• La empresas del sector defensa del S&P 500 han aumentado su valor un 15% desde el 8 de noviembre
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Donald Trump ha movido ficha en el tablero internacional. El mandatario estadounidense ha decidido dar un giro a su arenga de “America First” por una campaña de “America Hero”. "Esperamos que, mientras Estados Unidos defienda la justicia, prevalezca la paz y la armonía", anunciaba el presidente en la rueda de prensa posterior a la intervención de su ejército en Siria.

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Los misiles lanzados contra la base de Ash Shairat, el pasado 7 de abril, representan la primera ofensiva estadounidense contra posiciones de Bashar al-Ásad, presidente de Siria. Un ataque contra un régimen respaldado por Rusia y que, por tanto, fue denunciado con contundencia por el ‘amigo’ de Trump, Vladmir Putin. Una tensión geopolítica con aromas de Guerra Fría que se ha visto con buenos ojos por los estadounidenses, según apunta José María Marco, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas: “El país ha aplaudido la intervención de Donald Trump en Siria”. No obstante, añade que “sigue generando incertidumbre entre la población el desconocimiento sobre su estrategia a largo plazo en materia de defensa”.

Una posición beligerante de Trump con dos países con los que, a priori, iba a mejorar su relación con respecto a Obama

Pocos días después de su intervención en Siria, el ejército de EEUU se ha posicionado en otro frente. Las reiteradas pruebas nucleares de Corea del Norte han dinamitado la paciencia de Trump y un grupo naval de la marina estadounidense se ha desplegado esta semana en la península de Corea. El régimen de Kim Jong-un respondió a este movimiento y ha advertido de “consecuencias catastróficas” y “medidas duras” si Estados Unidos continúa sus provocaciones.

Trump no tardó en contestar: “Corea del Norte está buscando problemas. Si China quiere ayudarnos, estupendo. Si no, ¡resolveremos los problemas sin ellos! EE UU. U. S. A.”, contestó el presidente a través de su cuenta personal de Twitter. Una posición beligerante del nuevo presidente con dos países con los que, a priori, iba a mejorar su relación con respecto a Obama, según señalaba en su campaña electoral.

Aunque su actividad militar tuvo un tercer capítulo en menos de una semana. El Ejército estadounidense lanzó, el pasado jueves sobre el este de Afganistán, la bomba no nuclear más potente de su arsenal, la GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast Bomb (MOAB), de 10.000 kilos de peso, de los cuales el 80% son explosivos de alta potencia. El objetivo de este ataque eran "los túneles y personal de ISIS" en la localidad afgana de Achin, según informaba Sean Spicer, secretario de Prensa de la Casa Blanca. Una importante actividad militar que ha sido celebrada por ciertas empresas.

MÚSICA PARA LA INDUSTRIA ARMAMENTÍSTICA

La industria armamentística sonrió desde el primer momento con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Pese a la incertidumbre que generó el “America First”, estas compañías recuperaron el tono positivo cuando se conoció que la administración destinará 600.000 millones de dólares a Defensa en su nuevo presupuesto, lo que representa un 10% más que el año anterior.

Una decisión muy celebrada entre las empresas del sector, que dió continuidad a su positivismo en los últimos movimientos geopolíticos de Trump. La empresas de defensa del S&P 500 han aumentado su valor un 15% desde la victoria de Trump. Un ejemplo de ello es la compañía estadounidense Lockheed Martin que, desde del pasado 8 de noviembre, ha aumentado su cotización un 12,96% en la Bolsa de Nueva York. La empresa está especializada en cazas y hélicopteros de combate, como los F-16 o los Black Hawk. Boeing también ha logrado alzarse un 24,85% en bolsa, no obstante, esta compañía está incluida dentro del sector en una parte ya que, compatibiliza su suministro de bombarderos B-52 y los helicópteros Apache y Chinook, con la fabricación de aviones comerciales.

Raytheon también se muestra positiva en los tiempos de Trump. Sus acciones han subido un 11,90% desde su elección. La empresa es una de los mayores contratistas de defensa militar en Estados Unidos y su producto estrella son los misiles Tomahawk, los utilizados en el ataque del ejército estadounidense en Siria. El día de esta intervención, el pasado 7 de abril, sus acciones se revalorizaban un 1,49%.

General Dynamics ha sido una de las empresas que más se ha revalorizado durante período. El fabricante de tanques de combate y sistemas de vigilancia ha aumentado su valor bursátil en un 23,44%. Pero la llegada de Trump también ha beneficiado a empresas no americanas. El constructor de carros de combate británico BAE Systems se alza un 8,4% en la Bolsa de Londres desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Una buena relación de la compañía con la nueva administración de EEUU que se refleja en el reciente contrato de 112 millones de dólares para la fabricación de tanques M88A1 y M88A2 para el ejército estadounidense.

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