• Sólo cinco de los 21 integrantes de la Comisión han dicho que votarán en contra el proceso
  • Si sale adelante el proceso, Rousseff sería suspendida inmediatamente de su cargo
Dilma-preocupada

La Comisión del Senado brasileño decidirá este viernes si la presidenta del país, Dilma Rousseff, será sometida a un juicio político por violar leyes presupuestarias. Esta decisión tendrá que ser votada por los senadores. No obstante, sólo cinco de los 21 integrantes de la comisión han dicho que votarán en contra del proceso. Si sale adelante el proceso, Rousseff sería suspendida de su cargo la próxima semana.

De esta manera, los opositores de la presidenta cuentan con la mayoría necesaria para recomendar al pleno del Senado que el próximo miércoles vote para procesarla. Si, como se espera que ocurra, la mandataria pierde en el plenario, sería suspendida inmediatamente y el vicepresidente del país, Michel Temer, la reemplazaría. Este proceso puede durar seis meses, mientras tanto Temer se mantendría en la presidencia hasta que concluya el actual período, a finales de 2018, tal y como informa Reuters.

De decidirse una condena contra Rousseff en el Senado, Temer se mantendría en la presidencia hasta que concluya el actual período, a finales de 2018

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ESCÁNDALO EN LA POLÍTICA BRASILEÑA

A la mandataria le ha sido complejo sobrevivir políticamente frente al mayor escándalo de corrupción que ha vivido Brasil y a la peor recesión del país desde la década de 1930, según Reuters. Su salida marcaría también el final de 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, iniciados bajo la administración de su mentor y predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.

A Rousseff no se le ha acusado de corrupción, su Gobierno ha sido afectado por un gran escándalo de sobornos en la Petrobras, además de la recesión. Los detractores de la impugnación afirman además que a Rousseff se la acusa de una maniobra presupuestaria aplicada comúnmente por muchos funcionarios electos en Brasil, apunta por su parte Reuters.

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Así la acusación, básicamente, es por maniobras fiscales en el cierre de 2014 y 2015 que habrían servido para maquillar las cuentas y retrasar el pago de préstamos del gobierno a bancos públicos. "El Ejecutivo se defiende diciendo que no cometió ningún delito de responsabilidad, que en todos los gobiernos anteriores se había cometido ese tipo de maquillaje de cuentas para intentar encajar presupuestos, y que sólo a ella se la juzgaría por eso", destaca al respecto El Mundo.
En todo caso, la batalla por el juicio político ha paralizado las iniciativas gubernamentales en Brasilia, a menos de cien días de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en medio de una batalla contra la epidemia del virus del Zika, que ha sido asociado con defectos de nacimiento en recién nacidos.

Este proceso ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y el vicepresidente MicheTemer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre

Además, la disputa por la impugnación, que ocurre en medio de la peor recesión en el país desde 1930, ha dividido al país de 200 millones de habitantes. También ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y el vicepresidente MicheTemer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre.

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La última palabra la tendrá ahora el Senado. Los sondeos de opinión muestran que más del 60% de los brasileños apoya la impugnación de Rousseff. Quienes critican el proceso opinan que se ha convertido en un referendo de los índices de aprobación de Rousseff y que marca un precedente para la expulsión de líderes impopulares. Hay que destacar que de forzar la salida de Rousseff, Brasil puede volver a destituir un presidente después de 24 años. Un hecho que ocurrió en 1992, cuando se decidió la salida del ex presidente Fernando Collor aunque en este caso sufrió un proceso de impeachment por corrupción.

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