Se requieren unos mínimos de porcentaje de voto y escaños, pero la última palabra está en manos de las nuevas Mesas de las Cámaras

MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

Los partidos contarán con cinco días hábiles desde la constitución de las Cortes Generales (19 de julio) para crear sus grupos parlamentarios en el Congreso y en el Senado, es decir, hasta el lunes 25 de julio, siempre y cuando las Mesas de ambas Cámaras no amplíen ese plazo si los consideran oportuno.

En la legislatura que arrancó en enero este trámite resultó complicado por las aspiraciones de En Comú Podem, En Marea y Compromís-Podem de tener voz propia en el Congreso, frenadas por la Mesa de la Cámara Baja. Esta vez, con la experiencia adquirida estos meses, todo apunta a que será más fácil porque estas confluencias asumen la idea de compartir espacio.

El Reglamento del Congreso, en su artículo 23, contempla dos vías para poder crear un grupo parlamentario. La más directa es obtener al menos 15 escaños en las elecciones generales de este domingo. Esto garantiza que los cuatro principales partidos nacionales (PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos) puedan constituirse en grupo, ya que las encuestas dan por hecho superarán ese mínimo de 15 escaños.

Aquella formación que no llegue a ese umbral tiene una segunda vía para formar grupo en el Congreso: haber logrado al menos cinco diputados y, además, aglutinar el 5% de los votos a nivel nacional o bien un 15% en aquellas circunscripciones en las que se presentó candidatura.

VÍAS ALTERNATIVAS

En la pasada legislatura tanto Democràcia i Llibertad (DL) --ahora Convergència (CDC)--, Esquerra Republicana (ERC) y el PNV crearon grupo parlamentario por esta vía. Eso sí, con las dos formaciones independentistas catalanas la Mesa del Congreso hizo una interpretación laxa del Reglamento puesto que ninguna de ellas reunía el 15% de los votos en todas las circunscripciones en las que se presentó: de hecho, lo conseguía en Girona, Lleida y Tarragona, pero no en Barcelona.

En todo caso, tanto el PP como el PSOE no pusieron peros en la Mesa para que los independentistas tuvieran sus propios grupos arguyendo que, como en otras legislaturas, ha de considerarse el 15% de votos en el conjunto de la comunidad --donde sí logran ese porcentaje--, y no en cada una de las provincias. En anteriores etapas dictaron criterio distinto.

A esta vía de más de cinco diputados con un porcentaje de voto determinado se agarraron también las confluencias de Podemos para intentar tener grupo parlamentario propio, pero en su caso la Mesa del Congreso no lo autorizó.

Y es que ese mismo artículo 23 incluye un segundo apartado que impide que diputados de un mismo partido puedan constituir grupo parlamentario separado (medida que se tomó para acabar con la multiplicación de grupos socialistas territoriales en la transición) y que lo formen diputados de formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado (prevención contra el transfuguismo).

Como las confluencias incluyen a diputados de Podemos, la Mesa no permitió que En Comú o Compromís-Podemos tuvieran sus propios grupos. En ese contextó, los cuatro parlamentarios de Compromís optaron por quedarse en el Grupo Mixto en vez de quedarse con Podemos.

Está por ver si en julio las confluencias repetirán sus demandas confiando en que la composición de la mesa del Congreso haya cambiado y el reglamento se interprete con mayor flexibilidad, ya que el órgano de gobierno de la Cámara es quien tiene la última palabra.

PRÉSTAMOS DE DIPUTADOS

Hay una tercera vía para intentar formar grupo sin los cinco escaños que se requieren, que es la de recurrir a préstamos, puntuales o no, de diputados de otros grupos. En anteriores legislaturas, esta práctica se permitió a Coalición Canaria (CC), a Unión, Progreso y Democracia (UPYD) y a IU-ICV y ERC.

Sin embargo, en enero ERC, IU y Bildu trataron de conformarse como grupo parlamentario pero los representantes del PP y de Ciudadanos en la Mesa del Congreso lo vetaron al considerar que el objetivo de esta alianza perseguía únicamente poder cobrar la subvención por 'mailing' a que da derecho y, después, pasarse al Mixto.

Ese Grupo Mixto es donde recalan todos los diputados que no se han adscrito a un grupo. En la pasada legislatura lo integraron
14 diputados de seis partidos distintos (4 de Compromís --que se descolgaron de la confluencia valenciana con Podemos--, dos de IU y otros tantos de Bildu y de UPN, y uno de Foro Asturias, otro de Coalición Canaria y un tercero de Nueva Canarias). A ellos se sumó el exdiputado 'popular' Pedro Gómez de la Serna como independiente.

EN LA CÁMARA ALTA SE NECESITAN DIEZ SENADORES

En el caso de la Cámara Alta, el Reglamento se limita a establecer que son necesarios diez parlamentarios para formar grupo propio, aunque luego el número puede reducirse, pero en ningún caso podrá quedarse por debajo de seis.

Es habitual en el Senado que los partidos se presten senadores y que PP y PSOE cedan uno o varios nombres a formaciones menores para que alcancen el número de diez exigido por el Reglamento. Una vez que el grupo está inscrito y empieza a funcionar, esos parlamentarios prestados vuelven a su formación de origen. En la pasada legislatura, el PSOE cedió dos senadores a Esquerra Republicana y otros tantos a DL, una decisión muy cuestionada desde el PP.

Los senadores de las formaciones autonómicas, que suelen tener menos de cinco representantes, pasan a un Grupo Mixto. En esta última legislatura tenía componentes entre otros de Ciudadanos, Bildu, Geroa Bai, UPN, Coalición Canaria y Foro Asturias.

VENTAJAS POLÍTICAS Y ECONÓMICAS

Tener grupo propio supone grandes ventajas políticas, económicas y de medios. Quien lo constituye tiene garantizada su representación en todas las comisiones parlamentarias, en la Diputación Permanente y voz propia en la Junta de Portavoces y capacidad para intervenir en todos los debates en igualdad de condiciones; mientras que dentro del Grupo Mixto hay que repartirse tiempos de intervención y asientos en las comisiones.

En las sesiones de control, tener grupo propio posibilita entrar en los cupos de preguntas e interpelaciones al Gobierno, así como ventajas a la hora de incluir sus proposiciones no de ley en los plenos, pero en el Grupo Mixto todo ese 'pedazo de tarta' debe distribuirse a partes iguales.

En el plano económico, por ejemplo, durante la anterior legislatura las fuerzas políticas que se constituyeron en grupo recibieron en el Congreso una subvención fija de 28.597,08 euros mensuales y otra variable, en función del número de diputados componían el grupo, que ascendía a unos 1.645,49 euros mensuales por escaño. El sistema en el Senado es idéntico, aunque varían las cantidades.

Además, sólo habiendo conseguido grupo parlamentario propio se puede acceder al cobro de las subvenciones por envío gratuito de propaganda electoral durante la campaña. Y las ventajas se prolongan para las siguientes elecciones, porque los que ahora lo consigan tendrán opción a presencia en los futuros debates electorales y planes de cobertura informativa de los medios públicos.

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