• En este tiempo su agenda internacional ha primado por encima de cuestiones de política interna
  • La popularidad del fundador de 'En Marcha' ha caído en picado en las últimas semanas
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Emmanuel Macron acaba de cumplir sus 100 primeros días en el Palacio del Elíseo, y lo ha hecho con un sabor agridulce. Por un lado su papel en el plano internacional como presidente de Francia parece estar más que consolidado tras verse, nada más y nada menos, que con personalidades como el presidente ruso, Vladimir Putin, o el presidente de EEUU, Donald Trump. Pero por otro, los galos no parecen nada contentos con su gestión, y así lo reflejan las últimas encuestas, que muestran una caída en picado de su popularidad.

El descenso de su popularidad da por acabada la denominada 'luna de miel' que suelen vivir los políticos y su electorado tras las elecciones

Lo cierto es que estos tres primeros meses de gobierno no han sido un camino de rosas. El descenso de su popularidad entre los franceses da por acabada la denominada 'luna de miel' que suelen vivir los políticos y su electorado tras la elección. Es habitual que tras alzarse con la victoria, un político goce de muy buenas valoraciones, aunque la prueba de fuego que suponen estos 100 primeros días de gobierno puede acabar con ella en caso de que el susodicho, como le ha pasado a Macron, no sea capaz de dar un golpe sobre la mesa de forma contundente y marcar el ritmo de su legislatura.

Ahora mismo sólo un 36% de los franceses dice estar satisfecho con el inicio de su mandato. Son diez puntos menos que el dato recabado por el socialista François Hollande en agosto de 2012, poco después de su elección, pero además supone un porcentaje muy alejado del apoyo del 62% que el exministro de Economía tenía recién llegado al Elíseo, a principios del pasado mes de mayo.

“Cualquier político tiene que tener preparado un plan para los 100 primeros días de gobierno, aunque es verdad que es muy poco tiempo para tomar decisiones de calado importantes”, dice Emilio Serrano, politólogo y consultor de comunicación en Asesores de Comunicación Pública, que cree que cuando echa a andar el mandato es necesario que se produzca algún “gesto” que mantenga la confianza de los electores.

Por su parte, Ignacio Martín Granados, politólogo y miembro del consejo directivo de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), cree que la caída de la popularidad de Macron es “normal” porque al principio “los votantes se enamoran de los políticos jóvenes, frescos y nuevos”, pero tras ser investidos, se convierten en “los culpables de todos los males”. Y eso es lo que le ha ocurrido al presidente francés, según dice el experto.

Los 100 primeros días de Macron han estado marcados por las polémicas en torno a algunos miembros de su equipo y por la falta de rapidez en el cumplimiento de las promesas electorales. Sobre lo primero, hay que recordar que se ha producido la dimisión de cuatro ministros cuando apenas llevaban un mes al frente de sus departamentos, entre ellos el de Justicia, François Bayrou, por sospechas de nepotismo o por verse salpicados por diversas investigaciones judiciales.

Y tampoco se puede olvidar la marcha del general Pierre de Villiers, que dimitió el 19 de julio como jefe del Estado Mayor del Ejército tras un tenso pulso público con Macron a cuenta de los recortes previstos para cumplir los objetivos de déficit, y que afectaban especialmente a Defensa. “Llama la atención que el efecto 'luna de miel' no haya durado mucho”, dice Martín Granados, que sostiene que sólo le ha servido al presidente francés para asegurarse el éxito en las legislativas. Macron se alzó con la victoria el pasado 7 de mayo en la segunda vuelta de las presidenciales, en las que se enfrentó cara a cara con la ultraderechista Marine Le Pen. Poco más de un mes después, el 18 de junio, se celebró la segunda ronda de las elecciones legislativas, que se saldó con la victoria de 'En Marcha', el partido de Macron.

Finalizado el estado de gracia con el que pareció contar en los primeros compases de su mandato, el conocido como 'Mozart de las finanzas' -apodo que se ganó en su etapa en la banca Rothschild, de la que llegó a ser socio, por su precoz habilidad para tejer acuerdos como el que cerró Nestlé para comprar la división de nutrición infantil de Pfizer por algo más de 9.000 millones de euros- se ha dado cuenta de que llevar la batuta del gobierno galo es más difícil de lo que pensó. Sobre todo, cumplir con lo prometido en campaña.

En este sentido, Macron la logrado sacar adelante la denominada ley de 'moralización' de la vida pública, que ha acabado de un plumazo con la extendida práctica entre diputados, senadores, ministros y otros cargos locales de contratar a familiares como asistentes, o la adopción del texto que autoriza al Ejecutivo a reformar el derecho laboral por decreto. Precisamente la reforma laboral es uno de los frentes que tiene abiertos y que marcarán los próximos 100 días de mandato.

LOS PRÓXIMOS RETOS DE MACRON

Según Serrano, tras la intensa y exitosa agenda internacional que ha mantenido Macron en esta primera parte de su mandato (no sólo se ha visto con Putin o Trump, sino que también ha acudido a las reuniones del G7 y del G20), ahora debe centrarse en los problemas internos de Francia. Y es que el país galo sigue teniendo problemas económicos de los que no suele hablarse, pero que requieren una solución.

Tras la intensa agenda internacional de Macron en esta primera parte de su mandato, ahora debe centrarse en los problemas internos de Francia

Especialmente llamativa es la situación de algunos ciudadanos franceses, que dejaron de hacer determinadas cosas como consecuencia de la crisis y que, pese a la mejora de la situación, no han recuperado esos hábitos. Sobre ello habla Belén Barreiro en su libro 'La sociedad que seremos', en el que destaca que Francia es el tercer país en reducción de consumo de alimentos básicos, mientras que España es el quinto, y además el país vecino también ha recortado la compra de medicamentos, situándose en cuarta posición, también por encima de España. Asimismo, es significativa la reducción de las cantidades destinadas por los franceses a actividades de ocio y al uso del coche.

“Cuando sigue habiendo problemas económicos de este tipo, la acción internacional no se valora de forma positiva”, explica Serrano, que dice que la razón de ello es que se ve como algo lejano. Por eso Macron, si quiere recuperar la confianza de los franceses, debe ahora “apagar los fuegos” que tiene en casa, centrándose especialmente en la reforma laboral, que según el politólogo es un tema “candente”, y aparcar su agenda internacional. Las expectativas que hay sobre él y su partido 'En Marcha' son muy altas, precisamente por ese aire de cambio que representan Macron y los suyos, y cumplirlas va a requerir un esfuerzo adicional.

Entre sus iniciativas más populares figuran los recortes en materia de vivienda y la revisión del calendario de la reforma fiscal. Además, sigue proyectando una imagen muy positiva en el plano internacional, aunque lo que ha ocurrido es que esa imagen se ha empezado a desgastar lentamente en su propia casa. Por eso Martín Granados cree que en los próximos 100 días Macron debe adoptar alguna medida “de impacto” que marque el resto de su legislatura, que sirva de ejemplo de lo que será la “filosofía de su Gobierno”. “Macron necesita ese gesto de cara a la galería” para dejar de dar la imagen de que 'sólo' está preocupado por la política internacional, que es “donde se siente más cómodo”, dice el experto. Aunque el miembro de ACOP también reconoce que sus promesas no son algo “que se pueda conseguir de la noche a la mañana”.

AFIANZAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

Y entre los próximos retos de Macron también está el de dar un nuevo impulso a la economía francesa. En este sentido, cuenta con la confianza de los líderes empresariales del país, que le creen capaz de llevar a cabo reformas radicales que ayuden a sostener la recuperación.

Los empresarios han puesto toda su confianza en Macron: le creen capaz de dar un nuevo impulso a la economía

La confianza se encuentra en máximos de seis años, según ha publicado recientemente el Banco de Francia, y ejecutivos de diferentes compañías como Société Générale o Saint-Gobain, según publica Bloomberg, han hablado del buen estado de ánimo que reina tanto en el ámbito financiero como en el empresarial desde que Macron fue elegido, ya que con él ha vuelto la esperanza de lograr que la economía se expanda de forma robusta, algo de lo que fueron incapaces sus predecesores.

Algo que, además, beneficiaría a la Eurozona, ya que el débil crecimiento de Francia, que es la segunda economía más grande de la región del euro, durante los últimos años ha dejado a Alemania sola como principal motor. “Francia todavía está creciendo por debajo de su potencial”, dijo el ministro de Finanzas galo, Bruno Le Maire, hace unos días en una entrevista con Bloomberg. El Gobierno francés mantiene su previsión de crecimiento del 1,5% para el 2017, aunque según Le Maire “Francia debe hacerlo mejor que sus principales socios, como Alemania, y no peor. Ese es nuestro objetivo y lo conseguiremos”, concluyó.

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