• Las condiciones climatológicas de primeros de enero fueron la justificación primaria de una subida del precio de las hortalizas que todavía perdura
  • Los productores denuncian un importante incremento de los márgenes comerciales de intermediarios y distribuidores
  • Los supermercados aseguran que se trata de un problema coyuntural, en el que inciden otros factores más complejos
  • Mientras, los medios británicos acusan al sector de la alimentación español de almacenar fruta y verdura mientras los consumidores británicos racionalizan"
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Las verduras y hortalizas están por las nubes. El precio de calabacines, berenjenas, alcachofas o lechugas se ha disparado y así lo notan los consumidores en el supermercado. La sucesión de fenómenos meteorológicos adversos en las últimas semanas ha reducido la oferta y parece ser la causa, pero no la única.

Tal vez se haya dado cuenta de que las hortalizas han encarecido su cesta de la compra en las últimas semanas, días en los que se ha llegado a pagar más de cuatro euros el kilo de calabacines o berenjenas. Precisamente, un estudio de Soysuper, que ha analizado la evolución de los precios de verduras, hortalizas y legumbres en los grandes supermercados, ha confirmado que el coste de los calabacines y las alcachofas ha aumentado más de un 40% entre enero de 2016 y enero de 2017.

De acuerdo a este estudio, otros de los vegetales que más se han encarecido han sido las berenjenas (más de un 33%), los pepinos y los guisantes (32%). En un primer momento, la ola de frío que azotó a Europa en las primeras semanas de enero fue la causa principal de esta escalada en los precios. De hecho, las producciones hortícolas más importantes de España (Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía) sufrieron descensos en la producción de entre un 20 y 30% respecto al año anterior, según la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex).

LA LÓGICA DEL MERCADO

Esta escasez de oferta provocó un aumento considerable en los precios de origen que se trasladó a los puntos de venta. Entre los productos más caros destacan las berenjenas que, según datos del Ministerio de Agricultura, se pagaban al productor a 73 céntimos de euro el kilo en la primera semana de enero y 2,50 euros a finales de mes, lo que supone un encarecimiento del 242,5%. Lo mismo ocurrió con la lechuga romana, que pasó de 20 céntimos el kilo a 53 céntimos (165%), la coliflor de 34 céntimos a 58 (70,6%), y los calabacines, de 1,40 euros a 2,29 euros (63,6%)

La ola de frío se produjo en un momento clave de la campaña, lo que provocó “un descenso de la producción en todo el continente que elevó los precios"

Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) corroboran que la ola de frío se produjo en un momento clave de la campaña, lo que provocó “un descenso de la producción en todo el continente que elevó los precios siguiendo en ese primer momento una lógica de mercado de oferta-demanda”, detallan.

¿QUIÉN SE LLEVA EL DINERO?

De este modo, las condiciones climatológicas fueron la justificación primaria de una subida del precio de las hortalizas que todavía perdura, pero no en origen. “Se ha bajado el precio de origen pero no repercute en los consumidores”, destaca Andrés Góngora, responsable del sector de frutas y hortalizas de COAG, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, quien subraya además que ahora “no hay una causa salvo de las propias cadenas de distribución de forma intencionada”.

En la misma línea, UPA argumenta que, aunque la producción ha recobrado prácticamente la normalidad, “los precios al consumidor siguen siendo muy elevados, produciéndose un importante incremento de los márgenes comerciales de intermediarios y distribución”, reprocha. Al mismo tiempo asegura que son el consumidor y el productor quienes sufren las prácticas de determinados agentes de la cadena agroalimentaria que desequilibran el mercado a su favor. “Los productores sufren las malas artes cortoplacistas de empresas que desprecian, por un lado, a los productores, y por otro, a los consumidores, cobrando por los productos frescos un precio que no se atiene en ocasiones a la lógica del mercado”, anota.

Por su parte, Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS, la Asociación Española de Distribuidores de Autoservicio y Supermercados, atribuye el incremento de los precios a la climatología pero también a una situación coyuntural. “Se trata de una cadena, muy compleja y variable, con múltiples factores coyunturales que influyen en la misma”. Y ratifica: “Según estudios de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, el margen de los distribuidores rara vez supera el 2%”.

Existe una gran diferencia entre los precios de origen y el punto de venta. Los productores aseguran que los distribuidores se llevan este margen, mientras los supermercados dicen que es un problema estructural

A su juicio, el mercado de la alimentación español es uno de los más competitivos de Europa, ya que existe una gran variedad de empresas, formatos de tienda y modelos de negocio. “Somos los principales interesados en que en España tengamos un sector productor fuerte. Los agricultores son la base de nuestro negocio, pero necesitamos ser cada día más eficientes y transmitir confianza a los consumidores”, anota.

También Aurelio del Pino, presidente de la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) coincide en que la fluctuación de precios siempre ha existido porque los alimentos "están expuestos a muchas variables, y algunas de ellas incontrolables".

Andrés Góngora cree, no obstante, que este desajuste en los precios es algo puntual y confía en que “las grandes cadenas de distribución corrijan esta variación a medida que el consumidor constate que el precio del comercio minorista vuelve a la normalidad”. Del mismo modo, Ignacio García apunta a “que en pocos días esta situación se normalizará”. Y Aurelio Pino se atreve a estimar una fecha: "La situación se estabilizará en un plazo razonable de 15 días y no hay ningún motivo que indique que el mercado no esté funcionando bien", subraya.

LOS BRITÁNICOS CRITICAN A LOS ESPAÑOLES

Mientras, la reducción de oferta también se deja sentir en el mercado europeo, donde escasean algunos vegetales, como las lechugas iceberg. De hecho, algunas cadenas han tomado la determinación de racionar las unidades por persona. Así, este jueves han sido protagonistas las críticas de varios medios británicos que han acusado a los supermercados españoles de “almacenar fruta y verdura mientras los consumidores británicos racionalizan".

Inmediatamente asociaciones de productores y distribuidores españoles han puesto el grito en el cielo y han asegurado que son “acusaciones infundadas, absurdas e irresponsables”. UPA afirma que los agricultores españoles “son el proveedor más fiable de hortalizas para todo el continente europeo”. Por ello, a pesar de las condiciones meteorológicas garantiza que “siguieron cumpliendo con su compromisos de distribución”. Y ofrece una posible causa del problema: “Creemos más bien que el supuesto desabastecimiento que han sufrido los consumidores ha podido deberse a una falta de previsión y a errores en la política comercial y de compras de sus empresas de la distribución”, concluye.

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