• Esta teoría justifica las consecuencias en función de las decisiones
  • El dilema del prisionero es el ejemplo más habitual
John Nash

El matemático y ganador del Premio Nobel de Economía John Nash ha muerto este fin de semana en un accidente de tráfico en Nueva Jersey. Nash volvía junto a su mujer de recoger un premio en Noruega por valor de 800.000 euros con el que se reconocía la aportación de este investigador a la ciencia.

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Nash fue galardonado en 1994 con el Premio Nobel de Economía por su contribución al desarrollo de la 'teoría de juegos', en la que se estudian interacciones de estructuras formalizadas para llevar a cabo procesos de decisión. Este desarrollo ha ido expandiendo su ámbito de influencia más allá de la economía, disciplina original en la que se aplicaba esta teoría, a la que Nash aportó la idea del equilibrio.

Esta aportación funciona cuando las elecciones de dos jugadores son óptimas teniendo en cuenta la decisión de la parte contraria. Por desgracia, esta circunstancia se da en pocas ocasiones y se puede interpretar como que cuando el otro jugador revela su elección, ninguno de los dos apuesta por cambiar de conducta.

El dilema del prisionero:

Uno de los ejemplos que mejor explica la teoría de juegos es el dilema del prisionero, según ha recordado la cadena BBC. En este caso, dos personas son detenidas. El fiscal hace las mismas tres ofertas a los dos presos: si confiesa y su compañero calla, queda libre y su socio es enviado a la cárcel por mucho tiempo. Si los dos callan, la condena es de un año de prisión, mientras que si los dos confiesan, la pena es de cinco años.

Este dilema demuestra que la decisión que uno tome está condicionada por la que toman otras personas, ya que la mejor decisión individual sería confesar, mientras que si los dos se callan, tendrían una pena menor.

Multitud de escenarios:

Con el tiempo, esta teoría se ha ido expandiendo a multitud de escenarios. Esto se ha debido a su versatilidad y facilidad de adaptación a una gran cantidad de supuestos que van más allá de la economía, campo de estudio para el que se desarrolló esta teoría.

De hecho, el desarrollo se aplica a día de hoy en multitud de escenarios de la vida cotidiana, como puede ser el fútbol o una conquista romántica. Además, se ha puesto en marcha en escenarios bélicos como una de las estrategias de guerra.

Capacidad para orientar las decisiones:

En sus orígenes, los defensores de esta teoría creían en que podría llegar a existir un botón que indicase a las personas cómo actuar. Sin embargo, con el tiempo la complejidad ha ido aumentando y a día de hoy la idea tiene un carácter orientativo, según el cual se explica a las personas las consecuencias que pueden tener sus actos atendiendo a los principios de la teoría.

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