• La documentación incautada en el domicilio el copiloto no indica que tuviera ninguna enfermedad física
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Sin indicios de una enfermedad física que pudiera acabar con su carrera de piloto, el sueño de su vida. Los últimos datos de las pesquisas policiales apuntan a que Andreas Lubitz no sufría un desprendimiento de retina del que se estaba tratando, tal y como aseguró el diario sensacionalista alemán, Bild. La Fiscalía de Düsseldorf, a cargo de la investigación del entorno del copiloto de Germanwings, no encontró evidencias de estas dolencias, según un comunicado difundido a los medios.

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En cambio, los encargados de la mayor investigación de este tipo que se ha llevado a cabo en Alemania, sí han explicado que el tripulante del vuelo GWI9525 que se estrelló en los Alpes, con 150 pasajeros a bordo, sí estuvo durante años, antes de conseguir su licencia, bajo tratamiento psicoterapéutico durante un largo periodo de tiempo por "tendencias suicidas”. Según Efe, el comunicado de la Fiscalía señala que "posteriormente, y hasta el final, hubo más visitas médicas con prescripción de baja, sin que en ellas se constataran tendencias suicidas o agresivas”.

La investigación gira en torno a las motivaciones de Lubitz para llevar a cabo el siniestro. Hasta la fecha, es el presunto culpable de haber manipulado los mandos del avión para proceder a un descenso controlado que lo llevó a colisionar contra un macizo de los Alpes franceses, tras impedir el acceso a la cabina de mando al capitán de la nave. No obstante, siguen sin encontrarse pruebas que pudieran haber anunciado lo sucedido o un mensaje en el que Lubitz asuma la autoría de la tragedia. La Fiscalía continuará analizando la documentación incautada en la casa de Lubitz en Düsseldorf y en la que compartía con sus padres en la localidad de Montabaur.

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La Fiscalía ni quiere ni puede entrar en especulaciones

La Fiscalía de Düsseldorf explicó que ha entrevistado a numerosos testigos del entorno personal y laboral de Lubitz y subrayó que "ni quiere ni puede" entrar en las especulaciones sobre cuáles pudieron ser los motivos que llevaron al copiloto a actuar como lo hizo, indica Efe. "Las autoridades que llevan el caso deben ceñirse únicamente a los hechos", recalcó este organismo ante el aluvión de informaciones acerca de la condición mental o física de Lubitz.

ENFERMEDADES MENTALES

Medios de todo el mundo han publicado noticias sobre que Lubitz podría estar bajo fuerte medicación, ya que según han explicado varios diarios internacionales, como Le Parisien, el copiloto había sido diagnosticado por un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y sufría trastornos del sueño. los médicos le habían recetado Olanzapina y Agomelatina, dos fuertes medicamentos antipsicóticos y antidepresivos con un notable efecto sedante.

Este medicamento se suele recetar sólo en casos graves de problemas de ansiedad ya que entre sus efectos secundarios se encuentra el de producir una fuerte sedación en los pacientes tratados con este compuesto, así como discinesia, es decir, movimientos involuntarios en todo el organismo, habituales en las enfermedades nerviosas.

Por otro lado, para el trastorno del sueño, los especialistas estimaron que lo más recomendable era recetarle Agomelatina. Este medicamento es un antidepresivo que también puede provocar efectos sedantes así como somnolencia.

ACCIÓN DELIBERADA

El otro centro de la investigación sobre las causas de la catástrofe aérea es la grabación del audio de la cabina de mando de los 30 minutos que duró el vuelo del Airbus A320 de la compañía Germanwings. Se suceden las filtraciones a la prensa de esta grabación y los últimos datos que se conocen revelan un hecho estremecedor: el copiloto, Andreas Lubitz habría estrellado el avión de manera completamente deliberada, ya que pudo haber planeado el siniestro de antemano.

Publica The Telegraph esta contundente revelación que se desprende de la conversación entre Lubitz y el capitán de la nave, Patrick Sondheimer. El medio explica que el copiloto “planeó cuidadosamente su decisión de dejar el piloto aislado fuera de la cabina y estrellar la aeronave”. Explica el medio que filtraciones de este audio ponen de manifiesto que Lubitz insistió instó varias veces a Sondheimer a que abandonara la cabina, para dejarlo solo a los mandos del avión.

Andreas Lubitz pudo haber planeado el siniestro de antemano

La transcripción empieza con el capitán Sondheimer dirigiéndose a los pasajeros para anunciar la rutina de vuelo y disculpándose por el retraso en el despegue. En los 20 minutos que siguen, el capitán se queja de que no ha tenido tiempo de ir al lavabo en Barcelona, hecho que aprovecha Lubitz para hacer su primer intento de persuadir a Sondheimer para que le deje el control de la nave.

Minutos después, cuando el vuelo alcanza los 30.000 metros de altitud, el comandante empieza a planear el aterrizaje y las respuestas de Lubit se tornan lacónicas e inquietantes, ya que contesta con expresiones como “eso espero” o “ya veremos”. Una vez completo el plan para el aterrizaje del avión, Lubitz vuelve a insistir a Sondheimer para que vaya al servicio. “Ya puedes ir”, le dice. Pasan dos minutos hasta que el capitán del vuelo GWI9525 acepta la oferta. Se escucha la puerta de la cabina cerrarse y ya no se vuelve a abrir. Poco después, el avión empieza a precipitarse.

LOS INTENTOS DEL COMANDANTE DE LA NAVE POR ABRIR LA PUERTA

Después de que los controladores aéreos intentaran ponerse en contacto con la aeronave, sin éxito, el capitán comienza a golpear la puerta, una vez que el avión ha comenzado a descender. Es entonces cuando se producen las últimas palabras del capitán: "Por el amor de Dios, abre la puerta". Tras esto, sólo se escucha un fuerte ruido metálico, que se supone es del impacto del hacha de emergencia que se lleva a bordo.

"Abre la maldita puerta". Estas fueron las últimas palabras que gritó el piloto del vuelo de Germanwings siniestrado antes de que el avión se estrellara el pasado martes. Palabras que reflejan la angustia por no poder acceder a la cabina de mandos.

"Por el amor de Dios, abre la puerta. ¡Abre la maldita puerta!", gritó el capitán Patrick Sondheimer durante los últimos instantes del vuelo, según revelan las grabaciones a las que la Fiscalía francesa ha tenido acceso y que contienen los once minutos desde que el capitán salió de la cabina hasta que el avión se estrella.

Los siguientes pasos de la investigación se centrarán en determinar si Lubitz manipuló los controles de vuelo para el descenso de la aeronave. La segunda caja negra podría ofrecer datos relevantes en este sentido.

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