• Las elecciones de Holanda agitarán de nuevo la vida política europea
  • Las reuniones de la Fed y el BCE serán claves para conocer sus intenciones este año
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A diferencia de los dos últimos años, los dos primeros meses de 2017 han pasado sin demasiados sobresaltos en los mercados. Esta vez, China, el petróleo o el Banco Nacional de Suiza no han alterado el pulso de los inversores. Pero cuidado con las complacencias. Y más teniendo en cuenta que llega un mes, el tercero del año, con pinta de que marcará la auténtica pauta de lo que va a ser 2017.

Porque marzo se presenta con la misión de arrojar mucha más luz sobre las cinco cuestiones que más pueden sobresaltar a los inversores en 2017. A saber: el inicio del ciclo de elecciones en Europa, la definición de la política fiscal de Donald Trump, la puesta en marcha del Brexit, las intenciones de la Reserva Federal (Fed) a la hora de subir los tipos de interés en EEUU y la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) muestre dudas sobre su actual estrategia por el retorno de la inflación.

DE WILDERS... A LE PEN

Sin duda, 2017 va a ser un año marcado absolutamente por la política en Europa. Si 2016 ya fue agitado, con el Brexit como principal referencia, esta vez la atención se centrará en las elecciones presidenciales de Holanda, Francia y Alemania. Y las primeras, las holandesa, llegarán ya en marzo. El día 15, para ser exactos. ¿El riesgo? Que gane Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad y más conocido por unos propósitos que condensa en una idea: "Holanda tiene que volver a ser nuestra". Es decir, de los holandeses, y para ello defiende propuestas como salir de la Unión Europea (UE), 'desislamizar' el país o cerrar las fronteras. A poco más de dos semanas de los comicios, Wilders lidera las encuestas. Vamos, que todo indica que ganará. Pero no gobernará, porque le faltan aliados para hacerlo.

Sin embargo, ese triunfo, además de suponer un nuevo golpe en la línea de flotación de Europa, sembraría el terreno para el 'plato fuerte', que llegará en abril, pero que se calentará en marzo de manera definitiva a golpe precisamente de encuestas. Consiste en las elecciones francesas, en las que la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, no sólo aspira a ganar en la primera vuelta, que tendrá lugar el 23 de abril, sino que también están creciendo las opciones que triunfe en la segunda, prevista para el 7 de mayo.

Si las encuestas de marzo, algunas de las cuales estarán condicionadas por el resultado holandés, confirman esta impresión, los nervios emergerán en los mercados. Porque Francia importa. Y mucho, que para eso es la segunda economía de la Eurozona. “Las elecciones presidenciales en Francia se presentan como uno de los posibles acontecimientos de más relevancia para los mercados financieros”, afirma Lukas Daalder, de la gestora holandesa Robeco. "Hay importantes riesgos que emergen de las próximas elecciones en Francia, Alemania y Holanda. La euro zona estaba empezando a gozar de una ola de optimismo que alejaba los fantasmas del lento crecimiento en el que ha estado atrapada durante años, pero de nuevo la agitación política y la inestabilidad amenazan la región", ratifica Michael Boye, experto en renta fija de Saxo Bank.

El mercado así lo está descontando. La prima de riesgo de Francia, que mide la diferencia entre la rentabilidad que los inversores piden a los bonos galos a 10 años sobre los alemanes con igual vencimiento, se ha ampliado de los 48 a los 75 puntos básicos en lo que va de 2017, con momentos por encima de los 80 puntos, la mayor brecha desde 2013.

TRUMP SE TOPA CON SU PRIMER TECHO

Con poco más de un mes como presidente, Donald Trump ya ha demostrado de sobra que no le falta ímpetu. Y que lo de dudar no va con él. Si puede actuar, actúa: y hoy mejor que mañana. Pero en marzo se enfrentará a un desafío que, por un lado, evaluará si su determinación es siempre la misma y que, por otro, ofrecerá más información sobre sus intenciones fiscales. El 15 de marzo expira el plazo para aumentar el techo de deuda, suspendido en octubre de 2015.

El reloj de la deuda pública estadounidense roza ya los 20 billones de dólares. Con este volumen, y con la amenaza de un nuevo cierre administrativo ('shutdown'), el debate de marzo sobre el techo de deuda se presume 'interesante' en EEUU

Las negociaciones acerca de este asunto no sólo serán relevantes para evitar un nuevo parón de la Administración estadounidense -'shutdown'-, como ocurrió en 2013, sino que también lo serán porque aportarán una información extremadamente valiosa sobre tres cuestiones. La primera, conocer cuál es la visión de Trump y los republicanos sobre esta cuestión después dura posición, contraria a seguir generando más deuda, que mostraron en los años de Barack Obama; la segunda, pulsar el auténtico apoyo que el Partido Republicano prestará a Trump; y la tercera, descifrar hasta qué punto lo decisión que se adopte muestra un camino más concreto sobre cómo será realmente la reforma fiscal pretendida por el nuevo presidente. Por ahora, el reloj de la deuda pública estadounidense ya roza los 20 billones de dólares por primera vez en su historia.

BREXIT: DE LAS MUSAS AL TEATRO

Pasado el primer e histórico sofoco provocado por el resultado del referéndum, que provocó por ejemplo la mayor caída diaria del Ibex en su historia -se hundió un 12% el 24 de junio-, ahora llega el momento de sustanciar precisamente lo que significa el Brexit. En resumen, que hay que aterrizarlo para llevarlo de la teoría a la práctica. Y ese movimiento es el que se va a poner ya en marcha de manera definitiva el próximo mes.

En principio, la primera ministra, Theresa May, tiene previsto activar el artículo 50, a partir del cual comenzará oficialmente la desconexión, el 9 de marzo. A partir de ese momento darán comienzo unas negociaciones que calibrarán el impacto real del Brexit. Y este ejercicio de concreción será determinante para la City y los mercados internacionales.

SORPRESA DE YELLEN EN MARZO, PRISAS... ¡O MÁS FIESTA!

Otra cita clave llegará a mediados de marzo. Los días 13 y 14 acogerán el segundo cónclave monetario de la Fed en 2017. Y será una cita mucho más relevante de lo que pudiera parecer. Todo lo que ocurra -o deje de ocurrir- aportará una información crucial para el mercado por parte de la entidad presidida por Janet Yellen. Por ahora, lo que destiló la primera reunión -y lo que confirmaron las actas sobre las conversaciones y los debates que se produjeron en ella- es que la entidad tiene intención de elevar los tipos "bastante pronto". Ahora de lo que se trata es de concretar un poco más. Y para ello será clave la cita de marzo.

Caben tres opciones. La primera, y más impactante, sería que la institución elevara los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta el 0,75-1%, en esta cita. No es lo que espera el mercado, que sólo otorga una probabilidad del 22% a que la Fed ejecute un incremento en marzo, con lo que la sacudida sería notable.

La segunda consistiría en no elevar los intereses en marzo, que es lo que se espera. En ese supuesto, el reloj comenzaría a correr ya en contra de lo que la propia Fed sugirió en diciembre. En esa reunión, en la que subió los tipos hasta el 0,50-0,75%, dejó entrever que en 2017 encarecería el precio del dinero en tres ocasiones. No lo hizo en la cita de enero, y si tampoco lo hace en marzo, en 2017 sólo tendría ya seis oportunidades para hacerlo, con lo que tendría que subirlos en una de cada dos citas -empezando por la siguiente, que se celebrará los días 2 y 3 de mayo, para cumplir esas previsiones, un ritmo que no se ve desde 2006 y que contrasta sobremanera con el ritmo de los dos últimos años, en los que sólo ha elevado los intereses en una única ocasión en cada ejercicio. Sin duda, esas prisas se le atragantarían a un mercado que sigue sin creerse que la Fed se atreva a endurecer las condiciones monetarias tres veces en 2017.

Y la tercera pasaría, precisamente, por dar la razón al mercado. Es decir, que la Fed no subiera los tipos en marzo ni preparara el terreno para hacerlo en mayo. En ese caso, los inversores sabrían que Yellen no va a exponerse al riesgo de subir los tipos tres veces en cinco reuniones, e interpretarían que Wall Street sigue gozando de un escenario monetario propicio para prolongar el festival alcista con el que ha arrancado enero.

LA PRESIÓN CRECE SOBRE DRAGHI

Marzo también acogerá la segunda reunión de política monetaria de 2017 por parte del Consejo de Gobierno del BCE. A priori, no se esperan grandes sorpresas: los tipos oficiales seguirán en el 0%, los de depósito permanecerán en el -0,40% y las compras de deuda en el mercado se mantendrán a un ritmo de 80.000 millones de euros al mes antes de menguar a 60.000 millones desde abril. Y así hasta finales de 2017, porque Draghi se pertrechó con este arsenal monetario en diciembre para afrontar otro año difícil en la oficina.

El retorno de la inflación y la presión política pueden empujar a que Draghi modifique el guión previsto para 2017. Con el consiguiente impacto en las cotizaciones y el tipo de cambio del euro

Ahora bien, en la mesa del BCE hay un invitado de vuelta que puede alterar estos plazos y obligar a Draghi a rebajar la dosis expansiva de su actual política monetaria: se trata de la inflación. O lo que es lo mismo, el concepto cuya vigilancia está grabado a fuego en el ADN de la institución europea. Tras más de tres años por debajo del 1% y con fases por debajo incluso del 0%, la inflación interanual se situó en enero en el 1,8% para el conjunto de la Eurozona, el dato más alto desde febrero de 2013.

Aunque este nivel está condicionado por cuestiones puntuales, como es el enorme 'efecto escalón' del actual precio del petróleo -superior a los 50 dólares- con respecto al que reflejaba hace un año -30 dólares-, lo cierto es que la inercia de los precios vuelve a ser alcista. Y eso, con los tipos al 0%, castiga el bolsillo de los ahorradores más conservadores y los pensiones. Y eso, en un año que además está marcado por las elecciones en Holanda, Francia y Alemania, pesa lo suyo. Y todo eso junto está creando un creciente clima de presión sobre Draghi, principalmente desde Alemania, para comience a volver sobre sus pasos monetarios de manera más clara.

Es decir, un escenario que no figuraba en el guión previsto por el BCE para 2017. Y como son los imprevistos los que tienen capacidad de agitar las cotizaciones o los tipos de cambio de las divisas, cualquier gesto o palabra de Draghi en el que denote que el BCE ya está pensando en cómo retirar gradualmente los estímulos ('taper') tendrá un impacto en las cotizaciones, tal como se pudo apreciar ya en octubre. De ahí que la cita del 9 de marzo, inofensiva en principio, contenga más enjundia de la que se podría esperar.

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