27-S, Artur Mas

La encuesta electoral del CIS no está regionalizada, por lo que no es posible obtener de ella un pronóstico de las elecciones autonómicas catalanas del 27S; sin embargo, como es natural, las tendencias que se registran en el sondeo son generales y sí permiten efectuar alguna reflexión sobre las ‘plebiscitarias’ que trama el soberanismo en Cataluña. Algunos elementos de la encuesta parecen potenciar el soberanismo y otros la opción contraria.

Lo más llamativo de la encuesta de julio es la consolidación del viejo bipartidismo, que ya sobrepasa el 53% cuando en abril no alcanzaba el 50%. Ello se corresponde, como es natural, con una nueva caída de los ‘partidos emergentes’, Podemos y Ciudadanos, que se convierten en secundarios, a distancia de las formaciones convencionales. Podemos baja un 0,8% en un trimestre (obtiene ahora el 15,7% cuando en enero alcanzaba el 23,9%) y Ciudadanos recorta el 2,7% en un trimestre, y queda en un exiguo 11,1%).

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En Cataluña, estas formaciones ‘nuevas’ están alineadas con el bloque no soberanista, por lo que su descenso parece favorecer a sus antagonistas independentistas.

El otro indicador del sondeo que guarda una relación con el conflicto catalán es el referente al modelo de Estado: en la encuesta de julio, sube claramente, seis puntos hasta el 38,2%, el porcentaje de encuestados que opta por la continuidad del vigente estado de las autonomías, con el diseño y las competencias actuales. Las demás opciones experimentan oscilaciones mucho más leves. Esta subida podría sugerir, en fin, que en Cataluña hay cada vez más ciudadanos conformes con el statu quo y disconformes por tanto con la propuesta rupturista.

Podría sugerir que hay cada vez más ciudadanos conformes con el statu quo

Finalmente, de la encuesta del CIS se desprende una ligera bajada de la preocupación económica (del 25,4% al 25) y una leve mejoría de las expectativas económicas con relación a abril (en julio, el 21,5% de la muestra cree que en un año la situación económica habrá mejorado; el 51,5% cree que seguirá igual, y el 25,9% que irá a peor). Si se confirma que también en Cataluña cunde la idea de que estamos saliendo de la crisis y de que los efectos de la ‘pérfida España’ sobre la economía catalana ya no son tan lesivos, es probable que el soberanismo salga perjudicado.

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