• Asegura que los gestores deben ser capaces de crear valor en todo momento
  • Favorece el crédito corporativo, especialmente 'high yield' y deuda subordinada
maria morales gaesco
María Morales, responsable de gestión de renta fija de GVC Gaesco

El mercado de renta fija se enfrenta a un importante cambio de ciclo. Por ello, es más necesario que nunca ser activo y olvidarse del ‘comprar y mantener’ en la cartera. Con esta premisa, María Morales ha tomado las riendas de la estrategia de inversión en renta fija de la gestora GVC Gaesco.

Morales aterrizó en marzo, proveniente de Merchbanc, donde había llegado en 2015 desde Banco Madrid, para ocupar el cargo de responsable de gestión de renta fija en GVC Gaesco. Así, gestiona el fondo de deuda a corto plazo GVC Gaesco Renta Fija y el GVC Gaesco Renta Fija Flexible, lanzado en julio y llamado a convertirse en el producto bandera para este activo de la firma. Además, administra inversión en deuda de los fondos mixtos, que será más activa.

Precisamente, esta idea es un requisito para los gestores de renta fija en la actualidad, opina María Morales: “Antes se favorecía la renta variable o la renta fija según las expectativas y se acompañaba al ciclo económico, pero debemos ser capaces de generar rentabilidad para el cliente en cualquier momento”, sostiene en una entrevista con ‘Bolsamanía’. Para ello, la única receta es la flexibilidad: “Con el cambio de ciclo de los tipos necesitamos gestión activa, ya no comprar y mantener, sino comprar y vender cuando se alcance el precio que consideramos que ya no es atractivo un bono, aunque le queden dos años de duración. Si no lo hacemos, daremos rentabilidades que no cubren ni las comisiones”, añade.

Con el cambio de ciclo de los tipos necesitamos gestión activa, ya no comprar y mantener, sino comprar y vender cuando se alcance el precio que consideramos que ya no es atractivo un bono

DISTORSIÓN

La actuación histórica de los bancos centrales ha sido la responsable de esta distorsión en los mercados de renta fija. Tanto por las políticas de tipos bajos -0% actualmente en la Eurozona- como por las compras de activos, que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene en 60.000 millones de euros mensuales al menos hasta diciembre. “Los bancos centrales nos han obligado a ser más activos y a asumir más riesgos, aunque siempre teniendo en cuenta que hay que controlarlos”, expresa.

Los gestores de renta fija se encuentran ahora ante un cambio de paradigma en los tipos de interés, con los repuntes que ya ha habido en Estados Unidos por parte de la Reserva Federal (Fed) -en diciembre podría haber otra subida del precio del dinero, que se mantiene entre el 1% y el 1,25%- y la futura escalada de los tipos en el mercado en Europa como consecuencia del tapering -retirada gradual de las compras de bonos- previsto para el próximo año. Aunque Mario Draghi ha dejado claro que los tipos seguirán bajos durante un “largo periodo de tiempo”, incluso después del fin del QE.

Pero “las curvas de tipos han tocado suelo”, defiende Morales. En general, los bonos soberanos han aumentado su rentabilidad y se han abaratado -relación inversa- a lo largo del año. El bono español a 10 años, que cotiza cerca del 1,6%, empezó 2017 en el 1,3%. En este periodo, el ‘bund’ alemán a 10 años ha pasado de menos del 0,2% hasta superar el 0,4%.

En el caso de la deuda española, sufrió ventas tras el referéndum ilegal de la Generalitat del 1 de octubre, lo que disparó la prima de riesgo desde los 120 puntos hasta más de 135 puntos, aunque ya ha desandado todo este camino. “Ha habido impacto en el mercado de deuda, en el bono español y en los bonos subordinados, pero es algo político puntual. No ha habido una respuesta generalizada y apenas ha afectado al mercado en el resto de Europa”, arguye Morales.

Más allá de este apunte, en general considera que es difícil obtener rentabilidades positivas con los bonos soberanos o incluso con los corporativos que tienen ‘grado de inversión’ por parte de las agencias de ‘rating’. El fondo puede ponerse ‘corto’ a través de futuros u opciones, una apuesta que realiza actualmente con la curva alemana y con el bono estadounidense para cubrir la cartera ante el riesgo de subidas de tipos -y caídas de los precios-.

En este sentido, el fondo GVC Gaesco Flexible tiene una amplia flexibilidad. Aunque con límites como un máximo del 30% de la inversión en emergentes, un 30% también como máximo en divisas que no sean el euro y un 30% como mucho de deuda financiera, mientras que no hay restricciones por ‘rating’ de los bonos.

OPORTUNIDADES DE INVERSIÓN

La deuda financiera, especialmente los bonos subordinados, son uno de los instrumentos en los que María Morales aún ve valor. La gestora cree que la actividad se mantendrá intensa en cuanto a emisiones por parte de los bancos debido a la regulación de saneamiento y refuerzo del capital que impone el BCE, lo que “es bueno para el bonista, aunque afecta a los resultados de las entidades”. Aunque esta visión es únicamente para la deuda subordinada, ya que el bono ‘non-preferred’, que se sitúa por orden de prelación entre los anteriores bonos y los sénior, “tiene riesgos que no merece la pena correr por la rentabilidad que ofrecen”.

Otra oportunidad está en el ‘high yield’. Esto es, los bonos de alto rendimiento y peor calidad, también afectados indirectamente por las compras del banco central al provocar un desplazamiento de los inversores hacia estos activos, pero “los spreads -diferencias de rentabilidades- aún no se han comprimido”. “Hay empresas con ‘ratings’ medios y bajos que ofrecen oportunidades porque están en proceso de desapalancarse”, añade. En cuanto a los mercados emergentes, hay títulos atractivos en a través de “empresas conocidas -como filiales de grupos europeos o estadounidenses- y ‘blue chips’”, opina.

El riesgo es que la inflación aumente rápidamente, pero está muy contenida y no vemos grandes presiones para que se desboque

El proceso de inversión tiene un enfoque macro combinado con un análisis ‘bottom up’ (empresa por empresa). Es decir, señala Morales, “seleccionamos los tipos de activo para los que estamos positivos y analizamos el balance de las empresas y el valor relativo con similitudes”. El rango de duración del fondo es de -5 a +10 años, aunque con amplia flexibilidad para modularla.

En general, “la deuda no está barata”, sostiene la responsable de gestión de renta fija en GVC Gaesco. Su previsión es que haya “una subida paulatina y dilatada en el tiempo de los tipos de interés”. Esta escalada es la que ha ocurrido hasta ahora, en contra de las previsiones de algunos grandes bancos de inversión y expertos alertando en 2016 del riesgo de un crash en el mercado de deuda. “Es difícil que haya un fuerte pinchazo, porque habría actuaciones de los bancos centrales para revalorizar los bonos. El riesgo es que la inflación aumente rápidamente, pero está muy contenida y no vemos grandes presiones para que se desboque”, concluye.

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