• La dimisión de Sánchez allana el camino para lograr la abstención que precisa el líder del PP
  • El reloj sigue corriendo y serán claves los acontecimientos en el PSOE y en la Zarzuela
Mariano Rajoy

La dimisión de Pedro Sánchez no solo genera impacto en la calle Ferraz. En otra calle madrileña, en Génova, donde el Partido Popular tiene su cuartel general, también acelera el pulso. Tras su marcha, los populares saben que tienen 30 días para evitar las terceras elecciones. Y la maquinaria ya está en marcha para acceder antes a la presidencia.

Estaba claro. A la Moncloa se llegaba por Galicia y País Vasco. Y los hechos lo están confirmando. Menos de una semana después de los comicios en ambas comunidades autónomas, Pedro Sánchez ya ha pasado a ser historia en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Completamente contra las cuerdas y derrotado por el Comité Ejecutivo de la formación socialista, este sábado ha presentado su dimisión.

Tras la renuncia de Sánchez, el camino hacia el Palacio de la Moncloa pasa ahora directamente por Ferraz. Mariano Rajoy, esperando y viendo, está comprobando cómo se abren las grietas en Podemos y cómo Pedro 'No' Sánchez ya no manda en los socialistas, sabe que tiene 30 días para evitar las elecciones. El plazo expira el 31 de octubre, y sabe que no tiene tiempo que perder.

Aparentemente, la histórica revolución vivida en el PSOE y la dimisión de Pedro Sánchez allanan el terreno para que logre la abstención socialista que le convertiría en presidente con el respaldo de los 32 diputados de Ciudadanos. Pero si algo han demostrado los últimos nueve meses es que no conviene dar nada por hecho. Y el reloj apura a los populares.

EL CAMINO QUE QUEDA POR DELANTE

Primero, necesita que el PSOE ponga el suficiente orden en casa y saber si ese orden desemboca en esa abstención. Es decir, en la voluntad de querer rearmarse desde la oposición, aparcando definitivamente el deseo de aspirar a gobernar con 85 diputados.

Segundo, precisa el apoyo de Ciudadanos. Tampoco parece un escollo insalvable, pero sabiendo que las opciones de Rajoy crecen por momentos, y que sus 32 votos son imprescindibles, la formación liderada por Albert Rivera podría elevar el precio del su apoyo, sobre todo con el otoño caliente que puede esperar al PP en los juzgados.

El escenario ha cambiado y unas terceras elecciones pueden traer nuevos riesgos para el PP por la migración de votos socialistas a Podemos y por la potencial revitalización de Pablo Iglesias

Y en tercer lugar, A Rajoy le hace falta que Felipe VI inicie una nueva ronda de contactos para activar otra sesión de investidura. Y que dé tiempo para que todo encaje con los reglamentos y calendarios establecidos. El monarca optó por dejar pasar un tiempo prudencial y, fundamentalmente, por esperar a conocer el resultado de las elecciones gallegas y vascas antes de convocar de nuevo a los líderes políticos por si se producían novedades. Y vaya si se han producido. El panorama, desde luego, ha experimentado una modificación sustancial, y la incógnita reside ahora en cuándo empezará a verse de nuevo con los partidos.

Si se dan todos estos requisitos, Rajoy llegará a tiempo para impedir las terceras elecciones. ¿Y por qué querría impedirlo, si el resultado del 26-J y los últimos acontecimientos hacen prever que volvería a incrementar sus diputados en otra cita con las urnas? Porque el escenario ha cambiado. Y el riesgo de que el PSOE, tras la descomunal crisis de estos días, se hunda y de que se produzca una enorme migración de votos hacia Podemos, con un revitalizado Pablo Iglesias como auténtico mesías del voto de izquierdas, puede crecer exponencialmente. Tras tanto esperar y ver, Rajoy es consciente de que mejor el pájaro en la mano, que aspirar a los cientos que aún vuelan. Esperar ya le ha dado resultados. Ahora le toca actuar. Sin tiempo que perder.

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