el corte ingles

La guerra que se ha desatado en El Corte Inglés entre las hijas de Isidoro Álvarez y su primo, el presidente Dimas Gimeno, aleja la salida a bolsa de la empresa comprometida con el jeque qatarí que posee el 10% del capital. Y también la emisión de bonos de 1.200 millones planeada para antes del verano. El mercado ha perdido la confianza en la compañía y la única salida factible parece la venta de activos inmobiliarios.

Las hostilidades se han roto al calor de la jugada de las hermanas Marta y Cristina Álvarez de convocar un consejo para destituir a Dimas Gimeno -quien ya había sido despojado de poderes ejecutivos- antes de la junta de accionistas de agosto, según publicó El Confidencial.

A partir de ahí se ha abierto un tira y afloja por el que las dos hermanas quieren comprar el 7% que la familia de su primo posee en los grandes almacenes, con cifras muy dispares que llegarían a los 700 millones si se toma la valoración a la que compró el 10% el jeque qatarí Hammad bin Jazzim bin Jaber al Thani.

Pero el problema no es tanto la valoración sino quién compraría. Las dos hermanas poseen directamente el 14% del capital y no cuentan con recursos suficientes para ello. La Fundación Ramón Areces (el principal accionista con el 39% del capital) tiene prohibido endeudarse estatutariamente. En ocasiones anteriores, ha sido la propia compañía quien ha adquirido las acciones de otros herederos que querían vender. Pero ahora no se puede repetir esa jugada, puesto que el sindicato bancario al que El Corte Inglés adeuda 3.650 millones le prohibió incrementar más su endeudamiento en las condiciones del préstamo.

Una posible solución sería que el comprador fuera el citado jeque, que ya va a controlar el 14% del capital este verano merced a los acuerdos con los que entró en la empresa. Pero este inversor supedita incrementar su inversión en El Corte Inglés a la salida a bolsa, para poder "poner en valor" su participación. De ahí que en determinados círculos se haya planteado como solución al conflicto la compra por el qatarí y la inmediata OPV (oferta pública de venta) de la empresa.

IMPOSIBLE SALIR A BOLSA

Sin embargo, varias fuentes del mercado coinciden en que la salida al parqué es imposible a corto plazo. "El mercado es mucho más beligerante que los bancos, que al fin y al cabo están atrapados en el préstamo y El Corte Inglés es 'too big to fail' (demasiado grande para caer). Pero los inversores no tienen por qué jugarse su dinero si el futuro de una empresa no está claro", según una de estas fuentes.

La banca está atrapada en el crédito y El Corte Inglés es 'too big to fail'. Pero los inversores no van a jugarse el dinero si no lo ven claro

"Ahora mismo, los inversores han perdido toda la confianza en la compañía, y sin la confianza del mercado es imposible plantearse una OPV. Tendrá que solucionarse el conflicto y pasar un tiempo razonable antes de que se recupere la confianza perdida", añade otra.

VENDER CENTROS COMERCIALES, LA ÚNICA VÍA

Entonces, si la empresa no puede endeudarse para comprar el porcentaje de Dimas con autocartera ni puede salir a bolsa para animar al jeque a adquirirla, ¿qué solución cabe? Las fuentes consultadas coinciden en que la única vía para resolver el bloqueo es la venta de activos. "El Corte Inglés tiene un ingente patrimonio inmobiliario. Con vender un par de centros comerciales, solucionaría el problema", según una de ellas.

La desconfianza afecta también a la emisión de bonos por valor de 1.200 millones prevista para antes de vacaciones y que tendrá que aplazarse "debido a las circunstancias del mercado" según la compañía. Esta emisión debe reemplazar a un crédito puente concedido por la banca pero requiere que El Corte Inglés obtenga un 'rating' por parte de dos de las tres grandes agencias de calificación crediticia. "Ahora mismo, solo podría conseguir una calificación de 'high yield' [es decir, 'bono basura']", según algunas de las fuentes.

La banca no está preocupada en exceso porque El Corte Inglés tiene dos años de plazo para lanzar esta emisión, aunque esta demora se traduce en unos mayores costes financieros (por los elevados intereses del crédito puente) que mermarán su cuenta de resultados."Lo ideal sería que solucionen los problemas y puedan colocar los bonos antes del verano. Pero no parece factible", concluye otra.

Noticias relacionadas

contador