• Las consecuencias se notarán en nueve o doce meses
  • Steen Jakobsen cree que se aceptan los Cisnes Negros
  • 'Preparémonos para un crecimiento menor'

Gaza, Irak, Rusia/Ucrania, Libia y Siria... Los conflictos bélicos vuelven a protagonizar el verano occidental y vuelven a desatar dudas internacionales como la capacidad negociadora de la diplomacia mundial o los intereses de las potencias económicas y políticas globales. Las reflexiones sobre el impacto de atroces conflictos como los de Gaza y Ucrania deberían ser ante todo de índole humana y humanitaria, una idea que impera para Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, quien no obstante desde su poder competencial ha redactado este mes un boletín sobre “La guerra y los mercados”. Jakobsen sitúa a la energía como “la prima de guerra” y alerta de que las consecuencias económicas de alcance global de un conflicto bélico tardan en llegar entre nueve y doce meses.

LA ENERGÍA LO ES TODO

“Todo lo que han hecho esta mañana ha supuesto un consumo energético: despertarse con la alarma de su móvil (que se ha estado cargando por la noche); preparar café; sacar la leche de la nevera; darse una ducha; conducir hasta el trabajo; y entrar en la oficina con el aire acondicionado encendido. Y así el resto del día seguiremos consumiendo energía”. Resulta obvio que la energía lo es todo en la vida cotidiana y, de ahí, que lo sea también en los cálculos macroeconómicos.

Jakobsen advierte que es el elevado nivel de consumo energético el que hace que resulte crítico en cualquier tipo de previsión económica que se realice, atender a las tendencias de los precios de la energía, pero el problemas es que las causas que las mueven suelen ser exógenas, es decir, vienen dadas y no se pueden manipular. En gran medida porque “los recursos energéticos mundiales se extraen principalmente en regiones en vías de desarrollo o de gran ,volatilidad,, que suponen un riesgo real de interrupción en el suministro”, explica el economista jefe de Saxo Bank, que concluye: “Aquí subyace un riesgo claro y cuantificable”.

La forma más sencilla de “medir” el riesgo geopolítico consiste en fijarse en el precio de la energía y así lo ha hecho Jakobsen que observa que, desde el 15 de julio, “la 'prima por guerra' o siendo más neutrales, la 'prima por interrupción' ha aumentado en 2 dólares: los consumidores de todo el mundo ya están pagando 2 dólares más por barril de crudo West Texas Intermediate”.

Conflicto de Gaza en directo.

Para Jakobsen la señal por parte del mercado de la energía sobre la demanda energética y el riesgo de que ya hayamos tenido suficiente es muy clara: “Preparémonos para un crecimiento menor, menor grado de certeza y más riesgos geopolíticos”. Sin embargo, el mercado mantiene la calma, ante las presunciones de que Israel se habrá contenido en un par de semanas y se encontrará la solución para el conflicto Rusia/Ucrania.

“Es completamente evidente que no se aceptan los riesgos de cola, los llamados Cisnes Negros”, yel mercado está 'perfectamente' con la información de que dispone y que pasa porque unos tipos de interés cero nos van a salvar y a todos nos han hecho comulgar con la idea de que el mundo real no importa”, reflexiona y llega a una conclusión muy dura pero cierta: “El desempleo, las desigualdades sociales, las guerras, los inocentes muertos y las imágenes de televisión de gente luchando para vivir un día más, son irrelevantes… excepto por el hecho de que para poder seguir viendo crecimiento mundial, tenemos que seguir viendo crecimiento en África, Oriente Medio y Europa Occidental”.

Existen causas por las que morir, pero ninguna por la que matar – Albert Camus

El impacto tardará, pero llegará, según Jakobsen, entre nueve y doce meses: “A toda acción le sigue su reacción. Si este estado de alerta se prolonga durante el verano, pueden estar seguros de que el aumento de los precios de la energía afectará de forma considerable, no solo al crecimiento mundial, sino también a los mercados”.

Desde Saxo, Jakobsen no olvida que los verdaderos perdedores son los hogares que pierden a sus seres queridos. “Camus tenía razón. No hay ninguna razón por la que morir, pero muchas por las que luchar”.

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