivimos es un disco (redondo, sí, pero plano) sobre el cual se sitúa una bóveda celeste donde están ‘incrustadas las luminarias’ (lo que vemos como estrellas) y gobernada por dos principales: el Sol y la Luna, cuyos movimientos explican perfectamente lo que vemos en el cielo (cabe destacar que su propuesta es un tanto enrevesada para que concuerde con los datos experimentales). Además, estaría rodeado de un muro gigante de hielo, que sería la Antártida.

El origen de la Tierra plana

La primera vez que oímos hablar de la Tierra plana fue de la mano Samuel Rowbotham que publicó un libro a finales del siglo XIX exponiendo esta hipótesis. Y, ahora sí, vamos con los argumentos.

Original completo.

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