MADRID, 2 (EUROPA PRESS)

La Asociación de la Prensa de Madrid ha recordado que la libertad de expresion e información "es una obligación irrenunciable para todos los periodistas, especialmente cuando se producen intentos de limitarla y hacerla desaparecer".

En un comunicado, coincidiendo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa, considera que "la inmediatez, la urgencia, la competencia desaforada" no pueden poner en peligro principios fundamentales de la profesión como "la independencia, la verificación y el respeto de los derechos de los demás".

"Los derechos a la libertad de prensa, a la libertad de expresión y a la información exigen una defensa y una protección perseverantes" porque, en opinión de la APM, "son muchos y constantes los intentos de los diferentes poderes por controlarlos, limitarlos y hasta tratar de anularlos, sobre todo cuando los medios sacan a la luz sus abusos".

Para la organización que preside Victoria Prego, todos los días se producen hechos que hacen pensar lo lejos que se está de poder considerar que la libertad de prensa es un terreno conquistado" como lo demuestran "los recientes casos de acoso y de amedrentamiento a distintos periodistas por el hecho de haber cumplido con su trabajo y con su función".

La libertad de prensa "es atacada y se resiente cuando desde algún pode se intenta amedrentar a los profesionales de la información con el propósito de que sus crónicas adquieran un sesgo más conveniente para sus intereses, independientemente de que ese sesgo responda o no a la verdad de los hechos o al criterio profesional del periodista".

No obstante, la APM también considera que existen "otro tipo de amenazas a la libertad de información que son menos evidentes en su forma pero que tienen consecuencias igualmente dañinas" como "los despidos y las drásticas rebaja salariales que generan "entre los profesionales un clima tal de precariedad, de inseguridad y de temor que debilitan muy gravemente la capacidad de las redacciones de defender y practicar una información libre"

Y, cuando esas presiones consiguen "vencer la resistencia" del profesional, "este deja automáticamente de ser un intermediario entre los poderes y la ciudadanía y pasa a convertirse en un topo infiltrado entre los que todavía ejercen como verdaderos periodistas".

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