• Estas calles angostas y estrechas están repletas de tiendas al estilo medieval
  • El puerto de Génova destaca por su colorido y tráfico de barcos
genova ciudad

La ciudad italiana de Génova atrae miles de turistas cada mes. El clima agradable que posee y su centro histórico hace de ella una ciudad muy apetecible para una pequeña escapada en verano. El puerto o la casa de Cristóbal Colón son algunos de sus grandes atractivos.

Génova es una de las joyas de Italia. En plena región de Liguria, es perfecta para visitarla en unos días. La antigua urbe medieval cuenta con un casco antiguo inmenso. Las calles angostas, oscuras y entrecruzadas hacen que el centro de la urbe italiana tenga poco o nada que envidiar a las ciudades europeas.

El metabuscador Skyscanner ofrece una buena oportunidad de escapada desde el jueves 13 de julio hasta el domingo 16 de julio. El precio de ida y vuelta es de alrededor unos 130 euros. En cuanto a dormir, la pernoctación oscila entre los 35 euros la noche en apartamentos de Airbnb, a un kilómetro del centro. En cuanto a hoteles, los principales buscadores tienen ofertas de alrededor de 45 euros la noche.

La zona portuaria es la segunda más importante después de Marsella, por lo que le sitúa como el segundo más grande de Europa

La llegada está programada a primera hora de la tarde, por lo que es aconsejable pasar la tarde por el puerto genovés. La zona portuaria es la segunda más importante después de Marsella, por lo que le sitúa como el segundo más grande de Europa. Decenas de ferrys de mercancías y de pasajeros atracan en su muelle por lo que le hace ser una bonita zona para pasear debido a las numerosas tiendas de ropa, souvenirs y restaurantes. Además conviene visitar la parte antigua del puerto viejo. Tras pasear por la parte ‘abandonada’, hay una inmensa plaza con una iglesia de lo más pintoresca. Es recomendable volver para cenar en la zona de restaurantes del puerto de Génova. Para tomarse un buen helado y algún cóctel no hace falta moverse mucho, ya que en el puerto existen varios locales para disfrutar de la noche.

VIERNES DE PALACIO

Con las pilas recargadas tras haber descansado y disfrutado de uno de los mayores emplazamientos europeos, toca calzarse un buen zapato cómodo porque toca pasear de lo lindo. Génova está plagada de palacios, pero el más singular es el Palacio Ducal de Génova. Encajonada entre la céntrica plaza de Ferrari y la plaza de Matteoti. En este enorme palacio, vivían los antiguos duques de Génova durante más de 300 años.

Pero ahí no acaba la cosa. Es sólo el principio. Desde el Palacio Ducal surge la ruta de los Rolli, una serie de palacios llamados así por unos rollos (o distintivos) que los significaban como aptos para hospedar a reyes o visitantes nobles, en tiempos dorados de la República. Funcionaban como hoteles de lujo y estaban decorados con obras de los pintores más notables. Es la Génova renacentista de las calles Aurea, Garibaldi y Carola que, juntas, contienen más de 40 palacios construidos entre 1500 y 1600. Ahora, están abiertos al público y es un verdadero espectáculo comprobar cómo se mantienen intacto los edificios de más de 600 años se mantienen intactas

Cómo el viernes es muy largo, y los palacios son muchos, hay que aprovechar por la tarde (en la que la ciudad está en plena ebullición) para visitar las famosas bodegas. ¿Acaso se cree que la tapa es sólo cosa de España? No. En Génova también se va de aperitivos. El queso y el vino son sus platos fuertes.

SÁBADO DE CENTRO...Y DE TIENDAS

Cómo ya se ha mencionado, Génova tiene uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. Es aconsejable perderse por la infinidad de callejuelas que tiene la ciudad mediterránea y bucear por las plazas y por las famosas tiendas de barrio, que evocan a épocas medievales. Es importante acercarse hasta la fábrica de dulces de la Familia Romanengo, en la Via Soziglia, 74 donde se siguen elaborando los gocce al rosolio, que son los famosos caramelos pequeños que se explotan cuando tocan la lengua, que se elaboran desde 1870. Tampoco viene mal acercarse hasta la chocolatería Crema de Cacao (Via delle Grazie, 81), donde su artesano pastelero se ha inventado unos bombones con sabor a pesto, la conocida salsa, originaria de Génova, a base de albahaca, piñones y parmesano.

Por la tarde noche, es conveniente visitar la zona de La Lanterna, donde reina el faro de Génova que tiene una altura de 117 metros

Del mismo modo que todos los caminos llevan a Roma, todas estas callejuelas desembocan en el puerto. Antes de llegar, existen decenas de pizzerías caseras, así que…¡Buen provecho!

Por la tarde noche, es conveniente visitar la zona de La Lanterna, donde reina el faro de Génova que tiene una altura de 117 metros. Hay que subir 172 escalones para disfrutar de las mejores visitas de la ciudad. Otro punto a tener en cuenta es el Acquario di Genova, el segundo más grande de Europa (el primero es el Oceanográfico de Valencia), diseñado por al arquitecto italiano Renzo Piano.

DOMINGO DE CRISTÓBAL COLÓN

Y antes de irse de una de los grandes ‘descubrimientos’ en Europa, es importante acudir hasta la Casa de Cristóbal Colón, uno de los personajes más importante de la historia. Génova es la ciudad natal de Cristóbal Colón. Nacido en 1461, fue el descubridor de América cuando decidió viajar hasta India por una ruta desconocida.

Asimismo, antes de su reconstrucción durante el siglo XVIII, la Casa de Cristóbal Colón se encontraba cerca de la Puerta de San Andrea, es decir, la puerta occidental de Santo Stefano, abierta en la Muralla Vieja (que rodea el casco histórico de Génova). Hoy, Casa de Cristóbal Colón se ha convertido en un museo histórico que recoge algunos pasajes de su niñez y juventud, puesto que fue el hogar donde vivió junto a su padre.

Cerca de la casa de Colón, falta por visitar otro de los grandes monumentos. La Catedral de San lorenzo es uno de los baluartes de la ciudad. Al igual que toda la ciudad, se construyó en la época medieval y es de estilo románico. Durante la II Guerra Mundial quedó muy dañada, y dentro de la misma Catedral se conserva un obús lanzado que alcanzó el interior de la iglesia.

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