• La recuperación se ha logrado con 1,4 millones menos de ocupados
  • El coste laboral unitario cayó en el segundo trimestre, lo que permite ahondar en la competitividad exterior española
ep guindos preve hasta cuatro anoscrecimientos
Luis de Guindos, ministro de Economía y CompetitividadEUROPAPRESS

Los asalariados están soportando, con el cinturón cada vez más apretado, la recuperación económica. La recuperación del consumo y el récord de las exportaciones ha llevado al PIB a marcar máximos históricos en el segundo trimestre, por encima de los niveles precrisis. Pero el mercado laboral no disfruta de la misma mejoría.

El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,9% intertrimestral y un 3,1% interanual en el segundo trimestre, hasta alcanzar los 292.394 millones de euros, según los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta forma, supera la cifra del cuarto trimestre de 2008, cuando la economía española marcó un hito con 288.429 millones de euros, un nivel que no se había superado hasta ahora. No obstante, en 12 meses consecutivos, la economía española ya generó más riqueza que antes de la crisis entre el segundo trimestre de 2016 y el primero de 2017. Con estos datos, el Gobierno revisará al alza su previsión de crecimiento en el cuadro macro que presentará junto al proyecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018 en septiembre.

La remuneración de los asalariados ha perdido tres puntos porcentuales en el peso del PIB, hasta el 47%

España produce ya más que en 2008, cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria compaginado con la crisis financiera internacional desembocó en una recesión sin precedentes en la historia reciente de la economía española. Pero esta generación de riqueza se realiza con 1,4 millones menos de ocupados. Es decir, los 19,5 millones de personas con trabajo -contando asalariados y trabajadores por cuenta propia- están aún lejos de los 20,9 millones de los últimos tres meses de 2008.

Por su parte, la remuneración de los asalariados ha perdido tres puntos porcentuales en el peso del PIB, hasta el 47%. En una de las vías para calcular el valor añadido se computan la remuneración de los asalariados -sueldos junto con cotizaciones sociales y otros pagos en especie-, excedente bruto de explotación (EBE) -principalmente beneficios empresariales, aunque se consideran otras rentas, el consumo del capital fijo y se descuentan las amortizaciones-, y los impuestos netos sobre la producción y las importaciones.

Así, con esta estimación, el componente de los salarios ha caído entre el segundo trimestre de 2008 y el mismo periodo de 2017 un 3%, hasta los 137.860 millones de euros, fruto de que hay un 11% menos de asalariados, más peso del empleo parcial, y que los sueldos se han congelado. Además, los contratos firmados durante la crisis tienen asociados sueldos un 24% inferiores a los generados en la década anterior, según estimaciones del Banco de España. Paralelamente, el excedente bruto de explotación se ha elevado en nueve años un 1,5% hasta los 123.378 millones de euros.

MÁS COMPETITIVIDAD EXTERIOR

La remuneración por asalariado descendió un 0,1%, mientras que el coste laboral unitario disminuyó un 0,4%

Durante el último año, el PIB creció en términos reales un 3,1%, mientras que en precios de mercado (sin descontar la inflación), aumentó un 3,4%. Es decir, el deflactor implícito de la economía -variación de precios de la producción- se situó en el 0,3%. El excedente bruto de explotación registró una subida de mayor cuantía, del 3,6%, mientras que la remuneración de los asalariados vivió un incremento del 2,9%.

Este montante puede crecer por una subida salarial o, simplemente, por la creación de nuevos puestos de trabajo. Y esto es lo que ha sucedido, ya que el empleo aumentó un 2,8%. Esto es, 480.000 empleos más en equivalencia a tiempo completo. De hecho, la remuneración por asalariado descendió un 0,1%, mientras que el coste laboral unitario -remuneración frente a la productividad- disminuyó un 0,4%.

Este registro se aleja en siete décimas del deflactor del PIB. Estos conceptos escondidos entre la marabunta de datos que componen la contabilidad nacional demuestran que los salarios aún no arrancan con la recuperación del empleo y, paralelamente, la economía española mantiene su competitividad exterior por esta vía, lo que ha contribuido al crecimiento continuado de las exportaciones hasta superar los 100.000 millones de euros por primera vez en el segundo trimestre.

LA RECUPERACIÓN LLEGARÁ CON EL EMPLEO

La recuperación del empleo aún está pendiente en términos cuantitativos. Y en la evolución de los salarios, aún hay mucho más camino por recorrer. “La creación de empleo es la garantía para salir de la crisis”, ha reconocido Luis de Guindos, ministro de Economía y Competitividad. Durante los peores momentos de la crisis, la economía española llevó a cabo un doloroso ajuste interno en el mercado laboral, lo que los economistas describen como devaluación interna. Se trata de un fenómeno habitual en las economías en las que no hay moneda propia que fluctúe libremente con el exterior, ya que en estos casos la divisa se deprecia y se abaratan las exportaciones.

Este proceso ocurrió tras años de déficit por cuenta corriente, que mostraban una falta de competitividad exterior que España acusó especialmente. Pero fruto de esta devaluación interna, la evolución de las exportaciones marcó un punto de inflexión en 2009. Desde entonces se han disparado. De hecho, el sector exportador aportó 0,7 puntos porcentuales al crecimiento interanual del PIB, con una cifra total de ventas de productos y prestación de servicios al exterior de 101.112 millones de euros, el dato más alto de la historia y un 36% más que en el mismo trimestre de 2008.

El dinamismo exterior corresponde así a la mayor competitividad vía costes de las empresas. La productividad, que creció a un ritmo del 2% anual en los peores años de la crisis como efecto estadístico de la destrucción de empleo, se incrementó únicamente un 0,3% nominal (sin descontar la inflación) en el segundo trimestre. Un ritmo que mantendrá durante los próximos años, según las previsiones de los economistas de Funcas.

El crecimiento de los salarios que muestran los datos descompuestos del PIB se quedan incluso lejos de los convenios firmados y registrados entre enero y julio, que recogen una subida salarial pactada media del 1,33%. Por debajo, eso sí, de la inflación, que se sitúa en un promedio superior al 1,5% este año.

La tónica de crecimiento raquítico de los salarios pese a la recuperación con mayor intensidad del empleo es generalizada en el conjunto de la Eurozona. Y un motivo de preocupación para el Banco Central Europeo (BCE), que con sus estímulos ha conseguido contribuir al fortalecimiento de la expansión económica pero no de los precios. Mario Draghi, presidente del BCE, apuntó a que la curva de Phillips se ha deteriorado en los últimos años. Esto es, la relación negativa entre el desempleo y la inflación, de forma que cuando cae una variable presiona al alza a la otra y viceversa. El subempleo, los efectos de las reformas laborales y el aumento “débil” de la productividad son las razones que esgrime el banco central. Muchos problemas y pocas soluciones.

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