En un análisis, The Economist explica que los cuatro grandes partidos exhiben sonrisas forzadas y no han alcanzado sus mejores expectativas. Al contrario, la incertidumbre es la que reina tras las elecciones autonómicas y locales.
El Partido Popular, como recordó Mariano Rajoy, fue el partido favorito de los españoles, pero con una profunda caída respecto a 2011. El PSOE también retrocedió en votos y en la mayoría de comunidades y grandes ciudades perdió respecto a su rival histórico. La alternativa de “izquierda radical” de Podemos, también quedó lejos de lo esperado, mientras que Ciudadanos entra en diversos parlamentos regionales y ayuntamientos pero no llega a ser la llave habitual para los pactos.
La verdadera ganadora de la jornada electoral, asevera The Economist, fue la incertidumbre. Las elecciones dejan una fractura política insólita en España con partidos “idealistas” que surgen tras la crisis del euro como ha pasado en Italia o Grecia, en este caso con Podemos y con Ciudadanos.
Los españoles han roto el bipartidismo que había reinado en el sistema político hasta ahora, cansados de corrupción, austeridad y élites políticas “egoístas”. Pero el nuevo paisaje es un mapa político fragmentado.
Los españoles han roto el bipartidismo que había reinado en el sistema político hasta ahora, cansados de corrupción, austeridad y élites políticas egoístas
Hay pocas jurisdicciones que quedan con un partido capaz de gobernar en solitario, explica The Economist. En las elecciones regionales y municipales anteriores, los dos principales partidos combinados representaron el 65% de los votos; este año el PP llevó el 27% y el PSOE el 25%. El descenso habría sido más pronunciada si Ciudadanos hubiera competido por más ayuntamientos, y Podemos decidió postularse con candidatos bajo su propia marca en lugar de copias de un mosaico de grupos ad-hoc. La mayoría de los 13 gobiernos autonómicos elegidos el domingo, y ayuntamientos clave del país, necesitarán dos partes para llegar a un acuerdo, y algunos necesitarán tres o más. Una nueva cultura del pacto de decisiones políticas debe ser forjada.
Los mayores cambios se produjeron en dos ciudades más grandes de España, que parece que van a ser gobernados por grandes grupos apoyados por Podemos. Ada Colau, una ex activista de los derechos de vivienda, probablemente se convertirá en alcaldesa de Barcelona. En Madrid, Manuela Carmena, una ex jueza de 71 años de edad, quien co-fundó un grupo de abogados de izquierda en la década de 1970 (cinco de los cuales fueron asesinados por pistoleros de extrema derecha), parece haber derrocado el PP. Pero ambos necesitan socios para formar coalición, expone The Economist.
ANTI-AUSTERIDAD
Sus victorias se pueden ver como triunfos para la anti-austeridad y el movimiento indignado que tomó las plazas 2011. Madrid y Barcelona se convertirán en los laboratorios experimentales para “una nueva forma de política radical de izquierda”, asegura el análisis.
Los votantes rechazaron claramente la corrupción arraigada de los principales partidos de España, y quieren que el gobierno haga frente a la desesperación económica de España de pobres y desempleados.
El próximo concurso vendrá en Cataluña, que votarán por su parlamento regional en septiembre en una batalla de colores por las demandas de independencia. Mientras tanto, esperan meses de negociación de coaliciones en los gobiernos regionales donde se realiza gran parte del gasto público de España. Las alianzas obvias, tanto a nivel regional y nacional, son entre PP y Ciudadanos o entre PSOE y Podemos. Pero los partidarios de los partidos advenedizos no darán la bienvenida a este tipo de pactos.
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