• La bicicleta es una gran opción para recorrer la ribera del río Garona
  • Los principales monumentos se encuentran en el casco histórico y muy cerca entre ellos
burdeos

La ciudad del sur de Francia está considerada como una de las joyas de la corona del paísDe hecho, es conocida como la “perla de Aquitania”. El puerto de la Luna es una auténtica delicia para la vista y está considerado como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

Esta ciudad de casi 300.000 personas, está ‘regada’ por uno de los ríos más representativos de Francia, el río Garona. Aunque hace décadas era llamada la ‘Bella Durmiente’ por el potencial arquitectónico que tenía y que no fomentaba. En la actualidad es un verdadero lujo pasear por sus calles. El crecimiento que se viene registrando la zona metropolitana está siendo espectacular y ha crecido alrededor de 200.000 habitantes en apenas 10 años.

Esta vez toca viajar desde Barcelona. Con salida a primera hora de la tarde desde la ciudad condal, el metabuscador Skyscanner ofrece un vuelo de ida y vuelta por 64 euros. El regreso es el domingo a las 17:10 con llegada a las 18:30 al aeropuerto de El Prat. En cuanto a la pernoctación, Booking ofrece hoteles por 80 euros las dos noches. En cuanto a Airbnb los precios son similares y hay apartamentos para tres días por 70 euros.

Antes de organizar la ruta del fin de semana, es conveniente saber que se han instalado recientemente varias líneas de tranvía a orillas del río, lo que permite disfrutar de unas de las mejores vistas que se pueden disfrutar en toda Francia. Durante este trayecto abundan los espacios verdes y se pasa rápidamente por los edificios más emblemáticos de de la ciudad llenas de coloridos. Otra de las grandes opciones para recorrer Burdeos es alquilar una bicicleta (no superan los diez euros los dos días) y pasear mientras se practica algo de deporte.

VIERNES DE BICICLETA

Como se aterriza a mediodía lo ideal es comer en Burdeos, uno de los mejores sitios para deleitarse con la gastronomía francesa. El Bliss es un restaurante en el que destacan los quesos y sobre todo los postres. Comer allí cuesta alrededor de 15 euros. Con las pilas recargadas, lo mejor es pasear por la ribera del Garona. En sus amplios parques se pueden encontrar a cientos de personas disfrutando de los rayos de sol y del buen tiempo. Dirección norte, se encuentra el barrio de Bacalan, en el que se agolpan cientos de bodegas de vino, y que ofrecen visitas guiadas y que por supuesto ofrecen copas de vino para degustar uno de los mejores caldos del mundo. Cerca de esa zona, se encuentra, la Torre de Berland. Subir 233 escalones nunca mereció tanto la pena porque se puede disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. La entrada cuesta menos de 6 euros.

Al caer la tarde, es recomendable dejarse caer por el ‘Espejo de Agua’ que es una de las perlas arquitectónicas más impactantes. Las luces y el edificio se refleja en el estanque. Se trata de una plaza cubierta por un palmo de agua que muestra un espejo casi perfecto de los señoriales edificios de la plaza de la Bolsa, imperdible para la vista. Y por supuesto, hay que recorrer las calles de este barrio ya que aquí se encuentra la casa donde murió el pintor español Francisco de Goya.

SÁBADO POR EL CENTRO DE BURDEOS

Tras haber descansado durante la noche del viernes, toca patearse el casco histórico de Burdeos. Lo primero que hay que hacer es visitar la Catedral. Pequeña, pero coqueta. De estilo gótico llama su atención sus dos torres de estilo renacentista. Está incluida dentro del Camino de Santiago. La entrada es completamente gratuita. Esta zona de de Burdeos está llena de callejuelas largas y tortuosas. La gran mayoría son peatonales lo que hace agradable su visita.

Es aconsejable pasear tanto en bici como andando por la muralla de la ciudad en la que reina la Porte de Cailhau, la antigua entrada de Burdeos. Tras dejar la puerta antigua, se puede acceder a la Place du marché des Chartrons donde los pequeños bares y cafetería inundan la zona, ideal para poder descansar durante unos minutos. Es muy típico comer los famosos creps, tanto dulces como salados.

Tras haber degustado la comida francesa, lo ideal es adentrarse por una de las calles más míticas de Burdeos: la Rue de Saint Catherine, en la que librerías, tiendas artesanales y de ropa se entremezclan entre la multitud. Los monumentos en esta ciudad están cerca unos de otros. Así que visitar la Basílica de St Michael o el Puente de Piedra, en el que la ciudad queda dividida en dos, resulta muy apetecible.

Tras un sábado frenético de visitas, nada mejor que acabar en el Jardín Botánico de Burdeos, bautizado como Bastide. Con más de seis espacios para recorrer, en la actualidad tiene más de 3.000 especies de plantas que proceden de diversos lugares del mundo y que se organizan de forma sistemática, contando entre sus especies más destacadas con muchas exóticas que proceden de China, Japón o Norteamérica.

LA VANGUARDIA Y LO CLÁSICO SE ENTREMEZCLAN

Burdeos se divide en dos. La clásica y la moderna. Tras un sábado recorriendo monumentos antiguos, toca empaparse de la arquitectura más vanguardista antes de coger el avión. Es el caso de la Place des Grands Homms. En esta plaza hay esculturas que rememoran a los personajes más relevantes de la historia gala como Montesquieu, Rousseau, Voltaire y Diderot. En este lugar podemos encontrar uno de los edificios con más encanto de la ciudad: el Gran Teatro de Burdeos. Frente al ‘Grand Theatre’ se levanta un peculiar edificio que, con su forma triangular, recuerda a la curiosa arquitectura del Flatiron en Nueva York. A escasos metros, se edificó hace pocos años uno de los centros comerciales más modernos y grandes de Europa. ¡Nada mejor que realizar unas compras antes de regresar a Barcelona!

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