• Señala que "hay toda una industria montada alrededor de las retrocesiones"
  • Advierte de que muchos banqueros privados "no se han enterado de lo que es MiFID II
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Rafael Gascó, consejero delegado de Diaphanum

La normativa MiFID II amenaza con dar una vuelta a la industria del asesoramiento y la gestión de activos. Esto es lo que augura Rafael Gascó, consejero delegado de la sociedad de valores Diaphanum, que apunta a “un cambio disruptivo en el sector” con la normativa, y advierte de que “muchos banqueros privados no se han enterado de lo que implicará el cambio”.

Diaphanum nació el pasado año, impulsada por Rafael Gascó y otros veteranos del sector como Miguel Ángel García (director de inversiones), Emilio Andreu (director de la red de agentes) o Fernando H. Estévez (director de planificación patrimonial). Todos ellos ex de March o Andbank. “Hemos sido pioneros en adaptarnos a MiFID II al ser los primeros que nos declaramos como asesores independientes, pero llegará más competencia y eso será bueno para nosotros. Hay un mercado grande, porque parte del dinero fluirá desde la banca privada actual hacia el asesoramiento independiente”, sostiene Gascó en una entrevista con ‘Bolsamanía’. “Hay en torno a 800.000 millones de euros en banca personal y privada, con que un 5% se vaya a independientes, ya será un nicho de mercado importante”, agrega.

La firma asesora 300 millones de euros tras ocho meses de actividad, y tiene el objetivo de alcanzar los 800 millones. “MiFID II exige mucha documentación y análisis, con lo que tienes que dedicar medios humanos y tecnológicos para cumplir con el regulador -Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los costes regulatorios son importantes porque tienes que tener infraestructura para ofrecer asesoramiento independiente”, avisa el ejecutivo, que calcula que se necesitará cifras de entorno a 500 millones de euros para ser un asesor independiente rentable.

La norma regulará la formación exigida a los empleados del sector que asesoren o informen sobre productos de inversión, lo que obliga a la banca a formar a sus plantillas. Asimismo, los vendedores tendrán que aumentar la transparencia sobre los costes que soportan los clientes. Esta es una de las partes cruciales de la normativa, aunque el Ministerio de Economía y Competitividad, que está siendo asesorado por la CNMV, aún no ha dado a conocer la transposición definitiva. Y eso que el objetivo era presentarla el 3 de julio.

Una de las dudas que queda por resolverse es la intensidad de la limitación al cobro de retrocesiones. Es decir, que una parte de la comisión del producto vaya al vendedor. “Inevitablemente, esto genera conflictos de interés, y en la banca hay muchos. Hay toda una industria alrededor, pero no tiene sentido cobrar retrocesiones, es algo que tendrá que desaparecer”, arguye Gascó. En el caso de Diaphanum, la tarifa explícita para el cliente oscila entre el 0,4% y el 0,6% del patrimonio. "El clienta paga menos comisiones así que con retrocesiones, y lo ve rápida y fácilmente, un efecto que además impulsará más aún la gestión pasiva", señala.

MiFID II impedirá a los asesores que se declaren independientes cobrar retrocesiones, sino que tendrán que recibir del cliente una comisión explícita. Mientras que los que se definan como no independientes podrán hacerlo bajo tres supuestos: que el vendedor dé al cliente acceso a un número “apropiado” de instrumentos de terceros; que haya una evaluación anual de los resultados; y que se combine el acceso con herramientas de valor añadido -por ejemplo, información- o con informes periódicos.

Ninguno de estos supuestos permitiría a la banca vender fondos como hasta ahora, con el cobro de retrocesiones. Tampoco a las plataformas de fondos. Por ello, la patronal de gestoras Inverco consensuó con la Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) la solicitud de un cuarto supuesto en el que pide que se permita a los vendedores recibir ‘retros’ por el valor añadido que otorgan al cliente al poner a su disposición oficinas.

En un entorno de tipos bajos y con pocas rentabilidades para los clientes más conservadores, los clientes verán que a menudo el banco gana más que ellos

“Se está debatiendo mucho sobre ello, pero no es tan importante. La cuestión es que los clientes tendrán que firmar un contrato en el que queda claro que es asesoramiento no independiente, y los asesores deberán reflejar explícitamente y con trasparencia lo que cobran al cliente”, sostiene Gascó. En este sentido, “en un entorno de tipos bajos y con pocas rentabilidades para los clientes más conservadores, estos verán que a menudo el banco gana más que ellos, cuando es quien pone el dinero”, añade, al tiempo que advierte de que hay una práctica extendida entre los vendedores en “incentivar a los clientes que asuman más riesgo por los bajos retornos que hay en la renta fija”.

Así, en una “industria muy bancarizada” como la española, el ejecutivo de Diaphanum cree que “MiFID va a suponer un gran cambio, al imponer más transparencia y limitar los conflictos de interés”. La mayoría de grandes entidades adoptarán la figura de asesor no independiente, prevé Gascó, debido a que “no tendrán capacidad para personalizar la gestión de riesgos, y optarán por modelos de carteras perfiladas”. Mientras que “el banquero consolidado que influye en la cartera de su cliente y cobra retrocesiones va a sufrir. Muchos no se han enterado aún de lo que supondrá la norma”, añade.

En el caso de Diaphanum, el asesoramiento se realiza a inversores particulares o pequeños institucionales a partir de 300.000 euros. “La parte negativa de MiFID II es que para los clientes más pequeños se va a confirmar el peor escenario posible, que no va a tener cabida entre los asesores independientes”, admite el consejero delegado de la sociedad de valores.

¿DÓNDE INVERTIR?

Para los clientes conservadores, explica Rafael Gascó, “el momento es muy complicado, sin rentabilidad en renta fija, que está cara, salvo ‘high yield’ o convertibles”, señala. A juicio de la sociedad de valores, “los bancos centrales distorsionan los precios”. En este contexto, abogan por los fondos monetarios, mientras que “no se puede estar fuera del todo en renta variable. Aunque las valoraciones son exigentes en Estados Unidos, hay oportunidades en Europa”.

La CNMV obliga a este tipo de firmas a especificar los criterios de selección de fondos de terceros, que en el caso de Diaphanum se concentran en un análisis cuantitativo sobre la rentabilidad, el riesgo, y el retorno ajustado a la volatilidad en periodos de 1, 3, 5 y 10 años. Asimismo, realizan un análisis cualitativo de las gestoras. “Utilizamos los fondos para entrar en valores menos líquidos”, señala Gascó, ya que también tienen una lista de acciones que, en todos los casos, son cotizadas de un tamaño elevado, como las tecnológicas Amazon y Alphabet o Banco Santander.

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