• Su legislatura comienza con un país muy dividido tras un duro e igualado 'combate' electoral
  • La incógnita reside ahora en sí cumplirá sus polémicas promesas electorales
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El mundo se frota los ojos ante la sorpresa; los estadounidenses no. El nuevo presidente electo de los Estados Unidos de Norteamerica se llama Donald Trump. Y tras una carrera electoral llena de polémica y aparentemente igualada con Hillary Clinton, el candidato republicano ha logrado convertirse en el nuevo inquilino de la Casa Blanca y, desde esa sede, buscará “Make America great again" que rezaba su eslogan.

Un mensaje de orgullo nacionalista que ha logrado calar más allá de las zonas rurales de los estados del centro y el sur del país, sorprendiendo a todas las previsiones, y ha logrado el respaldo de estados como el 'latino' estado de Florida o el 'simbólico' Ohio. Comienza la era Trump con el objetivo de devolver, desde su punto de vista, a Estados Unidos al trono del país más importante del mundo y derrotar a la China en esta disputa y luchar también contra México en su 'guerra' comercial.

Y lo más llamativo es que ha logrado el triunfo no sólo derrotando a las encuestas, sino ganando a todo y a todos. Ha ganado a la opinión publicada, al propio partido, el republicano, al que representaba y con cuyo apoyo no ha contado y, sobre todo, a Hillary Clinton. Y a todo lo que ella representaba como candidata absoluta del 'establishment', del sistema al que tanto ha criticado y atacado Trump.

El duro lenguaje que ha utilizado Trump en este proceso ofrece un escenario con fieles seguidores y fuertes detractores

Eso sí, el camino para alcanzar sus objetivos se antoja complicado para Trump. La contienda electoral ha sido sin cuartel entre la demócrata y el republicano y, aunque el veredicto de las urnas ha dado por zanjada la disputa, las malas artes empleadas en este proceso ofrecen un escenario complejo: un país dividido y con cierto olor a ceniza tras el lenguaje incendiario que se ha empleado. Y unir ambas partes será complejo considera el politólogo Ignacio Martín-Granados. "Su lenguaje poco presidencial y, principalmente, su orgullo de no pagar impuestos complican mucho su mandato”, apunta.

Desde luego, el duro lenguaje que ha utilizado Trump en este proceso ofrece un escenario con fieles seguidores y fuertes detractores. Y el mundo, como apunta el autor de "Hillary Clinton versus Trump: el duelo del siglo", Jorge Díaz-Cardiel, “está con el corazón en un puño sobre su toma de decisiones en materia económica, inmigración y política internacional”.

¿CÓMO PIENSA GOBERNAR?

Desde el punto de vista económico, Donald Trump ha apuntado que sus primeros objetivos son bajar los impuestos y regulaciones a los millonarios y las grandes empresas,para que estas inviertan en EEUU y creen trabajos para los propios norteamericanos, que ya no competirían con la mano de obra ilegal.

El magnate considera que las grandes fortunas han huido del país a Latinoamerica y Asia, y la vía para lograr que vuelvan al país es quitándoles restricciones e intervención estatal a las compañías que mueven el dinero. También pretende complementar estas medidas con la imposición de aranceles para los productos que vengan, principalmente, de China y de México.

Además, el nuevo inquilino de la Casa Blanca buscará asestar un duro golpe a las finanzas de los gobiernos locales, con importantes recortes en la seguridad pública y otros ámbitos en las que define como "ciudades santuario", aquellas con mayor presencia de inmigrantes. Otros temas en este campo son el de la actual política de salud pública (‘Obamacare’), con intenciones de desmantelarla sin planes para reemplazarla.

¿LEVANTARÁ EL MURO?

Uno de los aspectos que más dudas levantan es el famoso muro con México. Según apuntó durante toda la campaña, ese muro se llevará a cabo y será el Gobierno mexicano el encargado de costear esta importante infraestructura. Junto a ello, Trump tiene entre sus tareas en el Despacho Oval deportar a más de 10 millones de inmigrantes ilegales y decomisar el dinero que intenten enviar a sus países de origen. “Bad hombres”, aseguró en su último debate, y parece que este mensaje ha calado entre su electorado y entre una importante comunidad de “good hombres” repartidos por la nación.

Además, propondrá un cierre fronterizo total a los musulmanes y a los refugiados, como ha señalado en sus reacciones a todos los atentados a escala mundial. Todo ello, con la defensa acérrima del derecho de los norteamericanos de portar armas, una histórica postura del Partido Republicano y sus seguidores.

ADIOS OTAN, HOLA RUSIA

Aunque el republicano siempre se ha mostrado partidario de priorizar en Estados Unidos, sus principales objetivos en política exterior consistirían en la destrucción del Estado Islámico y el "islamismo radical", el incremento de las fuerzas militares y el rechazo de los tratados de libre comercio, aspecto que va de la mano con sus políticas económicas nacionalistas.

Por otro lado, su carácter podría complicar las relaciones con aliados tradicionales como Alemania, el Reino Unido y otros países de la OTAN, a la que en algún momento llamó "obsoleta". Otro aspecto curioso de la nueva legislatura de Trump será su peculiar relación con Rusia y, en concreto, con Vladimir Putin. El polémico magnate podría ser así el protagonista de un escenario casi sin precedentes: una alianza entre la Casa Blanca y el Kremlin.

Pero en el mundo Donald Trump todo parece sin precendetes. Los ciudadanos estadounidenses han opinado en las urnas y comienza desde hoy, en Estados Unidos y en el mundo, 'la era Trump'.

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