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¿Es Westworld un drama solo apto para personas inteligentes?

El elenco de Westworld es impresionante. Su cinematografía es hermosa. Su concepto central es tan intrigante como innovador.

Entonces, ¿por qué resulta que el drama de HBO cuesta a veces de digerir?

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Puede que haya fans de la serie que analicen cada detalle, a los que no les cueste para nada tener que percibirlo todo como si fuera un compendio de «huevos de pascua» que descubrir a cada rato y eso es precisamente de lo que hablan otros muchos fans. Que en ocasiones (muchas), Westworld toma a los espectadores por tontos o se las da de serie demasiado profunda cuando en realidad, todo en ella podría ser más simple.

El espectador medio de la serie, el que disfruta siguiendo a los robots en sus bucles (o la falta de ellos)  podría pensar que el significado de la personalidad de la serie es el de mirarse al ombligo constantemente de modo que cuando uno ve uno de sus episodios, como el final de la segunda temporada emitido el pasado domingo, llega a la conclusión de que tal vez es demasiado «tonto» para seguir viendo algo que parece tan «profundo».

Es fácil sentirse frustrado con la narrativa de la serie en más de una ocasión, y eso lo reafirma el final de la segunda temporada, no solo por sus 90 minutos, sino por todos esos recuerdos fracturados de Bernard y una escena «post-creditos» que dejaría a más de uno clavado en el sillón y a otros tantos intentando entender que demonios está pasando.

Vale, la segunda entrega nos proporcionó un montón de respuestas y un importante avance de la trama. Tenemos algunos misterios nuevos que explorar en la tercera temporada. Tuvimos muchos minutos de Bernard y Ford (o el imaginario de ellos o su cerebro o lo que sea) conversando sobre si la libre voluntad realmente existe pero ¿en qué posición nos deja eso como espectadores? con ganas de más evidentemente, pero también con ganas de decir ¿soy yo la única persona que no entiende nada?.

Ante tanto sentimiento de ignorancia al ver Westworld es inevitable hablar de Lost, otro programa de ciencia ficción marcado tanto por arcos de genialidad como por temporadas que eran más que discutibles. Ambas series tienen una trama contundente que ya de por sí funciona, pero las dos derivan en cuestiones filosóficas que provocan grandes discusiones entre los fans. No digo que Westworld o Lost tuvieran que ser series lineales, con una trama que entienda hasta un niño de cinco años, pero tampoco es cuestión de que se nos vaya de las manos y queramos rizar el rizo más de lo aconsejable.

El espectáculo sería mucho más fuerte, en mi opinión, si se centrara más en tramas como el heroico viaje de Maeve para salvar a su hija. Pero deriva en otra cosa y aunque atrape y a muchos les apasione, cierto es que otros muchos espectadores acabarán abandonando el parque mucho antes de que los responsables, Lisa Joy y Jonathan Nolan nos descubran qué pasa realmente con los «hosts» quién lo es realmente y quién no, o si como en Lost acabaremos todos en el cielo….aunque sea el de los robots.

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