• Carney y los votos de los miembros del comité del BoE, también en el punto de mira
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La libra ha cedido parte de las ganancias de los últimos días y ha vuelto a negociarse alrededor de los 1,3100 dólares, después de que el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) haya anunciado su decisión de política monetaria tras la reunión del mes de agosto. El supervisor ha mantenido la tasa de interés en el mínimo histórico del 0,25% y prosigue con el mismo ritmo y volumen de sus compras de activos.

Después del anuncio, la divisa británica ha cedido alrededor de un 0,7% desde los máximos de 11 meses del miércoles, en los 1,3251 dólares, borrando parte de las ganancias semanales. Contra el euro, cede un 0,3% en la jornada hasta conquistar los 0,90 libras, precios no vistos desde noviembre de 2016. La divisa comunitaria ha remontado más de un 8% desde los mínimos anuales de abril, en las 0,8297 libras.

No obstante, la debilidad subyacente del dólar persiste y ha llevado a la libra a remontar un 10% desde los mínimos de enero, en los 1,2020 dólares, hasta el récord del miércoles, dejando atrás el fantasma del ‘flash-crash’ de octubre. Kathy Lien, analista de BK Asset Management, señala que la fortaleza de la moneda de Reino Unido, “junto a una subida en el rendimiento de los bonos, hace pensar que el mercado estaba esperando un mayor endurecimiento de sus políticas en la reunión de julio”. De hecho, según señala Hussein Sayed, estratega de FXTM, “había un sentimiento por parte de algunos participantes del mercado de que el BoE podía sorprender con una subida de tipos de 25 puntos básicos”. De ahí la rápida depreciación de la moneda.

La atención de los operadores pasa por el Informe Trimestral de Inflación, donde se espera una mejora de las previsiones

Sin embargo, tanto Sayed como Lien descartaban esta posibilidad. La analista de BK Asset Management apunta a la “falta de lustre de los datos macroeconómicos de junio y julio”. De hecho, el banco central ha enviado señales contradictorias al mercado. Las previsiones de la entidad central británica respecto a la inflación, publicadas en su Informe Trimestral, se mantienen similares a las publicadas en mayo, mientras que el pronóstico en cuanto al Producto Interior Bruto (PIB) lo revisa a la baja apuntando a un crecimiento "lento" en el corto plazo debido a la presión sobre los ingresos reales de las familias y, por tanto a la ralentización del consumo, hasta el 1,7% para el conjunto del año, frente al 1,9% que estimó en mayo.

Asimismo, el BoE espera que la inflación repunte hasta el 3% en octubre, debido a la depreciación de la libra esterlina. Sin embargo, el banco ha señalado que los mercados pueden estar subestimando hasta qué punto necesita elevar su tasa de referencia en el futuro próximo. Por ahora se prevén dos incrementos de tasas en los próximos tres años.

En los votos de los miembros de comité no ha habido sorpresas. La salida de Kristin Forbes del BoE dejará probablemente un resultado de “6 votos a favor de mantener las tasas de interés sin cambios hoy, con Ian McCafferty y Michael Saunders en el bando de los disidentes”, señalaba Sayed. Silvana Tenreyro, quien reemplaza a Forbes, “es muy probable que se una al bando del ‘no’, por ahora”, según el analista de FXTM. Y así ha sido. El miembro del comité del BoE más interesante, ahora, es Andy Haldane, pero por el momento no ha decidido unirse a los ‘halcones’ y votar por un alza de las tasas.

Así pues, según Neil Wilson, analista de ETX Capital Markets, el tono del BoE ha sido moderado en cuanto a las votaciones, "pero ligeramente sesgado hacia medidas más restrictivas en el futuro, aunque su empeoramiento en cuanto al crecimiento se ha interpretado como un gesto pesimista por el mercado, lo que ha pesado en la libra".

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