Bienvenidos a la ceremonia de entrega de los Óscar de Bolsamanía. Gracias a todos por asistir. Ahí tenemos a Meryl Streep, Brad Pitt, Christian Bale y toda estrella que no puede faltar en día glorioso para la vida política y económica de España.
Pedro Sánchez no ha tenido más remedio que rendirse y convocar elecciones. Le han abandonado sus aliados independentistas porque, oh sorpresa, querían que el diálogo fuera sobre la independencia, quién lo iba a pensar. Y le han tumbado los presupuestos. Eso nos libra de todas las subidas de impuestos y del gasto que contenían las cuentas, y nos aboca a las terceras elecciones en cinco años.
DIA y sus accionistas se la jugaron a la ruleta rusa y han perdido. El inversor Mijail Fridman, dueño del 30% de la empresa, ha lanzado una opa a 0,67 euros para hacerse con todo el capital. Si lo consigue, pondrá 500 millones en una ampliación de capital imprescindible para que la cadena evite la quiebra. Porque ese es el problema: DIA perdió 352 millones en 2018, así que, sin nuevos recursos, está condenada.
Como Anacleto, el BBVA pretende hacernos creer que Francisco González no se enteraba de nada de los manejos de esa persona de la que usted me habla, como diría Rajoy. O sea, del superagente 86 cañí, Villarejo, contratado por el banco para, supuestamente, espiar a políticos, empresarios y periodistas. Eso es lo que dice el sucesor de González, Carlos Torres. Y añade que FG tiene la conciencia muy tranquila:
