• Si se lee entre líneas esta es la conclusión: González pide un Gobierno reformista…pero distinto al que se podría conformar en el contexto actual
  • El veterano socialista aboga por un entendimiento con Ciudadanos para evitar que Podemos siga ganando terreno

La entrevista a Felipe González en El País de este jueves, críptica pero con una carga de profundidad innegable, está dando lugar a todo tipo de especulaciones. Pero si se lee entre líneas el mensaje es nítido: González pide un Gobierno reformista… pero distinto al que se podría conformar en el contexto actual. ¿Por qué? Aunque el ex presidente no quiere poner en duda a a Pedro Sánchez, lo cierto es que Ciudadanos, en ese eventual pacto, preferiría que fuera una figura más consensuada entre ambas partes, mejor que el actual Secretario General del PSOE y que contara con las simpatías del PP si hubiera que buscar una abstención. Con todo, 'in extremis' importa más el formato del pacto y la hoja de ruta política que el candidato en sí.

González cree que España necesita desarrollar un proyecto reformista y regenerador que la ponga al día, incluso constitucionalmente

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De su análisis se desprenden dos cosas: primero, que si fuera necesario para llegar a un pacto, sigue sobre la mesa la existencia de una ‘operación relevo’ -la famosa ‘operación Solana’, de la que nos hicimos eco en exclusiva en este medio- si hubiera que encontrar en un último momento una nueva fórmula de liderazgo del gobierno y, segundo, la necesidad de encontrar una posición común con Ciudadanos para evitar que Podemos siga ganando terreno, que es lo realmente importante para Felipe González, así como buscar la abstención del PP.

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La veteranía de Felipe González -hace veinte años que dejó el gobierno y 19 que se apartó de la secretaría general del PSOE- le ha permitido conceder una entrevista de cuatro páginas de periódico sin que sea posible deducir directamente de ella una opción concreta de Gobierno, una recomendación explícita a Pedro Sánchez de lo que debe hacer. Sin embargo, su mensaje es nítido y va al fondo de la cuestión de la gobernabilidad. Y permite sacar en limpio una fórmula de gobernabilidad.

González está convencido -e interpreta seguramente el deseo de una mayoría de ciudadanos con esta convicción- de que España necesita desarrollar un proyecto reformista y regenerador que la ponga al día, incluso constitucionalmente. En la pieza periodística esboza una síntesis del proyecto muy aleccionadora: recomponer la cohesión social agrietada por la crisis, restablecer la economía social de mercado, dignificar el trabajo superando la precariedad, recomponer el acceso universal a la sanidad, pactar una reforma educativa, federalizar nuestro modelo autonómico, reformar la ley electoral… Dicho esto, se trataría de buscar un gobierno no sólo capaz de conseguir la investidura sino también de plantear, acordar y desarrollar un pacto de esta naturaleza, algo “de lo que no está hablando nadie”.

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Cree González que el PP y el PSOE han hecho “una lectura errónea” de los resultados del 20D, ya que los dos han sufrido “una derrota clara”, lo que debería haberlos llevado a considerar “la voluntad de los ciudadanos” (esta expresión sólo puede significar reconsiderar los liderazgos). E, interrogado por el periodista, propone que intente primero formar gobierno la “minoría con más votos”, que es el PP, al que critica con extrema dureza por el comportamiento de Rajoy el viernes, declinando la oferta de formar gobierno pero manteniendo su candidatura. “Nadie tiene derecho a decirle al jefe del Estado que ni acepta ni se retira, como hizo Rajoy”.

La crítica de González a la arrogancia de la cúpula de Podemos -son leninismo 3.0- es cerrada, directa y no deja lugar a equívocos

La entrevista entra en las hipótesis concretas: a la pregunta de si es posible un gobierno progresista liderado por el PSOE, dice que sí, pero “con enormes dificultades”. “Analizando la representación parlamentaria -afirma- no creo que exista una mayoría progresista y reformista, que sería la opción que preferiría”. Y no existe porque Podemos no es progresista sino populista, y sus dirigentes “quieren liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia, y de paso a los socialistas, desde posiciones parecidas a las que han practicado en Venezuela sus aliados”. La crítica a la arrogancia de la cúpula de Podemos -son leninismo 3.0- es cerrada, directa y no deja lugar a equívocos.

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González rechaza después con rotundidad el planteamiento de la gran coalición PP-PSOE-C’s porque es “una propuesta que nace de un fracaso y que no se plantea la gobernanza de España en el medio plazo”. Y porque, además, “dejar el espacio de la oposición a Podemos es una gran estupidez, más aún que un error, generada por la falta de visión de España en el medio plazo”.

Por último, el periodista le propone un Gobierno del PSOE con Ciudadanos, y la acogida de González a la fórmula es discretamente positiva aunque cargada de sutilezas: “Intentar llegar a un acuerdo con Ciudadanos dentro de la aritmética parlamentaria significa tener una base para las reformas que necesitamos. Si se habla de Gobierno de reformas y de progreso, hay que tener fundamentos programáticos y número de diputados para apoyarlos”…”En este ejercicio el PP tiene que dejar claro si sus posiciones programáticas, aún en la sombra, lo son por convicción o por oportunismo de gobierno. Porque no habrá reformas de calado si el PP practica la ‘vetocracia’”.

¿Un Gobierno del PSOE con Ciudadanos? La acogida de González a la fórmula es discretamente positiva aunque cargada de sutilezas

En otras palabras, González cree que PSOE y Ciudadanos podrían acordar un programa reformista y regenerador, que, para ser operativo, necesitaría la predisposición favorable del PP (en forma de abstención o de participación basada en la aceptación estricta de un programa previo). Este planteamiento no es el de la ‘gran coalición’ en absoluto, y se aproximaría mucho más a la que se ha llamado “operación Solana”, construida sobre las estructuras del PSOE y de Ciudadanos, con un liderazgo de prestigio, y con el apoyo de un PP en vías de refundación, que -eso ya no lo dice González- se haya liberado por completo de la superestructura ligada a la corrupción y al inmovilismo de supervivencia.

Antonio Papell

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