• El mercado espera nuevas pistas sobre la futura retirada de los estímulos
  • La cita de Wyoming también ofrece espacio para las 'sorpresas'
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El presidente del BCE, Mario Draghi, y la de la Fed, Janet Yellen

No hay cita igual en el universo monetario. Todo está en marcha ya en Jackson Hole, donde cada año, a finales de agosto, muchos de los banqueros centrales más importantes y varios de los principales economistas del mundo se reúnen para pasar revista a la situación económica mundial. Una suerte de cónclave en la que, en ocasiones, los supuestos protagonistas no son los que dicen las cosas más importantes.

Este año, el simposio organizado por la Reserva Federal de Kansas City, una de las doce delegaciones que componen el sistema de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, ha configurado un cartel insuperable para la jornada del viernes. En ella participarán los dos banqueros centrales más influyentes del mundo, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, y el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. La primera participará a las 18 horas -hora española- y el segundo lo hará a las 21 horas.

Todos los ojos y todas las expectativas están centradas en ellos. Lo que se espera es que aporten nuevas pistas sobre sus respectivas intenciones para ir desmantelando los extraordinarios estímulos con los que han combatido la peor crisis desde la Gran Depresión. Cada uno con sus matices, claro está. A Yellen se le analizará para ver si filtra cuándo volverá a subir los tipos de interés en EEUU, que ahora se encuentran en el 1-1,25%, y cuándo y cómo empezará a reducir el voluminoso balance de la Fed, instalado en la histórica cifra de los 4,5 billones de dólares. A Draghi se le examinará para comprobar si apunta novedades sobre cuándo comenzará a reducir las compras de deuda en el mercado, dotadas con 60.000 millones de euros al menos hasta finales de 2017, y sobre cuándo podría empezar a elevar los tipos, principalmente los de descuento, situados en el -0,40% desde marzo de 2016.

EN EL HOMENAJE A GREENSPAN...

Ahora bien, que ellos sean los protagonistas del cónclave de Jackson Hole no equivale a que sean los únicos a los que convenga escuchar -y leer-. Porque no sería la primera vez que otro de los invitados al simposio roba el protagonismo a los supuestos actores principales.

El precedente más sonado ocurrió, posiblemente, en 2005. Aquel no iba a ser un Jackson Hole cualquiera. Se diseñó para que fuera un homenaje a Alan Greenspan, que presidía la Fed desde 1987 y que iba a dejar el cargo a comienzos de 2006 envuelto en un halo de misticismo y leyenda por su particular y (entonces considerada) exitosa forma de dirigir el banco central estadounidense. El título del simposio no dejaba dudas: 'La era Greenspan: lecciones para el futuro'. Había existido una Fed antes de Greenspan y otra muy distinta tras su paso, y así se lo iba a reconocer el mundo monetario.

Allí, en 2005, en Jackson Hole, ante varios de los principales banqueros centrales y economistas del mundo, Rajan, con apenas 42 años, alertó del riesgo de sufrir un "hundimiento catastrófico". Acertó.

Lo que no se esperaba es que, en medio de un ambiente de marcada complacencia, surgiera un 'aguafiestas'. Pero surgió. Su nombre, Raghuram Rajan, un economista indio que por entonces era consejero económico y director del servicio de estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI). Se presentó a la cita de Wyoming con un trabajo titulado '¿Ha hecho el desarrollo financiero un mundo con más riesgo?'. Estudiaba y repasaba el desarrollo del sistema y los productos financieros en las últimas décadas y entre otras cuestiones alertaba de que, pese a lo que el sector y las propias autoridades defendían, esa evolución "podría crear una mayor (aunque todavía pequeña) probabilidad de un hundimiento catastrófico". Y aún fue más allá: "Deberíamos estar preparados para una poco probable pero altamente costosa recesión. En caso de que se produzca, es posible que las pérdidas derivadas de la catástrofe financiera no puedan ser soportadas enteramente por las actuales generaciones y sean compartidas con futuras generaciones".

En el relajado y optimista ambiente de aquel Jackson Hole, los mensajes de Rajan cayeron como bombas. Aunque lo que más cayeron fueron críticas, incluso personales, sobre el propio Rajan. Se le tachó de trasnochado y se le acusó de oponerse al progreso financiero que tanta riqueza y desarrollo estaba generando. Larry Summers, exsecretario del Tesoro de EEUU y una de las voces económicas más influyentes del mundo, sostuvo que el documento de Rajan se apoyaba "en una premisa ligeramente ludita que era largamente equivocada".

El caso es que Rajan se atrevió a decirlo. A sus 42 años. Y nada menos que en Jackson Hole, delante de las personas más influyentes del universo financiero. No hubo que esperar demasiado tiempo para constatar que, por desgracia, tenía razón. En 2007 estalló una crisis histórica. El "hundimiento catastrófico" del que había alertado ya estaba aquí.

En 2017, las huellas de la crisis aún son visibles y su herencia se presenta envenenada. Pero el mundo está pasando de página. Y el simposio de Jackson Hole lo evidencia. Este año el título general del cónclave es 'Fomentando una economía global dinámica'. Yellen y Draghi son los grandes protagonistas. Pero nunca se sabe. Tal vez lo que aguarda es otro 'momento Rajan'.

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