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Brasil es la primera economía latinoamericana y séptima del mundo, aunque según The Economist Intelligence Unit, en este año 2015, podría ser superado por India.

La economía brasileña, constituye el foco de atención regional por estar atravesando la peor recesión en más de dos décadas. En 2014 con un crecimiento del PIB del 0,1%, registró su cuarto año consecutivo de desaceleración y 2015 será el quinto con una contracción del -1,5% lo que significa el peor resultado desde 1990 (FMI: WEO, julio 2015).

La presidenta Dilma Rousseff, ha calificado la situación de extremadamente dura

La presidenta Dilma Rousseff, ha calificado la situación de extremadamente dura. "Para vencerla y reactivar la economía, la respuesta es el ajuste fiscal y la expansión de las exportaciones para compensar la caída del mercado interno. Entre las medidas adoptadas, el Gobierno aprobó un ajuste presupuestario de 69.900 millones de reales (22.300 millones de dólares) con el firme propósito de sanear y fortalecer las finanzas públicas.

EL BANCO CENTRAL DE BRASIL TAMBIÉN ACTUÓ

Por su parte, el Banco Central de Brasil (BCB), elevó por sexta vez consecutiva la tasa de interés en medio punto, del 13,25% al 13,75%, con el propósito de combatir la inflación situada en el 10,37% interanual (la mayor desde 2003), sobrepasando el doble de la meta oficial fijada en el 4,5%, y ampliamente el nivel máximo de tolerancia situado en el 6,5%. También ha diseñado un programa de estímulos monetarios, inyectando un total de 60.000 millones de dólares hasta final de año. El recorte presupuestario y el paquete de iniciativas para moderar el gasto fiscal y controlar la inflación, deberían frenar los peligrosos frentes macroeconómicos abiertos. Uno de ellos, lo constituye la rápida depreciación del real al cambiarse 4,2 reales por 1 euro, que le sitúa en los niveles más bajos desde que estalló la crisis financiera mundial en 2008.

Aunque este proceso de ajuste resulta necesario para la consolidación de los fundamentos macroeconómicos que favorecen la meta fijada del crecimiento en 2016, que el FMI lo sitúa en el 0,7% (WEO: julio, 2015). Sin embargo, las previsiones se pueden desviar, dados los efectos provenientes de sucesos que impactan negativamente, como son los casos de corrupción en Petrobras, y recientemente la rebaja por parte de Standard & Poor´s (S&P) de un peldaño de la deuda soberana desde BBB- a BB+, lo que equivale a un grado especulativo, denominado popularmente como “bono basura”, lo que eleva su coste de financiación internacional, y deja abierta la puerta a nuevas bajadas de calificación a medio plazo.

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LAS CALIFICACIONES NUNCA FUERON LAS MEJORES

De todas formas, Brasil nunca tuvo las mejores calificaciones entre los países latinoamericanos. Teniendo en cuenta las de S&P a Chile, México y Colombia, estos países poseen ratings superiores. Sin embargo Argentina, su segundo socio comercial (el primero es China), tiene una calificación de alto riesgo por falta de pago CC+. Brasil se ubica en peor posición que Chile, país que ofrece condiciones mucho más sólidas a los inversores, y se acerca más a Argentina, país con gran inestabilidad económica y alto riesgo de no cumplir sus compromisos.

Con recesión, déficit, devaluación, deterioro fiscal, corrupción, crisis política y creciente salida de capitales, Brasil ha dejado de ser el gran virtuoso de la región

Con recesión, déficit, devaluación, deterioro fiscal, corrupción, crisis política y creciente salida de capitales, Brasil ha dejado de ser el gran virtuoso de la región como lo ha reconocido S&P, lo que significa que el país deja de ser fiable como pagador y un destino seguro para los inversores. Curiosamente en 2008, S&P fue la primera agencia en concederle el grado de inversión, y curiosamente ha sido la primera en retirarle la nota que lo reconocía como un buen pagador y un destino seguro para los inversores.

SERÁ NECESARIO UN 'PLAN REAL II'

Por tanto, será necesario diseñar un “Plan Real II”. El Plan Real, que logró controlar la hiperinflación -un problema brasileño crónico-, ha sido identificado como un plan de estabilización, aunque fue diseñado como un programa de cambios profundos de la economía y la sociedad brasileña. El principal aprendizaje, fue el hecho de poder comprobar que se deben de evitar ciclos de auge y crisis: las experiencia de proyectar políticas fiscales y monetarias destinadas a estabilizar el gasto y los restantes elementos asociados a lo largo del tiempo, se hacen necesarias con el fin de evitar la presencia de una nueva crisis. Su exitoso funcionamiento le otorgó posteriormente la presidencia a su artífice el Ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso.

La presidenta, Dilma Rousseff, necesita urgentemente triunfos políticos consistentes que le otorguen el tiempo necesario para reconducir la economía. Todo el acierto en el camino emprendido para la pronta y vigorosa recuperación del crecimiento y el bienestar de Brasil, pues como líder regional, su desaceleración impacta negativamente en América Latina y también en España, cuyas empresas más emblemáticas mantienen una amplia presencia y liderazgo con un stock de inversiones brutas superiores a los 60.000 millones de euros, casi la mitad del total de la inversión extranjera directa española en la región.

Los empresarios españoles que decidieron apostar por Brasil, lo hacían desde la perspectiva de que entraban en un gigante no exento de convulsiones, y que las inversiones serían a largo plazo. Como bien decía uno de estos empresarios: “superar todos estos obstáculos en un país de sus dimensiones y complejidades no es nada sencillo. Pero aún en los momentos complicados hemos confiado. Y es el momento de seguir haciéndolo”. Brasil en estos momentos difíciles, sabrá agradecerlo.

Por Ramón Casilda, autor del libro 'Crisis y Reinvención del Capitalismo' (Tecnos. Madrid, 2015)

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