• Ofrecen de media un retorno mayor que los alquileres, los bonos del Estado y los depósitos
  • Los inversores más arriesgados apuestan por invertir en acciones de 'startup'
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La mayoría de plataformas se centra en las pymes, aunque alguna de ellas también presta a particulares.EUROPA PRESS

La fusión entre Bancaja y Caja Madrid en 2010 que dio lugar a Bankia en plena crisis económica dejó a 4.000 empleados en la calle, bajo el paraguas de las prejubilaciones y las bajas incentivadas. Siete empleados de la extinta caja de ahorros valenciana pensaron que no todo estaba perdido en el sector financiero y dieron con la fórmula de las plataformas de financiación participativa (PFP) que tanto éxito estaba cosechando en Estados Unidos y Reino Unido.

Bajo la premisa de la necesidad de financiación para las pymes después de que los bancos cerrasen el ‘grifo’, crearon Colectual en 2015, una plataforma de financiación que une la necesidad de los inversores de rentabilizar sus ahorros y la búsqueda de liquidez de las pymes y los emprendedores para echar a andar sus proyectos o dar un mayor impulso a sus retos. Colectual rechaza además financiar proyectos inmobiliarios, armamentísticos u otros que no cumplen sus parámetros de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y destina un 25% de sus beneficios distribuibles a acciones de carácter social elegidas por sus clientes.

Como Colectual existen otras once empresas similares registradas ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que tratan de abrirse paso en la economía española, fuertemente dependiente del crédito que prestan los bancos a las empresas. La Ley de Fomento de la Financiación Empresarial ha regulado un sector incipiente en los peores años de la crisis y que ahora empieza a coger cada más fuerza.

Pese a su corta experiencia, estas plataformas canalizaron en 2015 unos activos por valor de 45 millones de euros en España, según un informe de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), en colaboración con la consultora KPMG y CME Group Foundation. Entre 2013 y 2015, la cifra se eleva hasta los 103 millones, junto a las compañías que se dedican al ‘equity crowdfunding’, la financiación de compañías de reciente creación a cambio de acciones o participaciones, en el caso de las sociedades limitadas, para el inversor.

SER BANQUERO

Aunque no existen datos más actuales, la francesa Lendix que ya está implantada en España e Italia, estima que en los próximos años la financiación alternativa a los bancos a través de estas compañías moverá unos 2.000 millones de euros. Más allá de estas cifras mareantes, las once plataformas registradas en la CNMV ofrecen una rentabilidad anual a los inversores del 5,36%. Todo ello en un escenario como el actual de bajos tipos de interés en el que los depósitos bancarios rentan un 0,1%, los bonos del Estado a diez años un 1,6%, los alquileres un 4,3% y la renta variable nacional -Ibex 35- un 20%, según los datos recogidos por el Banco de España en el primer trimestre.

“Siempre recomendamos a los inversores que diversifiquen su cartera y además ofrecemos una lista de empresas por rating”, comentan desde My Triple A

El dato calculado por ‘Bolsamanía’ es la rentabilidad media de todos los vehículos de inversión que ofrecen las once plataformas registradas en la CNMV. Estas rentabilidades, no exentas de riesgo como recogen las distintas páginas webs corporativas, van desde el 7,04% que ofrece Grow.ly al 2,2% que My Triple A tiene en sus inversiones garantizadas por la Sociedad de Garantía Recíproca (SGR), el único ‘producto’ con estas características en el sector. La plataforma radicada en Soria y fundada por los hermanos Jorge y Sergio Antón ofrece también invertir en empresas con mayor riesgo con un retorno del 6,09% anual.

“Siempre recomendamos a los inversores que diversifiquen su cartera y además ofrecemos una lista de empresas por rating, en función del riesgo, el tipo de empresa y el período de amortización”, comentan fuentes de My Triple A, la primera compañía de financiación alternativa registrada en la CNMV.

Además de este habitual llamamiento a la diversificación, los inversores interesados en estas plataformas deben ser conscientes de que destinar su dinero a ellas no está exento de riesgos, como el de iliquidez o el de contrapartida, que deben ser cubiertos por un rendimiento que los compense. Tampoco deben perder de vista que estas alternativas no se escapan del binomio clave en toda inversión: el de la rentabilidad y el riesgo. O lo que es lo mismo, hay que ser conscientes de que unos rendimientos del 4% o el 5% en un contexto de tipos de interés al 0% contiene un importante nivel de riesgo, de ahí que, como tienen ese riesgo, rindan más que otros productos. Y esa es una de sus características. Y también uno de sus reclamos: representan una alternativa de inversión que los ahorradores ya tienen a su alcance para dar más lustre a sus carteras. Simplemente deben comprender su naturaleza y los riesgos que les acompañan.

Estas plataformas cumplen además otra premisa como el acceso al ahorro a las carteras más modestas, prácticamente sin ningún tipo de comisión si los proyectos no consiguen reunir los fondos necesarios para echar a andar y con un mínimo a invertir que no sobrepasa en ninguna de las once compañías los 100 euros. Para los prestatarios también tiene ventajas como un tipo de interés que se sitúa en el entorno del 5%, con una serie de comisiones de formalización y de operación.

PARA LOS QUE CONFÍAN EN EL ‘LADRILLO’

Las plataforma de ‘crowdfunding’ inmobiliario son las últimas a las que el regulador que preside Sebastián Albella ha dado luz verde para dejar de estar en el limbo legal en la que se encuentran. Housers, Privalore, Inmocrowd, Inveslar e InvesReal son las principales sociedades de otro de los sectores al alza que se está aprovechando de la recuperación del ‘ladrillo’ en las grandes ciudades españolas.

La rentabilidad del 'crowdfunding inmobiliario' se mueve entre el 3% en los alquileres y el 18% en el caso de ventas

Su funcionamiento se basa en financiar la adquisición de activos inmobiliarios por parte de una sociedad y los pequeños inversores pasan a tener participaciones en la compañía, por lo que un inversor no puede tomar grandes decisiones por sí mismo a menos que se haga con el control de dos tercios de la sociedad.

La rentabilidad que mueven estas empresas se mueve entre el 3% en el caso de los alquileres y el 18% en el caso de ventas, con el riesgo evidente para los inversores de que el activo inmobiliario se deprecie o no tenga el valor esperado por la plataforma, algo que se trata de evitar con estudios previos a la adquisición.

ACCIONISTAS DE LAS FUTURAS TUENTI O PRIVALIA

La alternativa a los préstamos tradicionales a las pymes y a los autónomos y a la vivienda es la apuesta por ser accionista de una ‘startup’, como se conoce al ‘equity crowdfunding’. Algo en lo que están especializadas plataformas como La Bolsa Social, Socios Inversores o Crowdcube.

Este tipo de plataformas no dan datos de rentabilidades medias, pues es un inversión con mucho riesgo por el hecho de que la empresa puede que no tenga éxito en el futuro o en un plazo relativamente largo. Las ‘startup’ se caracterizan además por ser empresas que no suelen ofrecer dividendos y todos sus esfuerzos están centrados en su expansión, por lo que lo más común es que al final de año sus beneficios se reintegren en la propia empresa y además suscriban ampliaciones de capital con relativa frecuencia con el objetivo de crecer.

La fórmula tradicional de dar un gran ‘pelotazo’ con una ‘startup’ es la venta a una gran empresa, como ya han hecho españolas como Tuenti, Ticketbis o Privalia. Llegado ese momento, el inversor estará de enhorabuena porque su esfuerzo habrá merecido la pena.

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