• Banco Santander, Bankia y EVO Banco vuelven a meter la tijera
  • Los representantes de los trabajadores temen más fusiones que den lugar a recortes
manifestacion de los sindicatos
Manifestación de los sindicatos el primero de mayo
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Bancos, firmas de inversión y aseguradoras forman el único sector de la economía española que reduce la masa salarial en 2017. Las entidades continúan la tendencia iniciada en 2009 de meter la tijera en sus plantillas, y los sindicatos temen que siga siendo así en los dos próximos ejercicios.

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Las propias autoridades insisten en que la banca debe seguir con procesos de consolidación, como resumió Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), en su última visita a Madrid: “El sector financiero lleva sin realizar progresos en su eficiencia desde 2011”, señaló en un tirón de orejas para el conjunto de la industria financiera a lo largo del Viejo Continente.

Estos mensajes han calado en las plantillas del sector, que asumen los 'tijerazos' de Banco Santander, después de absorber el Popular, de Bankia tras hacer lo propio con Banco Mare Nostrum (BMN), y de EVO Banco. “Damos por hecho que habrá más fusiones, porque así lo quieren los supervisores, y que esto derivará en más ajustes”, admite un líder sindical. “Podría venir un gran banco y comprar una entidad local, que haya movimientos con las entidades pequeñas, e incluso cada vez suena con más fuerza la posibilidad de que haya una gran operación corporativa”, añade esta misma fuente.

Las fusiones transnacionales son una de las metas de Bruselas y Fráncfort. Por ahora, ha habido compras por parte de bancos de entidades de menor tamaño de terceros países, como los españoles Santander y CaixaBank en Portugal con Banif y BPI respectivamente. Mientras que tras el severo ajuste iniciado en 2009 e intensificado con el rescate de 2012, Bankia y Banco Santander han dado una vuelta más a la concentración en 2017, aunque de forma muy diferente.

Podría venir un gran banco y comprar una entidad local, que haya movimientos con las entidades pequeñas, e incluso cada vez suena con más fuerza la posibilidad de que haya una gran operación corporativa

El Fondo de Reestructuración y Reordenación Bancaria (FROB) decidió que la entidad parcialmente nacionalizada que preside José Ignacio Goirigolzarri se fusionara con BMN, también rescatado y nacionalizado en su momento. Mientras que el Santander se quedó con el Popular por un euro después de ser declarado “inviable” por la Junta Única de Resolución (JUR) del BCE.

En ambos casos, el resultado para las plantillas de trabajadores es que la integración deriva en ajustes. Banco Santander acordó con los sindicatos 1.100 salidas de los servicios centrales a través de prejubilaciones con el 80% del salario a los empleados que superen los 50 años de edad con primas en función de la antigûedad, mientras que la entidad ofrece 40 días por año trabajado con un límite de 24 mensualidades a los menores de 50 años, con dos primas en función del tiempo que lleven en el banco.

Asimismo, habrá 575 recolocaciones de empleados del Popular en otras empresas del grupo y lo mismo con 22 trabajadores del Santander. Con esta medida, el Santander reduce un 25% la plantilla en las oficinas centrales. La intención es que el ajuste se cubra con bajas voluntarias. Los trabajadores tienen hasta el 31 de enero para solicitar acogerse al ajuste. Los sindicatos no descartan que el banco presidido por Ana Patricia Botín lleve a cabo nuevos recortes cuando se integre la red comercial, algo que está previsto para 2019.

HACIA UN NUEVO MÍNIMO HISTÓRICO

Por su parte, Bankia ha planteado a los sindicatos un recorte de 2.510 empleos en el grupo resultante de la fusión con BMN, lo que supone algo más del 14% de la plantilla. En este caso, las salidas se dividen entre 817 trabajadores de servicios centrales por solapamiento de centros, 700 en la red de oficinas por la misma razón, 118 en estructuras intermedias (direcciones territoriales y direcciones de zona), 300 por ajuste de productividad en la red comercial, 375 por excedencias y cesiones a otras empresas del grupo y 210 por el proceso de digitalización.

Un severo ajuste que los representantes de los trabajadores esperan que se modere finalmente. El convenio de la banca contempla una fase previa a las negociaciones para informar a las partes, y normalmente las entidades empiezan con cifras más elevadas de las que se acuerdan definitivamente. En este caso, este periodo previo se extenderá hasta el 28 de diciembre, con lo que lo previsible es que a lo largo de enero se desarrollen las negociaciones y el ajuste se ejecute el próximo año. Los sindicatos admiten que las condiciones son muy diferentes, porque “el Santander no le debe miles de millones de euros al Estado como Bankia”, con lo que son más pesimistas sobre las condiciones que obtengan finalmente que con el banco cántabro.

El otro ajuste importante pendiente es el de Evo Banco, que ha acordado con los líderes sindicales un ajuste de 239 puestos de trabajo, una cantidad equivalente al 52% de la plantilla. La indemnización será de 32 días por año trabajado con un máximo de 22 mensualidades y una prima de 2.000 euros por cada tres años trabajados, así como otra adicional que oscilará por antigüedad y rango entre los 4.000 y los 30.000 euros. La prejubilaciones se realizarán para empleados con al menos 56 años y 15 de desempeño en la entidad con el 80% del salario.

Estos últimos ajustes no son más que una fase adicional de la tendencia iniciada en 2009. Los bancos empezaron aquel ejercicio con 278.301 empleados, según datos del Banco de España, el máximo histórico. Las entidades acabaron 2016 con 194.283 trabajadores, un 30% menos que en 2008 sin contar con los ajustes de 2017. La del año pasado fue la cifra más baja en la serie histórica de estadísticas que arranca en 1992. Y este año se batirá un nuevo récord a la baja. Además de los ajustes acordados en forma de expedientes de regulación de empleo (ERE) o prejubilaciones, los informes trimestrales que los bancos publican en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) reflejan un descenso paulatino del empleo por bajas voluntarias, despidos discrecionales o jubilaciones no cubiertas. Mientras que los empleados que quedan acumularon más de 26 millones de horas extra no pagadas entre enero y septiembre, y el 90% no se pagan. Una de las razones, junto a los ajustes laborales y a la responsabilidad que recae sobre el empleado con MiFID II, que tiene en 'pie de guerra' a los sindicatos con la banca.

Las entidades acabaron 2016 con 194.283 trabajadores, un 30% menos que en 2008 sin contar con los ajustes de 2017

En los tres primeros trimestres del año, además, las estadísticas de Contabilidad Trimestral del INE reflejan un descenso de la masa salarial en el sector de actividades financieras y de seguros. El único en el que el gasto en salarios cae respecto al año anterior en el tercer trimestre, hasta situarse en los 4.878 millones de euros con 332.567 asalariados, lo que supone una ratio de 4.889 euros brutos mensuales por trabajador que desciende casi un 4% respecto al año anterior, en ambos casos en equivalencia de jornadas completas.

Los bancos meten las tijeras por razones coyunturales y estructurales. En el primer caso, por los excesos previos a la crisis y la corrección de los últimos años en su negocio tradicional de prestar y captar dinero, con el que tienen grandes dificultades ahora para ser rentables. Paralelamente, los costes regulatorios han aumentado, la digitalización reduce la necesidad de llegar al público con una amplia red de sucursales y la banca necesita extremar su eficiencia -para lo que reduce costes- por la competencia cada vez mayor de las ‘fintech’ y la banca en la sombra.

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