• El Atomium y el 'Niño meón', dos de los monumentos más representativos
  • La cerveza belga, las patatas fritas, el chocolate y los mejillones son las grandes atracciones gastronómicas de la ciudad
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BruselasCRUCEROSFLUVIALES.ES

Bélgica es uno de los mejores destinos para evitar el sofocante calor veraniego que asola España. El encanto arquitectónico, la cerveza, el chocolate, las patatas fritas y los mejillones son algunos de los platos fuertes de Bruselas.

Además de ser el principal eje político y económico europeo, Bruselas posee un encanto cultural y arquitectónico como pocas ciudades en Europa. Con 170.000 habitantes, la ‘capital’ europea se encuentra a escasas dos horas de Amsterdam, por lo que si se tienen más de dos días para viajar, es más que recomendable acercarse hasta la capital de los Países Bajos.

El metabuscador Skyscanner ofrece vuelos desde Madrid hasta Bruselas por apenas 95 euros. La salida desde Barajas es a las nueve y media de la mañana. La vuelta es el domingo a la misma hora, llegando a Madrid al filo de las doce y media del mediodía. En cuanto a la pernoctación, Airbnb ofrece la posibilidad de poder dormir por menos de 35 euros la noche. Si la opción preferida es ir a un hotel, el precio puede rondar los 40 euros cada día.

Como se llega a Bruselas a plena mañana del viernes, no hay que perder tiempo y recorrer las calles en las que se encuentra el corazón de la actividad europea. La parada de metro más cercana es “Schuman”, en la que a pocos pasos se puede presenciar la zona del Parlamento Europeo. En este barrio, los edificios altos y de arquitectura de estilo vanguardista están a la orden del día. Destacan además dos grandes parques: el de Bruselas y el Parque Leopold.

Es la hora de comer, y cerca del Parlamento hay un pequeño bar llamado Fishbar Noordzee. El pescado frito y las patatas fritas son su especialidad. Es tradición que se sirva en papel de periódico del día anterior. Los platos combinados suelen rozar los 12 euros. ¡Y no olvides pedir su cerveza artesana!

Tras haber descansado, toca visitar el parque del Cincuentenario. Allí está uno de los mejores museos de coches en el mundo. Automóviles de los años 30 hasta los más nuevos y novedosos. Lo más fascinante de esta colección son los coches que se utilizaron en la II Guerra Mundial.

La bicicleta es una gran opción para recorrer las calles de Bruselas

La bicicleta, como en casi toda Europa, es la opción más sencilla y barata de Bruselas. Alquilar una en un fin de semana apenas llega a los 15 euros. Una vez vista la exposición, qué mejor manera que acabar la jornada visitando el Parque de Bruselas, que es uno de los más animados de la ciudad. En uno de los extremos se encuentra el Palacio Real, y en el otro el Palacio de la Nación, en el que se discuten las decisiones políticas belgas desde 1830.

Para cenar, la mejor opción es acudir a las calles con más calado gastronómico. Le Roi dÉspagne y la Rue au Beurre está inundada de bares de comida tradicional belga así que es el momento perfecto de probar los fabulosos mejillones belgas.

SÁBADO PARA EL ATOMIUM

Si hay un monumento representativo para Bruselas ese es el Atomium. A pesar de ser criticado cuando fue colocado para la Exposición Universal de 1958, el Atomium es una de las joyas de la corona de la ciudad belga. Este átomo de hierro tiene más de cien metros de altura y tiene nueve esferas. Dentro del recinto suele haber tanto exposiciones permanentes como temporales. Las largas colas pueden ser un gran impedimento para poder acceder a él, por lo que es recomendable visitar los pabellones adyacentes en el parque Laeken.

A escasos metros del Atomium se encuentra el Mini Europe. Un parque en el que nos encontramos los principales monumentos de las principales ciudades europeas. La plaza de toros de las Ventas, el Big Ben o la Torre Eiffel están representadas en esta zona verde.

Tras hacer un alto en el camino para comer, lo ideal es hacer un pequeño tour por la Plaza de Polaert, donde se ven una de las mejores vistas de Bruselas. El Palacio de la Justicia se encuentra al lado de Polaert y es uno de los edificios más grandes e impresionantes de la ciudad. A escasos metros, nos topamos con la Iglesia de Notre Dame du Sablon. Su fachada le hace ser una de las iglesias más bonitas. Bajando la singular y comercial calle de L`Etuve, nos acercamos hasta otro de los sitios más emblemáticos de Bruselas: ‘el Niño meón’. Una estatuilla de hierro de apenas 50 centímetros representa a un pequeño orinando en la fuente. Los ejércitos que invadían Bruselas siempre intentaron robarla, pero solo en 1619 lograron hacerlo. Fue en ese momento cuando los habitantes repusieron la última pieza. Algunas de las leyendas cuentan que el niño salvó a la ciudad de un incendio y de un maleficio.

Para despedirse por la noche de Bruselas, lo idóneo es relajarse y cenar en los restaurantes de la Grand Place y tomar alguna cerveza belga en las decenas de pubs que pueblan las calles.

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