Después de la decisión del Banco Central Europeo de no aceptar como garantía la deuda griega ante la falta de confianza de la institución en la capacidad de Grecia para cumplir sus actuales obligaciones con la zona euro, se plantea un panorama realmente complejo para los bancos griegos.

La decisión del BCE podría significar un corte del grifo de liquidez para los bancos griegos. De manera que podría generar problemas a la banca si los clientes tratan de retirar dinero de sus entidades, y éstas no pueden ofrecérselo.

Peter Boockvar, jefe de análisis de mercado de Lindsey Group, ha asegurado que “estas noticias pueden hacer temer a los depositantes y resultar en más retiradas de dinero masivas”.

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