• El Ágora todavía necesita un remate en su cúpula que asciende a 4,6 millones
  • En 19 años acumula una taquilla de 36,7 millones de entradas vendidas, el récord de 2003 cuando se inauguró 'L'Oceanogràfic' continúa intacto
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Algunos de los monumentos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

1.282 millones de euros dan para mucho. En la Valencia de los presidentes Eduardo Zaplana, José Luis Olivas y Francisco Camps dio para construir un planetario, un museo científico, un jardín botánico, el acuario más grande de Europa, un palacio dedicado a la ópera, un edificio multiusos y un puente que cruza el antiguo cauce del río Turia. Los seis edificios que componen la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el complejo diseñado por los arquitectos Santiago Calatrava y Félix Candela.

Aunque la idea partió del primer presidente valenciano de la democracia, el socialista Joan Lerma, que quería levantar el planetario, el museo y una torre de 382 metros de altura con un coste total de 150 millones de euros, el triunfo del Partido Popular en las elecciones de 1995 modificaron sustancialmente el proyecto.

El PP pasó de tachar el complejo como “faraónico” mientras estaba en la oposición, a hacerlo suyo una vez Zaplana ocupó el Palacio de la Generalitat. De tres infraestructuras se pasó a siete e incluso bajo el Gobierno de Camps se vislumbró la proyección de cuatro rascacielos de iniciativa privada que nunca llegaron a ver la luz.

De los 150 millones iniciales, el Gobierno de Zaplana elevó la factura el doble hasta los 308 millones de euros, pero después de 19 años, desde que se inaugurase en abril de 1998, los sobrecostes se han multiplicado por cuatro y la inversión se sitúa en 1.282 millones. Y el desembolso todavía no ha terminado, el último edificio construido, el Ágora, ha sufrido filtraciones de agua en su cúpula y necesita un remate final que supondrán 4,6 millones de euros adicionales, según el actual Ejecutivo valenciano.

El Palau de les Arts con problemas en el 'trencadís'.

Zaplana, que ha vuelto a ser protagonista en las últimas semanas y se encuentra investigado en la ‘Operación Lezo’, decidió presentar la Ciudad de las Artes el 16 de abril de 1998 pese a que las instalaciones no estaban concluidas. Un golpe de egolatría y electoralismo, pues los valencianos estaban llamados a las urnas un año después y el edificio del planetario y el cine Imax, L’Hemisfèric, sufrió obras hasta los últimos meses de 1999.

La empresa pública propietaria del complejo acumula una deuda de 575 millones de euros y registra pérdidas de forma sucesiva a lo largo de su trayectoria

El balance de estos 19 años no es del todo positivo, porque la empresa pública propietaria del complejo Cacsa acumula una deuda de 575 millones de euros y registra pérdidas de forma sucesiva a lo largo de su trayectoria. En 2016 perdió 14,1 millones de euros, 47 millones en 2015, 49,4 millones en 2014 y 47,4 millones en el año 2013. Sin embargo, el último ejercicio ha permitido a Cacsa reducir sus pérdidas un 70% tras alcanzar un acuerdo con el antiguo gestor de L’Oceanogràfic -acuario-, Parques Reunidos, para que la multinacional del ocio retirase sus litigios por impagos y de esta manera reducir las provisiones de 11,2 millones en gastos judiciales.

La sociedad ha podido cerrar el año 2016 con un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 816.000 euros, mejorando así el plan estratégico de la compañía que apuntaba a pérdidas en este concepto de 3,4 millones de euros. Su consejo de administración tiene el objetivo de reducir las pérdidas en 2017 hasta 8,3 millones, algo que será complicado por las obras en el Ágora y los gastos comprometidos con el actual gestor del acuario, Avanqua.

Los 19 años año de complejo cultural, científico y arquitectónico dejan un sabor agridulce a la sociedad valenciana. Sólo el Partido Popular ha defendido a capa y espada la Ciudad de las Artes en los últimos años y ha llegado a expresar en sede parlamentaria que gracias a esta infraestructura se han creado “40.000 puestos de trabajo” directos e indirectos. En cuanto al empleo directo, las estrecheces económicas llevó a un proceso de ERE y con ello el despido de 115 personas, una reducción de plantilla del 40%.

Según los datos facilitados por la empresa pública a Bolsamanía, en estos 19 años se han vendido 36,7 millones de entradas, con una taquilla que se disparó en 2003 por la inauguración del acuario mientras que ha ido menguando en los últimos años. La única buena noticia en estos datos de visitantes es que entre 2015 y 2016 se produjo un aumento del 9,65%.

Aunque visitantes ha habido cerca de 50 millones, puesto que durante buena parte de su funcionamiento las instituciones regalaban entradas, tal y como acreditó el Tribunal de Cuentas en 2012, que señaló que un tercio de las entradas al Palau de les Arts las cubrió Cacsa.

El actual Ejecutivo quiere revitalizar la instalación e intenta despejar todas las sombras de fracaso que pesan sobre los seis monumentos. A final de marzo, el presidente Ximo Puig e Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria laCaixa, firmaron un acuerdo de cesión del uso del Ágora para la instalación de un centro cultural durante al menos 50 años. La entidad catalana se compromete a invertir en su CaixaForum 18 millones de euros iniciales y un fijo anual de 5 millones.

CALATRAVA, EL ARQUITECTO DEL 12%

El arquitecto valenciano Santiago Calatrava ha bordado sus letras en oro en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El afamado urbanista ha sido el ‘alma máter’ de todo el complejo, salvo en algunos edificios en los que ha contado con la colaboración de otros conocidos profesionales como Félix Candela, que fue el artífice de la construcción de L’Oceonagràfic junto a Alberto Domingo y Carlos Lázaro.

Criticado por los partidos de izquierda valencianos y cercano a los gobiernos ‘populares’, ha defendido en todo momento su obra y el coste de sus trabajos, que se eleva a 94 millones de euros, un 12% de cada monumento aunque hubiese sobrecostes. Calatrava dijo en una entrevista a la revista especializada Architectural Record en 2012 que “el coste de la Ciudad de las Artes no es nada al lado del rescate de la banca española”, además de añadir que las críticas contra el proyecto son una simple “maniobra comunista”.

El Tribunal de Cuentas señaló en 2012 que un tercio de las entradas al Palau de les Arts eran invitaciones de las administraciones públicas

En la misma entrevista apunta que la factura de 94 millones de euros es muy modesta, puesto que hizo la arquitectura, el diseño y toda la ingeniería ."Soy el responsable de todo, desde el primer boceto hasta los edificios acabados", apuntilló.

El pasional arquitecto sufrió su peor trago durante las obra cuando el material utilizado en la fachada del palacio de la ópera se desprendió. Calatrava y las constructoras Acciona y Dragados, del grupo ACS, abonaron 331.000 euros para volver a colocar el trencadís en la instalación gracias a un acuerdo amistoso con la Generalitat. Otra piedra en el zapato la encontró en el exdiputado autonómico de Izquierda Unida, Ignacio Blanco, que dio a conocer los contratos entre el Ejecutivo regional y el arquitecto.

Blanco apuntó durante la presentación de estos documento que “la Ciudad de las Artes es un pozo sin fondo por dos razones fundamentales: la falta de definición de los proyectos de Santiago Calatrava, que hace poco fiables los presupuestos, y la improvisación y los caprichos durante las obras. Pero la culpa fundamental no es de Calatrava sino de quien lo permitió”.

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