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La moneda británica ha ocupado toda la atención de los operadores en una semana que ha estado plagada de referencias económicas de Reino Unido y que ha culminado con el cónclave del Banco de Inglaterra. El BoE (por sus siglas en inglés) sorprendió al mercado deslizando que puede haber una subida de tipos en los próximos meses y la libra reaccionó, abordando los 1,34 dólares. Este viernes prolonga su 'rally' hasta un nuevo máximo en los 1,3450 dólares.

El avance de la libra arrancó con el repunte de la inflación hasta el 2,9% interanual, por encima del 2,8% previsto y del 2,6 del mes anterior. El máximo de cinco años de los precios al consumo añadía presión a la entidad gobernada por Mark Carney para que se pronunciara sobre un endurecimiento más temprano de su política monetaria, que pasa por una alza de los tipos desde el mínimo histórico en el 0,25%.

La moneda británica tocaba máximos de un año por encima de los 1,33 dólares y ni siquiera el buen desempeño del dólar esta semana, que ha vivido un ‘rally de alivio’ después de que su debilidad haya echado gasolina a sus principales rivales durante el mes de agosto, ha minado su ímpetu. Pero su avance se vio limitado por el decepcionante dato de las ganancias medias de los trabajadores, del 2,1%, que evidencia que los sueldos no alcanzan el empellón de la inflación, añadiendo presión a los hogares.

El euro ha caído contra la moneda británica un 2,6% en lo que llevamos de semana y acumula pérdidas de más de un 4,5% desde el reciente récord

No obstante, bastó con que el banco central colara en su comunicado que el precio del dinero podría incrementarse antes de lo previsto y la libra alcanzó un máximo intradía en los 1,3405 dólares, que ha prolongado un 0,1% este viernes. Desde principios de semana, la libra ha ganado un 2% contra la moneda de EEUU. En su cruce contra el euro, la divisa de Reino Unido ha alcanzado máximos de casi dos meses en el cambio de las 0,8866 libras y amplia la distancia con sus mínimos de ocho años por encima de las 0,93 libras del 29 de agosto. Así, el euro ha caído contra la moneda británica un 2,6% en lo que llevamos de semana y acumula pérdidas de más de un 4,5% desde el reciente récord.

No obstante, el BoE tiene complicado el equilibrio entre el impulso potencial al crecimiento a largo plazo y la presión sobre los consumidores ya agobiados a corto plazo. De momento, ha mantenido sin cambios su política monetaria: tipos sin modificaciones al igual que su programa de compra de activos. El BoE ha llegado a esta decisión por siete votos a favor y dos en contra.

La división de votos muestra que la cuestión del incremento de las tasas sigue resonando entre los miembros del Comité de Política Monetaria del BoE. Y su lenguaje "está ofreciendo constantes señales de que el mercado no está descontando una subida de tasa de interés en el futuro, hecho que ofrece impulso a la libra", comenta Naem Aslam analista de ThinkMarkets. Pero fundamentar un prolongado crecimiento de la libra “sólo en el hecho de que el supervisor monetario subirá los tipos presionado por la inflación” es un movimiento “demasiado osado” para el analista del broker británico.

De hecho, desde ING han advertido que el impulso ofrecido a la libra es temporal y muy pronto el BoE volverá a dejar paso al Brexit, que será lo que marque su compás en los próximos meses.

EL BREXIT OCUPARÁ LA ESCENA

Junto al crecimiento económico, será la política el tema central en el resto del año, porque si en algo coinciden todos los analistas consultados por Bolsamanía es que el destino de tipo de cambio entre el euro y la libra pasa irremediablemente por el desarrollo del proceso de conversaciones entre Bruselas y Londres. Los equipos negociadores, liderados por Michel Barnier y David Davis, han concluido la tercera ronda de negociaciones sin avances significativos, lo que demuestra para John Hardy, estratega de Saxo Bank, que “Reino Unido realmente no tiene ningún tipo de posición negociadora y es un proceso que no está yendo a ninguna parte”.

Este mes de septiembre, la primera ministra británica, Theresa May, ha logrado poner un poco de orden en su casa al alcanzar un acuerdo parlamentario para la ley desconexión con la UE, destinada a cortar los lazos políticos, financieros y legales con ‘los veintisiete’. Este paso es trascendental para la premier porque "significa que se puede avanzar en las negociaciones con una base sólida”, según ella misma ha valorado.

El escenario que se dibuja en el horizonte el Brexit es el de un callejón sin salida

Pero este avance se antoja minúsculo ante todo lo que queda aún por dirimir. Por un lado tenemos la farragosa tarea de ponerle precio al Brexit, es decir, consensuar una cifra como compensación por salir del bloque europeo. “Y lamentablemente hasta ahí llega el consenso”, lamenta Eduardo Bolinches, analista colaborador de ActivTrades. May acepta que debe pagar una factura por ello, pero las posiciones entre Londres y Bruselas andan muy distantes en cuanto al importe. De hecho, el gobierno británico no está dispuesto a sentarse a la mesa poniendo una cifra de salida. Ha tenido que ser ‘The Sunday Times’ quien filtrara la cifra de 54.500 millones de euros, hace pocos días, aunque esta ha sido rápidamente desmentida por el gobierno británico.

Mientras tanto, desde Europa, mantienen su presión para que Reino Unido asuma su parte cuanto antes, “así que el escenario que se dibuja en el horizonte es el de un callejón sin salida”, valora Bolinches. “Si es una estrategia premeditada para forzar un ‘Brexit duro’, sabedores que puede beneficiar más al Reino Unido que a la Unión Europea, solo lo sabremos con el paso de los meses; pero mi opinión personal es que no es así, simplemente son conocedores de que tan solo han pasado 5 meses desde que el artículo 50 se pusiera en marcha y por lo tanto todavía tienen mucho margen para negociar”, concluye el analista.

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