• Steve Jobs lamentó al final de su vida haber rechazado los tratamientos convencionales y la cirugía para su cáncer, según aseguró en su libro
  • Marcos Alegre Vallés, un chico de 13 años murió en Huesca porque sus padres se opusieron a la necesidad de una transfusión de sangre
  • En octubre de 2012 la Fiscalía General del Estado estableció que los Testigos de Jehová no puedan oponerse a que sus hijos menores de edad reciban transfusiones de sangre
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El pasado jueves se hacía eco la posible enfermedad de la estrella de la música, Prince, al parecer el cantante podría haber sido diagnosticado de SIDA seis meses antes de su muerte, la polémica se ha provocado ya que el intérprete conocía su estado de salud y su contagio de VIH desde los años 90, que fue cuando contrajo la enfermedad, pero decidió no tratarse por un conflicto ético entre los procedimientos sanitarios de cura y su religión.

En muchos de casos la medicina y la religión se han visto en disputa, y el caso de Prince es un claro ejemplo, el cantante que murió la pasada semana con 57 años de edad contrajo el virus del VIH en la década de los noventa, pero se negó supuestamente a recibir tratamiento debido a sus creencias religiosas como Testigo de Jehová, razón por la que empeoró su estado de salud hasta desarrollar SIDA, que le diagnosticaron el año pasado.

Ahora el debate está sobre la mesa, ¿Puede la religión matar?

Finalmente el empresario lamentó al final de su vida haber rechazado los tratamientos convencionales y la cirugía para su cáncer, según aseguró en su libro, Steve Jobs.

Hay otro caso muy conocido en el que el paciente decidió como tratarse y como conducir su enfermedad por motivos éticos y religiosos, Steve Jobs, que murió de un tipo poco común de cáncer pancreático el 5 de octubre de 2011, el magnate de los negocios del sector informático fue diagnosticado en 2003 de un tumor neuroendocrino, este decidió llevar un tratamiento acorde a su ideología por lo que intentó llevar una dieta vegana, acupuntura, remedios de herbolaria y otros tratamientos que encontró en Internet, consultó a un psíquico, e incluso siguió los consejos de un médico que aplicaba dietas a base de zumos, limpiezas de intestinos... Finalmente el empresario lamentó al final de su vida haber rechazado los tratamientos convencionales y la cirugía para su cáncer, según aseguró en su libro, Steve Jobs.

Un caso anónimo pero de gran difusión en los medios fue la muerte en Ballobar, un pueblo de Huesca, de Marcos Alegre Vallés, un chico de 13 años que se cayó de su bicicleta mientras paseaba en el año 1994, el chico tres días después de la caída sangró por la nariz y se puso pálido, por lo que sus padres lo llevaron al hospital y se le planteó la necesidad de una transfusión de sangre, pero estos invocaron la condición familiar de ser Testigos de Jehová, se opusieron a ella y solicitaron el alta para su hijo, a pesar de que los sanitarios aseguraron que no existían tratamientos alternativos.

En octubre de 2012 la Fiscalía General del Estado estableció que los Testigos de Jehová no puedan oponerse a que sus hijos menores de edad reciban transfusiones de sangre

Finalmente el chico murió y los padres fueron condenados a dos años y medio de cárcel por homicidio por la Sala Penal del Tribunal Supremo, que consideró que debieron convencerle para recibir sangre. En cambio, el Tribunal Constitucional, anuló la condena desde la apreciación de que el menor ejerció su derecho a la libertad religiosa, no estimó exigible que los padres se opusieran a tal ejercicio, en contradicción también con sus propias creencias.

En la actualidad, la oposición en España de los padres en este tipo de casos es ilegal, en octubre de 2012 la Fiscalía General del Estado estableció que los Testigos de Jehová no puedan oponerse a que sus hijos menores de edad reciban transfusiones de sangre en situaciones de urgencia en las que su vida esté en peligro, ya que en estos casos el médico puede aplicar el tratamiento sin necesidad de acudir ante el juez.

LA RELIGIÓN EN CONTRA DE LOS PROCESOS SANITARIOS

"Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien."

La religión en muchos casos puede ser determinante en el comportamiento de sus fieles frente a la medicina, en varias religiones la donación de sangre y el trasplante de órganos o tejidos, son acciones no aceptadas. Aunque la mayoría de las religiones apoyan la donación y el trasplante, muchas de ellas no lo hacen.

La religión más dura respecto a este tema es la de los Testigos de Jehová, ellos se oponen a los trasplantes por su tabú de la transfusión de la sangre, no se oponen a la donación en sí o recepción de órganos pero para ello tienen que estar completamente vacíos de sangre ya que no aceptan transfusiones de sangre de ningún tipo porque su propia biblia así lo dice.

(Génesis 9:4; Hechos 15:28-29), "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien."

El Sintoísmo, la religión nativa en Japón, considera todas estas acciones como significado de lastimar el cuerpo muerto. Las familias a menudo se preocupan porque la relación entre la persona muerta y los vínculos familiares se lastimarían.

Los textos sagrados de las principales y más antiguas religiones nunca podrían haber imaginado que la donación de órganos y de sangre alcanzaran el desarrollo al que han llegado en la actualidad. Por ello, son los líderes religiosos los que han interpretado en sus sagradas escrituras si estas acciones son contradictorias o no con los mandamientos que promueven.

El debate esta sobre la mesa, ¿Puede el fanatismo extremo en la religión matar?

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