MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

La misionera española en Burkina Faso y religiosa de la Congregación de María Inmaculada, Rosario Martínez, ha asegurado que las vocaciones nativas, es decir, las que nacen en el propio continente, son "las que van a llevar a África o a cualquier otra cultura a ponerse en marcha".

"Las vocaciones nativas son las que van a llevar a África o a cualquier continente o cultura a ponerse de pie, en marcha, a sembrar en lo mas recóndito de las culturas y de las realidades de los pueblos", ha afirmado en una entrevista con Europa Press con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas que se celebran este domingo.

Según ha precisado esta religiosa de 49 años, los "extranjeros" siempre serán eso, "extranjeros", y por mucho que quieran o por muy fuerte que sea el impulso del Espíritu no podrán "llegar a las raíces mismas" de las culturas en las que se han inmerso.

En todo caso, en África surgen vocaciones cada año y, concretamente, en Burkina Faso podrían alcanzar las 300 anuales, entre seminarios diocesanos y congregaciones religiosas, según su propia estimación. En cualquier caso, admite que también se constata un "cierto descenso" frente a años anteriores.

Mientras, en España, Rosario observa cómo se intenta "echar lo religioso de todos los ámbitos --familia, escuelas, universidades, lugares de trabajo, lugares de diversión e incluso de las iglesias--" quedando Dios como "el gran desconocido".

En este sentido, sobre el descenso del número de vocaciones, la religiosa cree que "el laicismo ha tenido mucho que ver". También admite que "a veces la Iglesia ha presentado la modernidad como enemiga de Dios, cuando en realidad Dios es la modernidad misma" y que "el peso de la tradición ha supuesto un freno en muchos casos también".

MISIONEROS VS. COOPERANTES

Rosario, como maestra de novicias durante 13 años y superiora de su comunidad, cree que la forma de atraer vocaciones es dar "testimonio de vida creíble" y "personas que vivan enamoradas de Jesucristo y de su causa". Según advierte, "ya no enganchan las obras apostólicas o el trabajo social" pues hay muchas "ONG y asociaciones que hacen dichos trabajos con muchos más medios".

A su juicio, lo que necesitan los jóvenes es "palpar y sentir el calor espiritual para arriesgarse a dejarlo todo por Jesucristo" pues cuando optan por la vida consagrada "no es para trabajar, por muy bonito que sea el trabajo, sino para entregarse desde la oración y el servicio" y porque atisban "la fraternidad en las comunidades".

La hermana Rosario cuenta que a ella le llegó la vocación en su adolescencia pero fue a los 18 años cuando se dio cuenta de que Dios la "invitaba a seguirle de manera particular, entregando la vida en el servicio cotidiano a hermanos del mundo entero".

En todo caso, asegura que en su corazón siempre ha sido misionera pues incluso antes de sentir la vocación a la vida religiosa deseaba pasar unos años de su vida en algún país subdesarrollado como cooperante.

Así, aunque desde 1987 ya era religiosa de Maria Inmaculada, sus superiores no la enviaron a la misión hasta haber pronunciado sus votos perpetuos. De manera oficial, Rosario es misionera desde 1994 cuando comenzó, tal y como lo describe, "una aventura maravillosa en el corazón del continente africano" y "con Dios".

Ahora, es responsable de un Centro de Promoción e inserción social donde 176 jóvenes de entre 12 y 22 años con problemas sociales y de todas las religiones reciben orientación y formación humana, social, cultural, espiritual y profesional.

En Burkina Faso, según cuenta, viven las dificultades propias del clima, de la salud y de no poder llegar hasta donde quisieran "por la inseguridad que se vive en África desde hace unos años".

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