• El retorno de la incertidumbre política perjudicará este lunes a los activos españoles
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Pedro Sánchez, en un acto en HuelvaEUROPA PRESS

La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE certifica el regreso de la incertidumbre política a España. En los mercados, eso es sinónimo de recelos por parte de los inversores. Si el Ibex necesitaba una 'excusa' para corregir, difícilmente encontrará una mejor.

Los inversores, desde luego, no tenían dudas de que 2017 iba a estar marcado en Europa por la política. Sin embargo, una vez superadas las citas de Holanda y, principalmente, de Francia sin que los peores presagios se cumplieran, el termómetro del ruido político se había enfriado considerablemente. Hasta este domingo. Porque el triunfo de Sánchez, temido en los mercados porque desempolva la incertidumbre política en España, incrementa la posibilidad de una legislatura fallida y aumenta las opciones de unas nuevas elecciones, sitúa de nuevo a la política en el centro del escenario. Y con España otra vez en un papel protagonista, como ya ocurrió durante la mayor parte de 2016.

Al Ibex, caminar sin grilletes políticos le estaba sentado genial en 2017. Hasta la fecha acumula una subida del 16%. En las últimas jornadas, eso sí, había transmitido mayores sensaciones de debilidad. Una vez por los bancos y otra por Brasil, la sensación es que el índice español buscaba una excusa para corregir. Y la puede encontrar en el triunfo de Sánchez.

También se le puede indigestar a la deuda pública. En lo que va de año, las ventas habían impulsado la rentabilidad del bono a 10 años del 1,35% al 1,56% -el rendimiento sube cuando el precio baja-, pero este aumento no se derivaba de ninguna cuestión política, sino del creciente debate sobre una futura retirada de los estímulos monetarios en la Eurozona. De hecho, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, apenas se ha movido. Ahora se encuentra en los 119 puntos básicos, cuando despidió 2016 en los 116 puntos. Sin duda, tanto el bono como la prima serán dos indicadores fundamentales para medir este lunes hasta qué punto los inversores calibran el impacto que el triunfo de Sánchez puede tener en los mercados financieros.

CON EL FOCO EN LA BANCA

Otro termómetro será el de la banca. A su tradicional conexión con la deuda pública, que abunda en sus carteras, se une esta vez que el ruido político emerge en un momento en el que el sector está pendiente del futuro de Banco Popular y de la unión de Bankia -en la que el Estado tiene una participación del 66%- y Banco Mare Nostrum (BMN).

Si, en efecto, los inversores 'compran' que el triunfo de Sánchez abrirá otra fase de incertidumbre en la política española, el sector lo notará. El retraso en la formación de Gobierno en 2016 ya fue determinante en la paralización de las operaciones previstas en la banca durante el pasado ejercicio. Este año parecía que iba a ser otra historia. Hasta ahora. Desde luego, lo que parece difícil es que, si de verdad España camina hacia otras elecciones, Bankia figure entre los candidatos reales para comprar el Popular, una operación que podría también podría complicarse incluso para los gigantes del sector, el Santander y BBVA, por aquello de no querer dar ciertos pasos en momentos inciertos. En ese supuesto, el reloj correría radicalmente en contra del Popular, cuyo futuro en solitario está ya descartado y al que sólo le queda la salida de ser comprado.

DUDAS SOBRE LA ECONOMÍA

Al mismo tiempo, el triunfo de Sánchez reactiva los recelos con respecto a la propia marcha de la economía. Hace unos días los dos principales bancos de inversión de EEUU, JP Morgan y Bank of America Merrill Lynch (BofA), daban la voz de alarma, asegurando en sendos informes mandados a sus clientes que la victoria de Sánchez sería perjudicial para la economía española. En concreto, alertaban de que si ganaba las primarias del PSOE eso traería inestabilidad política al país, porque casi con toda seguridad no estaría dispuesto a colaborar con el Gobierno de Mariano Rajoy y eso pondría en peligro la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017, actualmente en trámite parlamentario.

Por ahora, el triunfo de Sánchez resucita la incertidumbre. De sus intenciones reales dependerá el verdadero impacto en los mercados. Es decir, si desencadena una corrección pasajera o un auténtico rebrote de la desconfianza

Conviene recordar que si el Ejecutivo no logra sacar adelante las cuentas públicas, esa situación podría desembocar en la convocatoria anticipada de elecciones, algo que según estas dos entidades financieras sería "fatal" para España. Advertían, de hecho, del riesgo de que las previsiones de crecimiento de 2017, elevadas recientemente por Bruselas hasta el 2,8%, podrían tambalearse si vuelve la inestabilidad.

Todo ello anticipa un lunes caliente para los activos españoles. De las intenciones auténticas que Sánchez manifieste dependerá si se trata de una corrección pasajera que abra una oportunidad de entrada o si, por el contrario, genera una oleada mayor de desconfianza con respecto al mercado español.

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