• "El estatus (social) antes se adquiría por el número de bienes que se tenía, ahora por el número de experiencias que se viven", tal y como explica Juan José Ganuza, de Funcas
  • Para Javier de Rivera, sociólogo y profesor de la URJC, lo que se está dando realmente es una concentración de la propiedad
El alquiler ha pasado a tener un papel fundamental en el consumo.

La propiedad privada juega un papel básico en la economía y en la sociedad. Lo más habitual hasta hace poco era querer ahorrar para poder comprar una casa, un coche, una segunda vivienda para las vacaciones... Sin embargo, en los últimos años se está extendiendo poco a poco una tendencia en los hábitos de consumo, tanto en España como en otros países, con la que se ha pasado a primar el uso de los bienes y servicios sobre su tenencia. Las nuevas tecnologías y la reciente crisis son sus principales causas, aunque hay algunas discrepancias en este punto entre los expertos consultados por Bolsamanía. Eso sí, coinciden en que este cambio en la economía no es algo pasajero.

El alquiler de una habitación en un piso compartido ha subido de media en toda España un 17,7% en el último año, según el último informe anual elaborado por el portal Fotocasa. Este aumento de los precios, que en ciudades como Barcelona o Madrid supone una media de 392 euros y 478 euros mensuales respectivamente, es una consecuencia del ‘boom’ del alquiler que se está viviendo en el país: a principios de este año, cerca del 25% de los españoles habitaba una vivienda que no era suya, cuando hace diez años el porcentaje era del 7%.

Pero esta tendencia a alquilar no se limita solo a la vivienda habitual, sino que uno de los sectores donde comenzó a instaurarse fue la vivienda vacacional, con la aparición de empresas como Airbnb, y aún continúa extendiéndose a otros ámbitos del consumo, como el vehículo habitual. Por ejemplo, en la capital española el ‘car sharing’ o alquiler de coches está viviendo desde 2015 un crecimiento exponencial. De hecho, la semana pasada Ferrovial Servicios y Renault llegaron a un acuerdo para entrar en este mercado y competir así con las dos compañías que tienen más presencia en la ciudad, Car2Go y Emov.

LAS EXPERIENCIAS POR ENCIMA DE LA POSESIÓN

Todos estos hechos muestran que se está experimentando un cambio social en lo que se da prioridad a la hora de consumir. Antes era habitual oír esa idea de que alquilar es ‘tirar el dinero’, pero el día a día está demostrando que la percepción general se está modificando.

Para hallar el origen del concepto de propiedad como lo entendemos en la actualidad hay que remontarse a la Revolución Industrial, tal y como indica a ‘Bolsamanía’ Javier de Rivera, sociólogo y profesor del Máster de Comunicación, Cultura y Ciudadanía Digitales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). A partir de esa época "la propiedad empieza a ser una cosa regulada mercantilmente", lo que supuso un “cambio importante” porque permitió empezar a negociar con ella, según explica.

Esta idea se fue desarrollando, al igual que el sistema capitalista, a lo largo de los años, hasta llegar a una economía en la que "se promovía que cada uno fuera un pequeño inversor", que cada persona invirtiera en su propia casa, en su propio vehículo, etcétera., según relata De Rivera. Sin embargo, "ahora se valora más el vivir el presente", vivir "aventuras".

Juan José Ganuza: “Está cambiando la mentalidad de los usuarios hacia primar el uso sobre la propiedad”

En esta misma línea opina Juan José Ganuza, director de Economía Industrial de Funcas y profesor de la Universidad Pompeu Fabra: "El estatus (social) antes se adquiría por el número de bienes que se tenía, ahora por el número de experiencias que se viven". De esta forma, "el uso de los servicios" y bienes prevalece sobre "la tenencia de estos".

"Está cambiando la mentalidad de los usuarios hacia primar el uso sobre la propiedad", afirma Ganuza, lo que se traduce en un auge del alquiler en distintos ámbitos, aunque aún hay una preferencia general a la tenencia.

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y CRISIS

El experto de Funcas apunta a las nuevas tecnologías como la principal causa de esta tendencia, ya que "han hecho mucho más fácil el usar en vez del tener". Según explica, lo que han permitido es "reducir los problemas del alquiler", refiriéndose especialmente a los "costes de transacción" e "información" cuando se lleva a cabo un contrato de arrendamiento, sobre todo de una vivienda. "La palanca ha sido la tecnología, ha sido lo que ha permitido que esto pueda surgir", asegura.

Por su parte, para Javier de Rivera la causa principal está en la crisis, que ha hecho que la sociedad sea "más precaria" y "pobre" y, por tanto, "no se puede permitir" acceder a muchos bienes y servicios a través de su adquisición. "Desde un punto de vista materialista" -explica- "lo que sucede es que hay una mayor concentración de recursos y la gente tiene que acceder a ellos a través del alquiler".

Es decir, en opinión del sociólogo, lo que ocurre realmente es que "se ha avanzado hacia una acumulación de las propiedades" en un tipo de sociedades que tienen "negocios que se basan en las plataformas digitales". Para poder alquilar, "la propiedad tiene que ser de alguien", subraya De Rivera.

Javier de Rivera: “La dinámica cambia hacia una desposesión de la gente común”

Así, el sociólogo afirma que "la concentración de riqueza es cada vez mayor", por lo que, en lugar de una propiedad distribuida entre los individuos (cada persona tiene una casa, un coche, etcétera.), "la propiedad se concentra en unas pocas sociedades, y se da más alquiler", del que "se saca rentabilidad (empresarial)". "La dinámica cambia hacia una desposesión de la gente común", declara el profesor de la URJC, lo que "a la larga implica que hay recursos que dejan de circular en las partes más bajas de la sociedad".

ECONOMÍA COLABORATIVA

Dentro de toda esta tendencia de pérdida de la fuerza de la propiedad ha cogido también protagonismo la idea de la economía colaborativa, un concepto que nació en 2010 con el libro El auge del consumo colaborativo de Rachel Botsman. De hecho, según la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), uno de cada tres internautas usaba el pasado año plataformas de esta forma de consumo, en las que se engloban empresas como Airbnb o Blablacar.

Incluso el organismo ha dado una definición a fenómeno, indicando que es "un nuevo modelo económico que engloba un conjunto heterogéneo y rápidamente cambiante de modos de producción y consumo por el que los agentes comparten, de forma innovadora, activos, bienes o servicios infrautilizados, a cambio o no de un valor monetario, valiéndose para ello de plataformas sociales digitales y, en particular, de internet".

Asimismo, debido a la fuerza y desarrollo de la economía colaborativa, la Comisión Europea presentó en junio de 2016 una serie de orientaciones dirigidas a los consumidores, las empresas y las autoridades públicas de la UE, para que participen "con confianza" en ella.

La economía colaborativa puede aportar una importante contribución al crecimiento y el empleo en la Unión Europea, según el Ejecutivo comunitario

Y es que, la institución comunitaria afirmó en un comunicado que estos "nuevos modelos de negocios", relacionados con la creciente preferencia del uso sobre la propiedad, "pueden aportar una importante contribución al crecimiento y el empleo en la Unión Europea si se fomentan y desarrollan de forma responsable".

RETOS DEL NUEVO CONSUMO

También cree Juan José Ganuza que esta tendencia en el consumo "va a traer bienestar". Admite que aún hay "disfuncionalidades", pero “a largo plazo debería incrementar el bienestar de todos”.

Eso sí, para lograrlo primero hay que afrontar una serie de retos, para que a corto plazo este nuevo consumo pueda convivir servicios tradicionales en condiciones de “igualdad”, en opinión del experto de Funcas. Y el más importante de todos es el establecer un marco regulatorio, ya que ambas el modelo económico tradicional y el que está surgiendo "son compatibles", pero “hay que ser rápidos” para evitar "una alteración de los precios".

Eso sí, esa regulación estará marcada por la localidad, ya que "cada ciudad va a tener un problema", en palabras de Ganuza. Da un ejemplo comparativo de la exposición de la ciudad de Barcelona a los negocios de economía colaborativa o prevalencia del uso con respecto "un pueblo del Pirineo": las necesidades de control y regulación no son las mismas.

Estas plataformas tienen más presencia por el momento en grandes ciudades porque se han introducido sobre todo a través del sector del turismo, y por ahora han provocado conflictos y cierto rechazo en algunos lugares, hasta tal punto que este verano ha cogido fuerza en España la palabra "turismofobia". Como dice Javier de Rivera, los cambios en el consumo que se están viviendo "plantean un reto de gobernanza del sistema público" y, más concretamente, "ponen en jaque a los ayuntamientos".

Un ejemplo de esta necesaria adaptación a nivel local o regional a esta creciente forma de consumo, al mismo tiempo que se busca controlarlo, ha sido Baleares, que este verano ha puesto en marcha una nueva ley turística: entre otras cosas, solo permite alquilar a turistas en viviendas unifamiliares y pareados, y en las plurifamiliares solo si es vivienda habitual y por un máximo de 60 días al año.

A pesar de todo, tal y como indica Juan José Ganuza, la transformación en el consumo y, por tanto, en la economía que se está dando no es circunstancial, sino tendencial. Algo en lo que coincide el sociólogo De Rivera, afirmando que "el futuro es que va a crecer más": todo apunta a que el uso irá ganando terreno a la propiedad.

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