• El mundial y los JJOO de 2014 impulsaron el crecimiento suizo un 0,3%
  • El impacto del deporte en el PIB es, en ocasiones, mayor que el entorno macro del país
  • El COI explota como franquicia el dorado negocio de los Juegos Olímpicos
maradona scoring england 1986
Copa del Mundo 1986

“El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y en el que siempre gana Alemania”. Así de contundente se mostraba el delantero inglés Gary Lineker tras la semifinal del Mundial de Italia de 1990, que dejaba fuera a su selección nacional en favor del combinado germano liderado por Lothar Matthäus. Y la realidad es que el goleador del Tottenham no se equivocaba por mucho. Apenas 600 kilómetros.

No posee el mejor combinado, ni aparece en ninguna quiniela para alzar el trofeo de campeón mundial en Rusia este verano, y sin embargo Suiza ya es el ganador, algo para lo que no le ha hecho falta ni patear el balón.

El país transalpino alberga las sedes de los mayores organismos deportivos mundiales como son la FIFA, la UEFA o el Comité Olímpico Internacional (COI), responsables de los más populares eventos del deporte internacional como las competiciones internacionales de fútbol o los Juegos Olímpicos de verano e invierno. Y, como dice el refrán, el que parte y reparte se lleva la mejor parte.

La influencia del deporte en el crecimiento de Suiza es, en ocasiones, mayor que su comportamiento macroeconómico global

Según el Sistema Europeo de Cuentas, las unidades económicas resultantes a cada evento deben asignarse al país donde se llevan a cabo la mayor parte de las actividades y transacciones. De este modo, los ingresos relativos a cada torneo se ingresan directamente en el cómputo del Producto Interior Bruto (PIB) de Suiza. Encajados en el sector de ‘Arte, entretenimiento, recreación y otros servicios’ el crecimiento de este grupo del PIB fue del 6,6% en 2014 gracias al impulso de los JJOO de invierno de Rusia y el Mundial celebrado en Brasil. Un año más tarde, la ausencia de torneos hizo reducir su producción un 11% para repuntar en 2016 de nuevo un 13,4% por la celebración de la Eurocopa de Francia y los JJOO de Río de Janeiro, según datos de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos de Suiza (SECO).

Y a pesar de que este sector signifique apenas un 2% de la economía suiza, su impacto en el desarrollo del PIB es sorprendente. En 2014 la tasa de crecimiento subió un 0,1% gracias al impacto directo del deporte, que continuó los dos siguientes ejercicios con un descenso de dos décimas en 2015 y un aumento del 0,3% en 2016 por la temporalidad de los torneos ya mencionada. De hecho, su influencia es incluso superior al entorno macroeconómico del país en la serie histórica. Por ejemplo, en 2015, el agregado del resto de sectores creció de mayor modo que en 2016 en comparación con el negocio deportivo, y sin embargo, en este último año el crecimiento del PIB fue mayor.

El éxito de estas organizaciones deportivas se basa en su modelo de negocio, que monopoliza la mayoría de los ingresos

Los reguladores ya plantean abarcar el estudio de este fenómeno y garantizar una información fiable sobre el crecimiento de la economía suiza sin depender de los vaivenes que generan estos torneos. Sin embargo, la tarea no es sencilla. En años de Mundial y JJOO de Invierno, el desarrollo del PIB se acelera rápidamente durante los primeros meses del año y alcanza niveles máximos en el segundo trimestre. En cambio, en los años en los que se celebra la Eurocopa de fútbol y los JJOO de Verano, el crecimiento es menor durante los primeros meses para alcanzar cotas máximas entre los meses de julio y septiembre. Por ello, aplicar ajustes estacionales según el método tradicional no es válido.

FRANQUICIADO PARA EL ORO

El éxito de estas organizaciones es su estructura de negocio. El Comité Olímpico Internacional no se financia a través de aportaciones de los Estados miembro, sino que se trata de una entidad privada financiada totalmente por el sector privado y sus asociaciones comerciales. Es la franquicia más famosa del mundo del deporte. En primer lugar, posee la decisión completa de qué país albergará su ‘producto’ y, a cambio de un royalty, el elegido tiene derecho a referirse a su competición con el nombre de ‘Juegos Olímpicos’. De este modo, los gastos relativos tanto a la organización como a la construcción de infraestructuras o el cuidado de los atletas corren siempre a cargo del país anfitrión.

Y esta situación no se limita sólo a los países que quieran albergar los Juegos Olímpicos. Desde 1985 el COI restringe a trece el número de compañías con el privilegio de presentar los icónicos anillos de la competición en sus productos a cambio de millones de dólares. Un dinero que fluye directamente a Suiza, nunca al país donde se celebran. Y faltan las ‘teles’. Según el último desglose de ingresos publicado por el COI sobre los Juegos de Río en 2014, el 73% de ellos provino de derechos de retransmisión. Concretamente, unos 4.100 millones de dólares (unos 3.336 millones de euros).

LA FIFA JUEGA EN EQUIPO

El caso de los máximos organismos en materia futbolística es algo diferente. Cada continente posee su propia federación, que a su vez se fragmenta en varias asociaciones nacionales, y todas ellas conectan en su matriz, la FIFA.

La Federación Internacional de Fútbol Asociado recoge los ingresos de cada campeonato mundial, que luego reparte entre las asociaciones y confederaciones miembro. Y sus canales de retribución son, de nuevo, variados. En los cuatro años que transcurrieron entre la fase de clasificación del Mundial de 2014 y su consecución, el valor de los derechos de televisión generó una renta de casi 2.000 millones de euros, 1.300 millones por patrocinios, 427 millones por entradas y 87 millones por concesiones de derechos comerciales. Su reparto genera controversias, ya que de los casi 4.500 millones de euros que la ingresó la FIFA en este periodo apenas 400 de millones fueron repartidos a las federaciones nacionales en función de su puesto final en el campeonato.

FIFA, Joseph Blatter

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