• La rebaja de los tipos en Reino Unido confirma la impresión de que la normalización monetaria será más tardía y lenta de lo descontado
  • Un precio del dinero tan bajo seguirá presionando la rentabilidad del negocio tradicional de los bancos
  • Los ingresos por comisiones, el cierre de oficinas y el ajuste de personal serán palancas fundamentales para soportar el entorno actual
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La banca española no quiere hacerse trampas al solitario. La rebaja de los tipos de interés anunciada este jueves por el Banco de Inglaterra constata que la normalización monetaria con la que sueña el sector será más tardía y lenta de lo descontado y que, de hecho, aún pueden verse más medidas expansivas. Consciente de esta realidad, y según fuentes consultadas por Bolsamanía, las entidades se están preparando para soportar una travesía con los tipos en el 0% o muy cerca "al menos hasta 2020".

"Tal vez nos estamos pasando de prudentes. Pero estamos haciendo nuestras previsiones con tipos al 0% hasta 2020", aseguran esas fuentes, que prefieren no ser identificadas. Es la sensación imperante en el sector: que los tipos de interés más bajos de la historia han venido para quedarse más tiempo del previsto en un principio. Y, por tanto, que el negocio bancario de siempre, consistente en ganar dinero con la captación de depósitos y la concesión de préstamos y en convertir plazos cortos en largos, va a seguir sufriendo durante bastante tiempo.

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Esta sensación se apoya en lo que están viendo por parte de los bancos centrales. La Reserva Federal (Fed) estadounidense apenas ha podido subir los tipos en una ocasión, del 0-0,25% al 0,25-0,50%, y para este año se espera un repunte adicional, un ritmo mucho más lento de lo esperado. El Banco Central Europeo (BCE) exprimió los intereses al máximo en marzo de este año, para llevarlos al 0% -con los de depósito en el -0,40%- y las previsiones no contemplan subidas, como pronto, hasta 2018, que en todo caso serán muy graduales y no alejarán demasiado al precio del dinero del 0%. Y el Banco de Inglaterra, que en 2014 calentó el terreno para subir los intereses, los rebajó este jueves para combatir los efectos del Brexit.

En este escenario, a los bancos se les complica mucho ganar dinero. "Su negocio natural ya no es negocio", asevera Javier Santacruz, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Con los tipos al 0% -e incluso por debajo-, el margen de intereses de los bancos, que representaba la base de su negocio porque recoge lo que ganan su principal actividad intermediaria, se resiente. Y así lo han reflejado las cuentas ofrecidas por el sector en el primer semestre. Ese margen ha descendido en seis de las ocho entidades españolas cotizadas: Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Sabadell, Bankinter, Banco Popular y Liberbank. Las excepciones son BBVA y Sabadell, aunque si en el primer caso se centra el foco en la actividad bancaria española, su margen de intereses también decreció entre enero y junio de 2016.

Los ingresos por comisiones, el cierre de oficinas y el ajuste de personal serán palancas fundamentales para soportar el entorno actual

De media, y excluyendo el negocio internacional del Santander y BBVA, el margen de intereses ha descendido un 3,5% en las entidades cotizadas. Eso sí, las más dependientes de la economía española, como Bankia o Popular, han sufrido bajadas más intensas, del 19% y del 17%, respectivamente.

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Al mismo tiempo, los problemas para generar beneficios con su negocio repercuten en la rentabilidad del sector. La rentabilidad sobre los recursos propios (ROE) del conjunto del sector se mueve en torno al 5%, cuando el coste de capital (COE) se mueve entre el 8% y el 10%. Es decir, de media, el sector está destruyendo valor. De hecho, el efecto de los tipos bajos en los márgenes y la rentabilidad de las entidades ha sido uno de los principales motivos por los que la agencia de calificación Moody's ha rebajado esta semana su perspectiva sobre la banca española de "positiva" a "neutral".

A LA BUSCA DE ALTERNATIVAS

Pero el problema no se limita a estos datos o interpretaciones, sino que el sector está preparando ya sus presupuestos, sus previsiones y sus estrategias sobre la premisa de que los márgenes continuarán sufriendo y de que los tipos al 0% -o muy cerca de este nivel-, permanecerán hasta finales de esta década. "Deben prepararse para soportar el escenario actual, con una presión muy importante de los tipos, al menos hasta 2020", confirma Santacruz.

Los ingresos por comisiones, el cierre de oficinas y el ajuste de personal serán palancas fundamentales para soportar el entorno actual

Esta perspectiva pone de manifiesto que, con el origen de sus resultados estrechándose, los bancos tienen que dedicar el resto de la cuenta a contrarrestar ese efecto. En este sentido, tanto los expertos como el sector lo tienen claro. Por la vía de los ingresos, la única alternativa sólida pasa por aumentar los ingresos por comisiones, sobre todo procedentes de la comercialización de productos de valor añadido, como los fondos de inversión.

Y por la de los gastos, emplearse a fondo en los ajustes. En dos direcciones: oficinas y empleados. Como aperitivo, en el primer semestre de 2016 los bancos que forman parte del Ibex 35 han cerrado ya 500 oficinas. "Vendrán muchos cierres más. Sigue habiendo más de 30.000 oficinas; bastará con un tercio", apuntan las fuentes que no quieren ser identificadas.

El sector también está aplicando otros paliativos. Como el de mutar los depósitos en cuentas a la vista, que retribuyen menos -o nada-, o el de estimular la concesión de créditos al consumo, que dejan más margen que otros préstamos -como los hipotecarios-.

EL RETO: DEFINIR EL MODELO DEL FUTURO

Sin embargo, las comisiones y los costes pueden servir para salvar el trance del corto plazo. Pero a largo plazo el reto es otro. "El verdadero problema para el sector reside en cuál va a ser su modelo de negocio a largo plazo", observa Santacruz.

En este sentido, ese modelo puede estar condicionado por dos de las tendencias que se antojan claves para las entidades. Por un lado, la revolución digital que está viviendo el sector y la llegada de nuevos competidores tecnológicos; y por otro, la profesionalización que Mifidi II requerirá a la red comercial de las entidades. Ambas pueden allanar el camino para que la banca se convierta más en un negocio de prestación de servicios financieros que en uno de intermediación financiera, que es el que ha tenido históricamente.

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