• Pocos hablan de la existencia de negociaciones ‘subterráneas’ para alcanzar un acuerdo ‘in extremis’
  • El Rey no aprobará a otro candidato si no le lleva los apoyos suficientes
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Dos meses después de las elecciones del 20 de diciembre, ni hay presidente del Gobierno ni hay matemáticas que cuadren para que lo haya en las próximas semanas, a pesar del optimismo de Pedro Sánchez, quien en su momento recomendó la serie sobre política danesa Borgen para explicar el momento actual, la cuál muestra posibles soluciones para desbloquear este escenario que incluso podrían no pasar por el propio Sánchez o por Mariano Rajoy.

El escenario es complejo, una partida de ajedrez en la que está claro quién participa pero no cuáles son las estrategias de cada jugador. Para intentar arrojar más luz a este tablero, hay que responder a diez preguntas.

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1. PERO, ¿DÓNDE ESTAMOS AHORA MISMO?

Rajoy: “Yo creo que (Pedro Sánchez) no va a salir. Lo más probable es que haya elecciones el 26 de junio, lo más probable”

Metidos en “un lío enorme”, según palabras de Mariano Rajoy, presidente de Gobierno en funciones. Así describía el jueves la situación poselectoral: “Uno tiene 69 (Podemos), otro 40 (Ciudadanos), y luego hay unos cuantos con 7 u 8 (nacionalistas)”, ha dicho sobre el reparto de diputados en el Congreso a otros líderes europeos en Bruselas, 'pillado' por las cámaras. “Yo creo que (Pedro Sánchez) no va a salir. Lo más probable es que haya elecciones el 26 de junio, lo más probable”.

Más allá de los pronósticos de Rajoy, lo único seguro es que el líder del PSOE intentará la investidura el 2 de marzo y, en caso de no conseguir el apoyo mayoritario del Congreso, lo volverá a intentar el 5 de marzo. De hecho, Sánchez ha asegurado que confía en llegar a un acuerdo para formar Gobierno a finales de mes aunque, por ahora, lo que sabemos es que Podemos presentó un documento con medidas económicas que incluyen un aumento del gasto público de 96.000 millones de euros, y exige un referéndum en Cataluña, dos puntos que dificultan el pacto.

Es más, según apunta Vozpópuli, a la presidenta andaluza, Susana Díaz, le ha llegado de altas instancias del Gobierno la información de que si la investidura de Pedro Sánchez fracasa el 5 de marzo, Mariano Rajoy tiraría también la toalla, movimiento que ayudaría a cuajar finalmente un pacto entre el PP, el PSOE y Ciudadanos que evitaría la repetición de las elecciones. El nuevo mapa de maniobras descansa en tres hipótesis: el fracaso de la investidura de Sánchez el 5 de marzo, el abandono de Mariano Rajoy al día siguiente y la formación de un Gobierno entre los dos grandes partidos en el que participaría también Ciudadanos", destaca el diario.

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2- ¿NOS ESTAMOS PERDIENDO ALGO CON RESPECTO A PODEMOS?

Muchas cosas… especialmente un pretendido intento de darle un buen susto a Rajoy. Tras el ruido de los titulares empieza a sonar de fondo una melodía que dibuja un escenario táctico muy de la ‘vieja política’. En ese sentido, algunos medios han publicado -y diversas fuentes cercanas confirman- la existencia de negociaciones ‘subterráneas’ entre PSOE y Podemos para alcanzar un acuerdo ‘in extremis’. En este contexto, tras una fallida investidura de Sánchez, los grupos de Iglesias habrían cumplido con su ciclo narrativo –especialmente centrado en no pactar con “las derechas”, en referencia a Ciudadanos- y acudirían al ‘rescate’ del gobierno progresista para evitar un giro ideológico conservador unas semanas más tarde, posiblemente a finales de marzo. Aunque es cierto que parece una estrategia ganadora –muy tradicional y utilizada, eso sí, en política: primero, crear el problema y luego ofrecer la solución- lo cierto es que presenta muchos más problemas que los aparentes y que a buen seguro los de Iglesias deben estar ya valorando internamente. Especialmente tres:

El primero es que ese gobierno ‘in extremis’ daría por quemado a Pedro Sánchez, porque obligaría a reactivar todo el mecanismo de investidura con un candidato que ya habría pasado por el calvario de pedir a unos y otros durante meses primero y luego en el Congreso de manera pública, un acuerdo de mínimos. Segundo, obligaría al Rey a acceder a abrir un nuevo turno con el mismo candidato. Si bien es cierto que, como aseguran diversas fuentes, no va a proponer a nadie más sin los apoyos necesarios, no dejaría de parecer atípico el volver por segunda vez consecutiva a darle el mandato a Sánchez si una vez ya no lo consiguió.

En tercer lugar, el escenario ‘in extremis’ correría contra Podemos, aunque parezca lo contrario. En ese sentido, no olvidemos que la construcción de la base de votantes de dicho partido se ha beneficiado de dos factores: de un lado, la crisis económica salvaje que ha golpeado a España y, del otro, de atraer a un electorado amplio que abarca a muchos votantes del PSOE, es decir, del centro izquierda. Un acuerdo ‘atípico’ con los socialistas podría desincentivar al moderado progresista, que desconfiaría de la capacidad de los de Iglesias para ajustarse al protocolo democrático y expulsaría votantes de vuelta al PSOE.

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3- ¿QUÉ NOS DICE LA LÓGICA ENTONCES QUE HARÁ PODEMOS?

Si solo se tratara de eso, Podemos apoyaría al PSOE. Considerando que en ambos escenarios descritos arriba se acabaría produciendo este pacto, la lógica –frente a los titulares y posicionamientos enconados dentro y fuera de Podemos - invita a pensar que lo más evidente –y la estrategia más interesante- no sería otra que Podemos y confluencias se abstuvieran en la segunda ronda de votaciones a Sánchez o apoyaran al PSOE con concesiones sobre su propuesta inicial, que como ya dijimos es inaceptable para los socialistas.

4- UN MOMENTO, ¿NO DECÍAIS QUE PABLO IGLESIAS QUERÍA REPETIR ELECCIONES?

Sí, pero no. Y es que frente a las voces –internas en su partido y externas- que aseguran que Podemos está interesado en unas nuevas elecciones y pese a que los números y sondeos le den la razón, la lógica y la coyuntura no lo hacen.

Utilizando el famoso símil de Syriza y extrapolando el ejemplo al país heleno, queda patente ese famoso titular de “España no es Grecia”, sobre todo por el contexto económico, ya que el escenario para los próximos meses –salvo imprevistos- y aún por efecto de la inercia de la economía es de crecimiento continuado en nuestro país. Ese escenario de ‘ir a mejor’ o ‘no empeorar’, unido a todo lo anteriormente comentado, puede hacer volver a muchos votantes al PSOE y más considerando el efecto del ‘voto útil’ en una repetición de elecciones. Además, ni siquiera se habría cambiado la ley electoral. Todo esto, unido a la realidad de que Podemos está fracturado internamente, a que Sánchez de manera inteligente se ha acercado a IU –posible aliado para ganar cuota de los de Iglesias- y que Ada Colau, una de las líderes más carismáticas de la organización política, ha establecido públicamente su deseo de formar un nuevo partido, podría traer un deterioro superior del voto en un escenario que no ha descontado el factor tiempo –el devenir de los meses hasta los comicios-, que haría retroceder a Podemos a los niveles de intención de voto que se publicaron tras estallar el famoso ‘caso Monedero’. Como poco.

5- ¿CÓMO AFECTA LA SITUACIÓN CATALANA A TODO ESTO?

La lógica dice que Iglesias apoyará a Sánchez el sábado 5 de marzo tras anunciarlo en el último momento

Reforzando la tesis del apoyo de Podemos al PSOE. Como decíamos, el hecho de que la negativa al acuerdo de cara a la galería se base en el titular repetido cientos de veces –el famoso ‘sí’ al ‘referendum catalán’- y la atinada estrategia de ‘dos voces’ del PSOE, con Felipe González de árbitro –Pedro Sánchez mirando a la izquierda y Susana Díaz a la derecha-, más la fuerza institucional que aún conserva el PSOE pese a su merma de votos, supone una amenaza clara para la posibilidad de Pablo Iglesias de seguir ganando ‘momento’ e incluso y como quiere, unas elecciones.

Conclusión: la lógica dice que Iglesias apoyará el sábado 5 de marzo –tras anunciarlo en el último momento para no exponerse demasiado de cara a su votante más radical- y que presionará desde la izquierda para generar una idea de inclusión en el sistema que le permita retener a la bolsa de votos del centro-izquierda y moderados.

6- ¿Y SI PODEMOS FINALMENTE DECIDE NO APOYAR A SÁNCHEZ, QUÉ PASA?

Entonces, el escenario sería de repetición de elecciones o el famoso momento ‘tercer hombre’ –o mujer, lo que pasa es que todos los nombres que se barajan en una operación de consenso son masculinos-. Veamos:

Si no se cumpliera el escenario anterior, es decir que Pedro Sánchez consiga salir investido con la abstención o apoyo de Podemos –o ídem por parte de Ciudadanos-, habría que pasar al siguiente posible escenario que también protagonizaría otro de los partidos de la ‘nueva política’. En este caso, Ciudadanos.

Pero antes de eso, retomemos la ecuación desde la investidura fallida de Sánchez. Una vez fracasada, habría que mirar al Rey, recordando que la Casa Real ya ha afirmado que no propondrá ningún candidato sin apoyos suficientes. Por lo tanto, y como Rajoy volvería a encontrarse como mucho de nuevo con el apoyo de Ciudadanos –insuficiente para abordar la investidura-, deja sólo un escenario posible: o encontrar un candidato que no sea Rajoy o Sánchez o bien acudir a nuevas elecciones el día 26 de junio.

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7- ¡OTRA VEZ! ¿PERO ENTONCES SE VAN A REPETIR LAS ELECCIONES O NO?

Tras la –oportuna- ‘pillada’ a Rajoy del jueves, mucho analista apuesta porque se repetirán las elecciones

Parece el deseo no sólo de Podemos sino también de Rajoy, pero, cuidado, eso no quiere decir que tenga pinta de hacerse realidad. A priori, tras la –oportuna- ‘pillada’ a Rajoy del jueves, mucho analista apuesta porque se repetirán: esto es así porque beneficia a los dos principales actores a ambos lados del espectro político y hace más daño a los que juegan alrededor del centro. Más aún: el tono con el que Rajoy comentó a Cameron este escenario era de total naturalidad. Conclusión: parece que se transmite que el Estado–e incluso la economía española- está preparado para poder esperar a unos nuevos comicios y la posterior formación de un Gobierno que, como bien recuerda Felipe González, podría no echar a andar hasta Septiembre, sin mayor perjuicio para la estabilidad del país.

Pero este escenario ‘ideal’ se cruza con la realidad de los propios partidos políticos y, sobre todo, con la situación actual de Cataluña –de nuevo-. El hecho de que no se conformara un Ejecutivo a tiempo para negociar o intentar solucionar la fractura catalana antes de que se deteriore la situación más aún o que pueda suceder cualquier situación económica inesperada supone que ese medio año no deje de ser un riesgo. El actual presidente en funciones, ‘tocado’ además por los casos de corrupción, y la muy sutil y poco comentada divergencia en la idea de la construcción del modelo territorial entre él y el líder de la oposición –más federalismo frente a mantener el ‘status-quo’-, Pedro Sánchez, unido a las dudas sobre legitimidad de un gobierno en funciones a la hora de tomar decisiones ejecutivas ante graves imprevistos, han hecho ya saltar las alarmas –y en el contexto no sólo de evitar a Podemos sino también de paliar este riesgo se entienden las presiones al PP para abstenerse en el momento de la investidura-.

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8- ¿Y ENTONCES? ESO ES QUE VIENE SOLANA ¿NO?

No pinta que salga tampoco este escenario. Volviendo a la hipótesis de un tercer candidato independiente y considerando, descartado completamente por parte de los dos grandes partidos el cambiar a sus candidatos a presidente, aparece la denominada ‘Operación Solana’, como se ha venido comentando en muchos medios –Bolsamanía fue de las primeros en desvelarlo, de hecho-. Así, la existencia de una operación para encontrar un candidato de consenso, a ser posible de gran relieve internacional y de consenso entre PP y PSOE se ha venido poniendo encima de la mesa varias veces, con diversos nombres como posibles ‘presidenciables’: Javier Solana –el gran favorito y que da nombre a la misma-, Julián Garcia Vargas, Eduardo Serra, José Manuel García Margallo… todos de currículum impresionante y con proyección internacional. Eso sí, esta operación tiene problemas para ponerse en marcha.

¿Por qué? De un lado, un gobierno con un nuevo candidato ‘externo’ pondría en peligro no sólo el futuro de los dos principales partidos políticos al cuestionar a sus líderes sin tener un reemplazo claro sino que también podría conducir –aquí, sí- a unas elecciones que ganara Podemos en alianza con IU tras una legislatura corta, cuestionando la legitimidad de dicha decisión.

Efectivamente, España no es Italia y la tensión que atraviesa nuestro país tanto a nivel ideológico como territorial podría acabar de complicarse de cara a la opinión pública al ofrecerle un candidato distinto a los que vienen negociando desde las elecciones. Peor aún, podría parecer que se castiga el trabajo continuado en pos de la gobernabilidad –teniendo como principal perjudicado en ese sentido a Albert Rivera- y que se refuerza, por tanto, la idea de la vieja política en detrimento de los ‘jóvenes’ sea cual sea su posición ideológica dinamitando, en fin, el discurso de reemplazo generacional y regeneración democráctica.

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9- VAMOS LLEGANDO A ALGO, ¿Y QUÉ ES ESO DE BORGEN?

Para Rivera la operación es simple: bastaría con que uno de los actuales ‘socios’ de Ciudadanos –El PP en la Comunidad de Madrid, el PSOE en Andalucía- apoyara la investidura

Una serie de televisión magnífica que, ironías del destino, recomendara Pedro Sánchez hace unos meses… sin darse cuenta de que podría estar señalando una opción que le pusiera fuera de La Moncloa. Ahora, cuidado con los spoilers.

Recordemos que en la danesa ‘Borgen’ se presenta un parlamento fragmentado con dos partidos mayoritarios, laboristas y conservadores, y un tercero en discordia en el centro, el Partido Moderado liderado por la protagonista, Birgitte Nyborg, que llega a la presidencia tras negociar a distintas bandas y tras una serie de conspiraciones y vericuetos de mayor o menor dramatismo. De aquí ya ha salido un nuevo escenario, la llamada operación ‘Borgen’, que inspirada en esta asombrosa pieza sobre estrategia y política, señalaría que el escenario más lógico antes de ir a nuevas elecciones sería más que colocar a alguien ‘ajeno’ a los comicios, probar a investir a Albert Rivera como presidente.

En este sentido, y tirando de las matemáticas, la operación es simple: bastaría con que uno de los actuales ‘socios’ de Ciudadanos –El PP en la Comunidad de Madrid, el PSOE en Andalucía- apoyara la investidura y el otro se abstuviera o incluso que hubiera un pacto de rotación de presidentes durante una legislatura que sería corta y enfocada a llegar a consensos amplios de corte constitucionalistas, con reforma de la ley electoral continuada...

10- ALBERT RIVERA… ¿PRESIDENTE A LA FUERZA?

Podría ser. Y eso que él mismo ha desmentido por activa y por pasiva que de darse ese escenario él accedería, algo que le honra. Sin embargo, todos los anteriores puntos pueden jugar contra sus deseos y acabar prácticamente forzado a aceptar una situación que, como en el caso de Podemos, desbaratara su estrategia original y forzara la mano de la ‘nueva política’ para conseguir dar forma a un Gobierno que, pese a lo dificultoso, puede y debe ser estratégico por todo lo que está en juego. ¿Acabará así la partida de ajedrez? Como se recuerda cada día en Madrid el escenario está “en continuo cambio” pero parece que serán los nuevos los que, finalmente, acabarán teniendo que rematar la partida incluso en contra de su propio criterio si a cambio se quiere poner a funcionar de nuevo al país.

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