MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

Nidia Represa es estudiante de psicología y el lunes pasado presentó en Madrid la novela 'Bajo mi piel', en la que cuenta la historia de una chica, Mara, que comienza a sufrir acoso por parte de las que habían sido sus amigas en el instituto, y que está basada en su propia experiencia como víctima de 'bullying' y de las "secuelas" que deja en quienes lo sufren.

"Muchas veces, los acosadores no saben hasta qué punto están llegando y cuánto dolor están causando --explica la autora en una entrevista concedida a Europa Press-- La gente no llega a conocer en realidad lo que es ser acosado, supongo que para eso he sacado el libro".

Según Nidia, "lo que hace falta en las aulas es que los chicos se conciencien y que vean que hacerle eso a un compañero es hacer mucho daño y que luego eso tiene repercusiones".

De hecho, asegura que "muchas veces lo peor viene después" de haber sufrido acoso, por las secuelas psicológicas que puede llegar a dejar y que, según ha explicado, "en algunos casos son permanentes".

El padre de Nidia, Carlos, asegura que desde que comenzó el acoso, "Nidia iba retroalimentándose ella sola, iba perdiendo habilidades sociales hasta terminar creándose su propio dolor, haciéndose su propio daño".

Ella misma asegura que, en las muchas "fases" que vienen después del acoso, pasó a "verlo todo como una amenaza", a "no ser capaz de adaptarse" y a "mirarlo todo pensando que lo que le había pasado podía volverle a pasar", incluso después de haber cambiado de colegio.

"Lo pasó muy mal y no fue como los casos extremos que a veces vemos --asegura su padre-- Hay muchos niños que están pasándolo muy mal precisamente porque no se sienten respondidos, protegidos, comprendidos. Muchas ocasiones no se les da respuesta y se convierte en una bola de nieve que crece".

LOS PADRES, APOYO PARA SALIR DEL "AISLAMIENTO"

Con respecto a esto, Nidia subraya el papel de sus padres a la hora de enfrentarse al problema del acoso y señala que quienes lo sufren "tienden a aislarse e incluso ven a su familia como algo lejano".

"Son quienes pueden hacerte ver que no estás solo y que tienes alguien en quien confiar. Los padres lo que tienen que hacer sobre todo es apoyar y en el libro intento que se vea eso, la lucha que tienen los padres respecto a este tema.", explica.

Aún así, Carlos Represa reconoce que en aquel momento "no se dio cuenta" y luego "no supo entender" por lo que estaba pasando su hija, algo que ahora "le causa mucho dolor". "Mi mujer sí, mi mujer fue todo lo contrario", explica.

A raíz de lo que le pasó a su hija y de comprender su propio desconocimiento se ha dedicado a impulsar medidas y diálogo en el seno de las administraciones públicas, incluso en el Congreso, para que se actúe y se tome conciencia de las dimensiones del problema que supone el acoso.

Según señala, un informe de la Universidad Miguel Hernández revela que al menos un 50% de los menores que utilizan Internet han sufrido en alguna ocasión formas de ciberacoso, que van desde las coacciones hasta las amenazas, insultos, publicación de fotografías o vídeos sin consentimiento o las emisión de rumores.

LOS PROFESORES A MENUDO NO SABEN QUÉ HACER

"El acoso ya no se reduce únicamente al ámbito escolar --asegura Carlos Represa-- y muchos profesores abordan este tipo de conflictos como se abordaban hace 20 años. Van a su clase y cuando algún niño se queja de lo que le han hecho dicen: 'No te preocupes, eso es una chiquillada'. Cuando es algo que lleva repitiéndose un año y está causando trastornos importantes".

De hecho, asegura que muchos profesores que sí se involucran "muchas veces no saben qué hacer" debido a que, para ellos, "Internet como un mundo oscuro, que no controlan, no dominan y no saben cómo actuar".

En el caso de Nidia, explica que desde el centro donde estudiaba alegaban que "no podían hacer nada" porque el acoso se producía fuera del horario escolar, en Internet, aunque fueran los compañeros de colegio los que lo llevaran a cabo.

"Siempre se sentía acosada, incluso después de haber salido del colegio, y sin falta de apoyo, porque yo fallé estrepitosamente. Fue un fallo global, general --asegura-- O se aborda de otra manera y son conscientes del cambio que se ha dado en este fenómeno, que ya ni siquiera se puede llamar apoyo escolar, o el proceso se multiplica y, como en el caso de Nidia, se prolonga en el tiempo porque no encuentra consuelo".

En este sentido, ha subrayado que "muchos profesores desconocen" que, desde que fue aprobada la Ley que eleva a los docentes a la categoría de autoridad, "las actuaciones como imprimir un 'timeline' de Twitter tienen valor de prueba en un juicio si están validadas por un profesor". "En algunos casos tienen la misma autoridad que un policía", asegura.

Aún así, recomienda que, ante situaciones como la de Nidia, "si es algo que se puede resolver en el ámbito escolar, se haga en el ámbito escolar" y únicamente en el caso de que "no se solucione" o de que los padres piensen que los ataques pueden ser "algo con consecuencias mayores" o "no saben hasta donde va a llegar el daño" lo denuncien a las autoridades. "¡Por supuesto que hay que acudir a la Policía en ese caso!", ha subrayado.

ATENDER A LOS ACOSADORES

Por último, Nidia ha incidido en la necesidad de que el acoso, dentro o fuera del ámbito escolar, "tenga consecuencias" para quienes lo llevan a cabo "para que vean que no pueden hacerlo y que así los acosados se sientan más seguros".

La autora de 'Bajo mi piel' ha defendido que "es importante que haya consecuencias" para quienes abusan o atacan a otros compañeros pero también que se contemple "un plan de intervención" que se active cuando se producen casos de 'bullying'.

"Ha de haber alguna manera de ayudar a los acosadores porque siempre son así por algo. Pueden tener algún problema familiar o de cualquier tipo", ha explicado.

Según Nidia, entre las personas (en este caso menores de edad) que llevan a cabo estos actos están los que "acosan activamente" y también "suele haber un cabecilla que a lo mejor no hace tanto pero es el que da las órdenes".

"Luego están los espectadores, que son los que no hacen nada directamente pero se callan, no van a los profesores, no dicen nada o se callan, e incluso a lo mejor están de acuerdo. Eso llega a hacer mucho daño", ha explicado.

Por ello, ha hecho un llamamiento a trabajar en las aulas para que los chicos y chicas "se conciencien" y que "vean que hacerle eso a un compañero es hacer mucho daño, y que luego tiene repercusiones".

"Si concienciamos a todas las aulas, puede que haga mucho bien que el acoso baje mucho. Al final, muchas veces, los casos de acoso, los acosadores no saben hasta qué punto están llegando y cuánto dolor están causando", ha concluido.

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