Nunca nos habíamos enfrentado a esto antes...una crisis voluntaria

Fuertes descensos al cierre de las bolsas europeas

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 27 mar, 2020 17:40
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“¿Se ha acabado ya el “rebote del gato muerto”? Se preguntaban muchos gestores esta tarde a la vista de los fuertes descensos de las bolsas mundiales. El “rebote del gato muerto” es como se definen a las subidas violentas que se producen como reacción dentro de un mercado bajista, antes de nuevos descensos.

Bien, pues reitero la pregunta, ¿se ha acabado ya el “rebote del gato muerto”? Sea la respueta afirmativa o negativa, el hecho es que pocos piensan que se haya tocado suelo en el mercado de valores a nivel mundial. La causa esencial de los descensos sigue ahí, la pandemia mundial, y los efectos que tendrá sobre la economía y los mercados será devastador.

¿Es esta crisis diferente a las que hemos vivido en las últimas décadas? “En realidad, todas las crisis tienen semejanzas y también diferencias que las hacen únicas”, contestaba Nicolás López de M&G, añadiendo:

Una particularidad de la crisis actual es que puede decirse que ha sido provocada “voluntariamente” por la paralización de la actividad decretada por muchos gobiernos para combatir la pandemia. En ese sentido, podríamos pensar que es una situación menos grave que otras grandes recesiones ya que, en teoría, cuando se levanten las limitaciones de los movimientos, todo podría volver a la normalidad con cierta rapidez. C

on la actividad económica semi-paralizada, podríamos ver una caída del PIB en el 2º trimestre realmente histórica en muchos países, manejándose estimaciones del 10% o más. Pero sería posible también que en los trimestres siguientes viésemos cifras de crecimiento intensas hasta recuperar en tres o cuatro trimestres el nivel de PIB anterior al desplome.

Algo similar sucedería con los beneficios de las empresas, que podrían caer un 20-30% en promedio este año para recuperarse con fuerza en los años siguientes. Un escenario así implicaría muy probablemente una recuperación intensa de la bolsa a medida que los inversores van confiando en la recuperación de la economía.

No es 2008. La gran crisis de 2008/09 tuvo su origen en un shock endógeno en el sistema bancario. Los balances de los bancos acumulaban un riesgo excesivo en productos hipotecarios y cuando los inversores se percataron del estallido de la burbuja, se produjo un pánico de liquidez seguido de pérdidas masivas en el valor de esos activos llevando a los bancos al borde de la quiebra. Ahora, por el contrario, el shock es exógeno al sistema financiero, no es consecuencia de la debilidad inherente del mismo como en 2018. Los bancos están mucho mejor preparados ahora, con más capital y sin exposición concentrada a activos de riesgo. La parte del crédito de más riesgo (High Yield) está ahora en manos de instituciones financieras no bancarias (Fondos de Inversión, Private Equity, etc.). Las pérdidas que puedan sufrir estos inversores, como las que se derivan de la caída de la Bolsa, no tienen el riesgo sistémico que tienen las pérdidas para la banca, ya que en general esos inversores finales no tienen el apalancamiento con el que trabajan los bancos.

Más suben Ibex 35
Viscofan 49,00€ 1,60 3,38%
Red Eléctrica 15,76€ 0,35 2,24%
Grifols-A 29,61€ 0,11 0,37%
Acerinox 6,03€ 0,02 0,33%
Inmob. Colonial 7,97€ -0,02 -0,25%
Más bajan Ibex 35
ACS 15,85€ -1,26 -7,36%
BBVA 3,07€ -0,21 -6,28%
Banco Sabadell 0,48€ -0,03 -6,01%
Banco Santander 2,31€ -0,14 -5,88%
Bankinter 3,22€ -0,20 -5,79%

El problema no está tanto en los bancos como en las empresas. Por supuesto, si la recesión del Covid-19 se descontrola existe el riesgo de que el shock exógeno acabe infectando a la banca también, pero inicialmente el impacto del shock se lo están llevando las empresas. Lo importante, por tanto, es ser capaces de aguantar sin caer en una cadena de quiebras las semanas o meses de parálisis de la actividad, y esa es la gran incertidumbre que hay porque no sabemos cuánto tiempo va a durar la situación actual.

La pérdida de ingresos de las empresas implica no sólo un problema de liquidez temporal sino pérdidas reales, un agujero en su capitalización que si es demasiado grande puede acabar en quiebra. Un proceso de quiebras generalizado implicaría un proceso recesivo más duro y prolongado y de más lenta recuperación. Para evitarlo, se están tomando medidas de apoyo por los bancos centrales y los Gobiernos: liquidez, avales, medidas fiscales que pueden llegar a incluir rescates de alguno de los sectores más dañados por la crisis. El de las líneas aéreas sería uno de ellos.

La pérdida total de ingresos de las compañías, si se prolonga, les lleva a una quiebra segura. El crédito podría ser una ayuda temporal para que puedan ir haciendo frente a sus pagos, pero llegaría un momento que la carga de deuda sería inasumible. Sería necesario entonces un rescate en toda regla que implicara el empleo de fondos públicos para recapitalizar las compañías hasta que el inversor privado pueda volverse a hacer cargo de las mismas.

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