• En España existen activas en torno a 50 monedas de estas características, según los expertos
  • El sector financiero reclama que el BdE manifieste su posición cuanto antes
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Sistemas de pago alternativos al euro, con un marcado carácter social, que se implantan en una comunidad acotada geográficamente y escapan al control de los bancos centrales. Esta sería una definición, a grandes rasgos, de las monedas sociales que proliferan en España y que ya están en nuestros bolsillos, sin que el Banco de España (BdE) haya tomado una posición al respecto… todavía: el regulador tiene este fenómeno bajo estudio.

El anuncio de que Barcelona tendrá una moneda propia ha dado visibilidad al debate sobre el uso de este 'dinero' descentralizado y al margen del sistema financiero tradicional que produce “cierta zozobra” en el seno del BdE, tal y como reconocen fuentes cercanas consultadas. El consistorio barcelonés impulsará el año que viene una prueba piloto en los barrios más desfavorecidos del llamado eje Besós. Desde el Ayuntamiento de la capital catalana señalan a Bolsamanía que el proyecto aún está en su fase inicial y su desarrollo entre 2017 y 2018 marcará el punto de partida de la implantación de la moneda propia en toda la ciudad, a partir del 2019.

Miembros del BdE se han manifestado públicamente sobre esta idea. El subgobernador del banco central, Fernando Restoy, la calificó en 2015, poco después de que en la alcaldía barcelonesa se instalara Ada Colau, de “imposible” e “indeseable”. Recientemente, Guillem López Casasnovas, consejero de la entidad, tomó distancia con estas monedas y, durante una entrevista en 'Capital Radio', reconoció que en el BdE hay un grupo técnico de estudio que vigila este fenómeno al que el banco central “ha llegado tarde”. También cuestionó su convertibilidad a euros “sin un regulador que las respalde”. “Yo no tendría ninguna”, llegó a señalar, sembrando una duda más que razonable.

Mientras tanto, en el mundo local, otra ciudad catalana, Santa Coloma de Gramenet, sí lanzará su divisa el próximo año. Y será la primera experiencia municipal para instaurar una moneda local soportada por euros, a diferencia de otras monedas sociales que se han 'acuñado' en España en los últimos 10 años, que se basan en un sistema de crédito mutuo. Es precisamente el hecho de contar con el respaldo de un tenedor de unidades de intercambio (UDIs), al que el Ayuntamiento difiere el pago en euros y que garantiza que cada unidad virtual colomense se pueda cambiar por un euro, donde pone el acento el experto en monedas sociales y autor del libro -y del blog homónimo- Vivir sin empleo, Julio Gisbert.


Santa Coloma de Gramenet, sí lanzará su moneda local el próximo año. Será la primera experiencia municipal para instaurar una moneda local soportada por euros

No obstante, fuentes próximas al BdE insisten en que el surgimiento de estas 'monedas' sin un cuerpo normativo siembra “inquietud” en la entidad y señalan que no están emitidas por una “autoridad monetaria”. Pero, según personas conocedoras de la situación, el banco central español sí ha pedido unos requisitos al consistorio de Santa Coloma de Gramenet, hasta el punto que alumbrará su moneda con el beneplácito de la entidad. Bolsamanía ha podido confirmar tanto desde el Ayuntamiento como desde el regulador que han estado intercambiando información.

Así, el BdE ha enviado unos requerimientos al municipio en cuanto a blanqueo de capitales y otros asuntos fiscales y económicos que debe cumplir la moneda. “Una serie de líneas rojas” que el modelo colomense no traspasa, según explica el teniente de alcaldesa, Esteve Serrano, que también asegura que hay garantías totales de canje a euros en todo momento porque "cada unidad de intercambio en circulación está respaldada por un euro, en una cuenta bloqueada de titularidad municipal, con un único uso: pagar al tenedor de UDIs que pida el cambio a euros, en paridad”. Serrano puntualiza que las garantías para el usuario están recogidas en el Reglamento Municipal, un “aspecto fundamental” que señala el Banco de España.

DINERO ALTERNATIVO Y CON VALORES…

Gisbert, por su parte, pone el acento en que hay que distinguir entre iniciativas como la de Santa Coloma de Gramenet, que sí se adaptan a la legislación vigente, y otro tipo de dinero virtual en circulación en otros municipios, barrios o asociaciones de comerciantes que se basan “en la confianza y la relación que se da entre los miembros de la comunidad”. Habitualmente, se apoyan en el Sistema de Intercambio en Comunidad (CES por sus siglas en inglés -Community Exchange System), una de las redes internacionales que proporciona los medios para que sus usuarios permuten bienes y servicios, de formas tanto locales como distantes. Y, como método de funcionamiento, adoptan alguno de los sistemas de intercambio comunitario local (LETS o Local Exchange Trading Systems en inglés), como los ya mencionados sistemas de canjeo de crédito mutuo.

El experto cuenta unas 50 monedas de estas características activas en España. Se estructuran en redes como la Res de Cataluña, que se encuentra en la mayoría de ciudades de Gerona, a la que están adscritos comercios locales, o la red ECO de Tarragona, que opera con unas características similares. Pero si viajamos hasta el norte de la península, en Bilbao funciona el ekhi; si nos trasladamos a las Islas Canarias, podremos comprar con demos; y si volamos hasta Sevilla, encontraremos el puma, concentrada en el Casco Histórico Norte de la ciudad y también el zoquito de Jerez, que lleva casi una década en funcionamiento.

La mayoría se organizan usando el euro u otra moneda como referencia, pero el valor lo ponen los vendedores y compradores mediante un proceso de acuerdo entre ambos. Natividad Sanz Aneiros, miembro del equipo de coordinación del zoquito, subraya que la red se basa en la “confianza” y destaca las “relaciones que se establecen entre sus miembros” como uno de los activos de este dinero virtual. Habitualmente, estas divisas complementarias se visten con valores solidarios que priman sobre los intereses comerciales, ya sean de fomento y desarrollo del comercio local, de economía sostenible y colaborativa o de defensa de la ecología o de la justicia social, explica Aneiros.

La característica principal, en todos los casos, es que escapan al control oficial, motivo por el que levantan muchos recelos entre las autoridades monetarias que ven con suspicacia estos nuevos modelos. Gisbert avisa de que son esquemas complementarios de fomento del desarrollo local, pero que en ningún caso reemplazarán el euro u otras monedas convencionales. De hecho, es intrínseco a su naturaleza el hecho de que son “disruptores de la economía tradicional y alternativos a la emisión de dinero oficial”, argumenta el experto, por lo que entrar a reglamentarlas atentaría contra su esencia.


Reglamentar las monedas alternativas complementarias atentaría contra su esencia porque son disruptores de la economía tradicional y alternativos a la emisión de dinero oficial

Sin embargo, analistas de los mercados financieros, como Robert Casajuana, gestor de carteras en SLM, justifican la desconfianza del Banco de España porque “nos adentramos en un campo desconocido de monedas virtuales”. El también profesor de ISEFi señala que “la función de los reguladores es la de ofrecer un apoyo institucional a las monedas circulantes en un país”. Por este motivo, reclama que la entidad “tome una posición cuanto antes” ante la eclosión de estas estructuras, ahora que se implican las administraciones locales.

Sí lanza un mensaje de tranquilidad, en alusión al supuesto de que no se pueda realizar la convertibilidad de estas unidades de intercambio a euros, ya que existe un marco legal vigente al que los usuarios se podrían acoger, aunque “no es lo mismo que ofrece el BdE”, reitera el analista. Casajuana hace hincapié en que la autoridad monetaria, encarnada en los bancos centrales, “es fundamental para una moneda de curso legal” y subraya que “el papel del regulador es el de garantizar que no habrá una quiebra de la moneda”.

… QUE DINAMIZA EL COMERCIO LOCAL

Actualmente, otros ayuntamientos están impulsando iniciativas similares y cuentan en muchos casos con financiación de la propia Unión Europea (UE), lo que para Julio Gispert ya es una “garantía” de que son modelos válidos. Desde Santa Coloma de Gramenet, Esteve Serrano señala que “existen marcos comunitarios en el seno del Banco Central Europeo (BCE) a los que nos podríamos acoger para desarrollar este tipo de políticas”.

Gisbert distingue entre tres niveles de implicación de los consistorios: como líderes de la moneda comunitaria, integrándola en sus operaciones diarias; asociándose y patrocinándola; o puede estar involucrado de manera indirecta: participando y apoyando la iniciativa. Casajuana, por su parte, reconoce que las monedas locales son muy atractivas para los ayuntamientos y tienen una vertiente positiva porque “dirigen la compra, el gasto o la inversión ciudadana” y es una gran medida para “dinamizar los consistorios, impulsar el mundo local y apoyar los presupuestos municipales”. Gispert se muestra de acuerdo con esta visión y señala que la mayoría de estos esquemas pretenden “impulsar el comercio de proximidad o trabajar en base a principios de inclusión social en las ciudades”.

En este sentido, los objetivos de la nueva moneda que circulará en las calles de Santa Coloma en 2017, que se recoge en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona, son: “Introducir una política innovadora de transformación social que incida en la promoción del comercio, la economía y la ocupación local mediante los principios rectores de la economía social y solidaria”. La voluntad del consistorio es contar con una “herramienta potente en el marco de las políticas de redistribución territorial del gasto, con capacidad para estimular una mayor circulación local del dinero a partir del aumento del efecto multiplicador de los flujos de caja provenientes de la administración pública”.

Barcelona, por su parte, enmarca su prueba piloto sobre divisa local y renta municipal de inclusión en el proyecto europeo Urban Innovative Action (UIA), a través del cual recibirá 4,85 millones de euros entre 2017 y 2019 para ponerla en marcha. Según fuentes del consistorio de la capital catalana, servirá para conocer qué efectividad tienen varios tipos de prestación económica y servicios en la lucha contra la pobreza y cómo puede convertirse la moneda comunitaria en un instrumento que favorece la activación social y económica del mercado local o reforzar los intercambios de proximidad.

Pero son sólo dos ejemplos de lo que está por llegar, y es que en España florecen las monedas locales, como la ossetana de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), o el municipio de Berga, que también tiene en estudio su propia divisa. Toman como espejo ideas similares que se repiten en toda Europa desde hace 30 años, en ciudades como St. Gallen (Suiza), 24 municipios de la región de Nantes (Francia) o Bristol (Inglaterra). Iniciativas donde los gobiernos locales han liderado la implantación estas divisas, integrando empresas locales, ciudadanos y administraciones a partes iguales, impulsando modelos diferentes que pretenden cambiar el “ADN del dinero”, como reza el manifiesto fundacional del Bristol pound.

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