• El experto da por hecho que habrá un modelo de fijación de precios, pero la legislatura no será necesariamente mala para las acciones de la industria
  • Recuerda que hay entre 5.000 y 7.000 enfermedades huérfanas de tratamiento y que cada fármaco nuevo aprobado que sea bueno es una oportunidad en bolsa
rudi van den eynde candriam
Rudi Van den Eynde, gestor de Candriam.

Pese a las últimas dudas, Donald Trump ha puesto patas arriba Wall Street. Los índices se han ido a máximos históricos con un comportamiento muy dispar de los diferentes sectores de la renta variable, aunque todavía no hay medidas concretas que les afecten de lleno. Una de las industrias que lleva más de un año en el plano político es el de la biotecnología, farmacia y salud, que componen el universo de inversión del fondo Candriam Equities Biotechnology, un producto cinco estrellas Morningstar -máxima calificación por rentabilidad y riesgo- que acumula una rentabilidad anualizada del 26% durante los últimos cuatro años, mientras que en 2017 se revaloriza un 12%.

No obstante, el fondo sufrió en 2016. Hillary Clinton abrió la caja de los truenos para la industria a finales de 2015, y Donald Trump se unió al debate. En el año electoral que acabó con la llegada a la Casa Blanca del magnate, el producto perdió un 17%, en línea con el mal desempeño de las acciones del sector a escala global, especialmente en Wall Street. Este año, eso sí, recupera gran parte de las pérdidas en apenas tres meses.

Su gestor es Rudi Van den Eynde, una de las voces más reconocidas en el sector por sus resultados como inversor. A su juicio, según reconoce en una entrevista con 'Bolsamanía', hay un riesgo de “interferencia política en los precios de los medicamentos en Estados Unidos” tras la victoria de Donald Trump en noviembre. “No obstante, creemos que en general los precios de los medicamentos verdaderamente innovadores se mantendrán en niveles elevados”.

Esta cuestión ha sido central desde que Clinton denunció hace año y medio el encarecimiento de un producto para el tratamiento del SIDA en más de un 5.000% al pasar de 13,5 dólares hasta un total de 750 dólares. Un mensaje en Twitter en el que anunció medidas para evitar estos casos que nunca llegó a concretar, aunque fue suficiente para situar al sector en el debate electoral.

En el caso de Trump, señala Van den Eynde, “ha nombrado a Tom Price como secretario de Salud y Servicios Humanos y Scott Gottlieb como comisionado de la FDA -administración de alimentos y medicamentos, por sus siglas en inglés-. Ambos son médicos con una visión muy sólida sobre el sistema de salud de Estados Unidos y han apoyado en general a la industria biotecnológica”.

Así, aunque da por hecho que habrá algún tipo de medida hacia fijar los precios, “las elecciones pusieron de manifiesto el pleno control tanto de la presidencia como del Congreso. En general, vemos esto como un factor positivo para la industria, puesto que los republicanos han demostrado históricamente que son 'pro innovación', 'pro propiedad intelectual' y en contra de la interferencia del Gobierno”, explica.

“Lo que hemos visto hasta ahora de este Gobierno es que apoya esta visión. Aunque los desarrollos actuales son principalmente de apoyo para el sector biotecnológico, el presidente Trump ha querido tomar medidas sobre los precios. Pero sus comunicados han sido en Twitter y los 140 caracteres dejan poco espacio para los detalles. No esperamos cambios importantes, aunque un riesgo de cola con Trump para imponer cambios drásticos nunca puede ser excluido”, agrega.

Los republicanos han demostrado históricamente que son 'pro innovación', 'pro propiedad intelectual' y en contra de la interferencia del Gobierno

LEGISLATURA "POSITIVA"

Pese a todo lo dicho, escrito y especulado sobre las intenciones de Trump, el gestor prevé que la legislatura en general “será positiva” para las biotecnológicas, a pesar de la caída en bolsa del pasado año, por un impulso a “la optimización en el proceso de aprobación de fármacos sin cambios importantes para los nuevos medicamentos innovadores”. La razón que subyace a estas expectativas es que “Gottlieb (comisionado de la FDA) ha sido un fuerte defensor de reducir las barreras para genéricos complejos y 'bio-similars' (en la jerga, medicamento de origen biotecnológico comparable aun medicamento innovador de referencia cuya patente ha expirado)”.

En este sentido, Rudi Van den Eynde asegura que habrá muchas oportunidades para invertir con éxito en este segmento de la renta variable durante los próximos años. “Existen demasiadas informaciones donde los tratamientos actuales no son lo suficientemente buenos y, por lo tanto, un medicamento nuevo y mejor seguramente obtendrá la aprobación y será comercializado, dando lugar a revalorizaciones importantes durante el proceso”, expone el gestor. “Por ejemplo, hay entre 5.000 y 7.000 enfermedades huérfanas. Sólo para 200 existen tratamientos, y éstos a menudo no son realmente óptimos”.

Más allá de Estados Unidos, “el sector salud es global e incluso para enfermedades relativamente raras puede que el potencial de comercialización de un producto sea enorme”, defiende Van den Eynde, cuyo fondo, que tiene bajo gestión 700 millones de euros, cuenta con un universo global. Las empresas que pueden entrar en la cartera son todas aquellas de biotecnología (incluyendo capital privado) con una capitalización bursátil superior a los 100 millones de euros. “Esto nos deja un universo de alrededor de 500 compañías a escala global, aunque con otros supuestos del tipo cualitativo se reduce más el universo hasta 200 empresas”, agrega.

LA TECNOLOGÍA ABRE EL CAMINO PARA MÁS FÁRMACOS

Algunos fármacos tendrán éxito en su fase clínica y el precio de la empresa en desarrollo aumentará drásticamente, mientras que otros fracasarán causando pérdidas a los inversores

En general, “somos positivos con el sector, ya que la mayor comprensión de la etiología de las enfermedades y el aumento de las habilidades y la tecnología en el diseño de fármacos, abren el camino para un mayor y mejor número de medicamentos en el futuro”, arguye el gestor de Candriam. Además, prosigue, “las valoraciones son razonables y para algunas empresas francamente baratas”. Sin embargo, recuerda que es una industria en la que es importante ser selectivo. “Algunos fármacos tendrán éxito en su fase clínica y el precio de la empresa en desarrollo aumentará drásticamente, mientras que otros fracasarán causando pérdidas a los inversores”, advierte.

La gestión del fondo es de empresa por empresa, basada en sus fundamentales ('bottom-up'), y tiene entre sus principales posiciones Celgene, Amgen, Incyte, Gilead, Biogen y Regeneron. “Son empresas bien establecidas o de mediana capitalización con sede en Estados Unidos que tienen fármacos aprobados por la FDA comercialmente exitosos y que dan estabilidad a la cartera”, indica sobre estas acciones. Incyte Corporation es una empresa de oncología, con el medicamento Jafaki contra el cáncer de médula ósea y otro pendiente de aprobación contra la artritis, señala al enumerar los ejemplos de sus inversiones el gestor de Candriam.

Regeneron Pharmaceuticals es una biotecnológica dedicada a los medicamentos contra la degeneración muscular por la edad, con el producto Eylea; Celgene es el proveedor de Revlimid, que trata el mieloma múltiple; Amgen “es una historia de éxito de la biotecnología americana” durante las últimas décadas, asegura el gestor, que recuerda que tienen el medicamento cardiovascular Repatha o Erenumab, contra las migrañas; mientras que Gilead Sciences “ha obtenido un éxito sin precedentes en el campo de los medicamentos antivirales” con fármacos para “mantener el VIH bajo control”, añade Rudi Van den Eynde.

Noticias relacionadas

contador