• El BoJ mantiene su QE de 80 billones de yenes
  • Pero modifica cómo los invertirá
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A pesar de que el Banco de Japón (BoJ) ha desvelado pocas novedades en su última reunión de política monetaria, destaca el giro en su política de compra de activos con el objetivo de mantener el rendimiento de los bonos a 10 años. Un aplanamiento de la curva rendimiento, en el que que la rentabilidad a largo plazo sea más cercano al de corto plazo pone en peligro el negocio de la banca, y el BoJ no ha dudado en intervenir para revertir esta situación y estimular una curva de rendimientos más positiva con el fin de que incremente la rentabilidad del negocio bancario, consistente en convertir plazos cortos en largos.

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La banca europea ha recibido con entusiasmo esta medida, probablemente adelantando que el Banco Central Europeo (BCE) siga el ejemplo japonés y dé una solución a sus problemas, en la que los tipos de interés negativos están minando los beneficios del sector.

A mitad de la sesión Europea, los bancos responden a esta medida con fuertes subidas. ING es el más destacado en el Eurostoxx, alzándose un 4%, seguido del español BBVA, que avanza un 3,6%. Los franceses BNP Paribas y Société Générale, el también español Banco Santander y el italiano Intesa SanPaolo suman igualmente más de un 3%.

Aunque no llega a bajar, el alemán Deutsche Bank tampoco se suma a la fiesta en un mercado que tiene muy presente la amenaza que supone la posible sanción de hasta 14.000 millones de dólares (unos 12.500 millones de euros) que le pueden imponer las autoridades estadounidenses. Sus títulos, que se habían desplomado un 14% en las tres últimas sesiones, apenas rebotan un 0,4%, hasta los 11,29 euros.

En el mercado español es el sector que está tirando del Ibex. El más alcista es Banco Popular, con una subida del 5%. Le siguen los dos grandes, Santander y BBVA, y luego vienen Sabadell (2,5%), Bankia (2,4%), Bankinter y CaixaBank (1,7%).

LA BANCA SIEMPRE GANA

El negocio es simple, la banca recibe dinero a través de depósitos de clientes y lo invierte en bonos del estado a largo plazo. Si la curva de rendimiento se aplana, esto quiere decir que el banco tendrá que pagar más por recibir prestado a corto plazo y ganará menos por prestar a largo plazo, impactando directamente sobre sus resultados. El modo de aplicar esta manipulación de la curva de tipos será a través de eliminación del criterio que limitaba la oferta de una rentabilidad prefijada a un máximo año, extendiéndola hasta 10 años.

Con esta medida, lo que el BoJ pretende es transferir sus rendimientos a la banca, es decir, está dispuesto a pagar más por pedir dinero prestado a su sistema bancario. Continúa así con su programa de compra de activos (QE) con una cuantía anual de 80 billones de yenes, más de 700.000 millones de euros, aunque con importantes cambios en cómo emplearlos.

Los tipos de interés negativos están demostrando tener unos efectos prácticamente nulos al impulsar a la bolsa y a la economía nipona y esta medida les permite intentar lograr el mismo objetivo sin tener que sacrificar sus objetivos macroeconómicos.

El propio gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda ha defendido que Japón "ya no está en deflación" como en 2013 por su política expansiva, aunque reconocen que está lejos del objetivo del 2%. Además, el IPC subyacente cayó un 0,5% en agosto respecto al año anterior, lo que supuso el quinto mes consecutivo de descensos. "No hay ningún cambio en nuestro compromiso de alcanzar el 2% a la mayor brevedad posible", ha señalado.

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