• Su pronóstico supera el de organismos como la Comisión Europea o el FMI
  • La entidad trabaja con un euro a 1,18 dólares en 2018 y 2019
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El presidente del BCE, Mario Draghi

Teniendo en cuenta todo lo que ha expuesto estos años, con la adopción de medidas de estímulo monetario sin precedentes en la Eurozona, seguro que se siente reconfortado. Porque lo que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha dicho este jueves es que la región crecerá al mayor ritmo desde antes de que llegara lo peor de la crisis.

En concreto, la entidad pronostica que la Eurozona crecerá este año un 2,2%, tres décimas por encima de su anterior estimación. Y eso, para una región tan acostumbrada a crecimientos raquíticos -en los tres últimos años el crecimiento medio fue del , no es poca cosa. Hay que remontarse hasta 2007, año en el que la crisis asomó ya su figura aunque no toda su gravedad, para encontrar una tasa mayor. Ese año, la Europa del euro se expandió un 3%.

Además, con esa previsión el BCE se destapa como el más optimista de todos. La Comisión Europea espera un crecimiento del 1,7%; el Fondo Monetario Internacional (FMI), del 1,9%; y el consenso de mercado, del 2%. Aunque sus pronósticos son más antiguos que los del BCE y, por tanto, pueden ser revisados al alza, llama la atención que la institución monetaria vaya por delante en esta cuestión.

EL EURO, ESE 'PROBLEMA'

Más aún si se tiene en cuenta que coincide con el euro más fuerte de los últimos tiempos. Este jueves ha llegado a apreciarse hasta los 1,207 dólares, su cambio más alto desde enero de 2015, para luego replegarse hasta el entorno de los 1,20 dólares. De hecho, su optimismo actúa como catalizador de la divisa. "La revisión al alza de las estimaciones de crecimiento ayudan a empujar al euro más arriba", apunta Joshua Mahony, analista de IG.

El empuje de la 'moneda única' inquieta al BCE, pero no le impide afirmar que "la expansión económica continúa siendo sólida". Incluso admite que la fortaleza de la divisa resulta de la mejoría de las condiciones económicas en la región. Concede, eso sí, que "la volatilidad en el tipo de cambio del euro representa una fuerte de incertidumbre que debe ser monitorizada por sus posibles implicaciones en la estabilidad de precios a medio plazo". O lo que es lo mismo, es consciente de que constituye un factor desinflacionista que debe vigilar.

Pero el BCE se muestra convencido de que el crecimiento de la economía mundial actuará de antídoto para moderar el impacto de la apreciación de la divisa europea en el crecimiento y en las exportaciones. "A pesar de la reciente apreciación del euro, se espera que la recuperación global apoye las exportaciones europeas", refleja el BCE en sus proyecciones económicas.

Estas proyecciones también han tenido que hacer hueco al 'nuevo' euro. En junio, el BCE trabajaba con un supuesto de un euro a 1,08 dólares en 2017 y a 1,09 dólares en 2018 y 2019. Ahora ha metido en la 'ecuación' un tipo de cambio de 1,13 dólares para 2017 y de 1,18 dólares para los dos años siguientes. Pese a ello, ha mejorado notablemente la previsión de crecimiento de 2017 y ha dejado sin cambios sus pronósticos para 2018 y 2019, situados respectivamente en el 1,8% y el 1,7%.

HORA DE VOLVER

El BCE sitúa como puntal de ese crecimiento superior al 2% a la demanda interna, respaldada por la mejoría del mercado laboral y de la reducción de los niveles. Y de otro factor que Draghi hace lo posible por resaltar, que para eso lleva 'su firma': "Una política monetaria muy acomodaticia".

Sin duda, lo sigue siendo. Este jueves, el BCE ha dejado los tipos de interés en mínimos históricos, con los oficiales en el 0% y los de depósito en el -0,40%, y tampoco ha tocado el programa de compras de activos (APP), con lo que seguirá dedicando 60.000 millones de euro al mes a la compra de deuda pública y privada en el mercado.

Pero no habrá que esperar mucho para que este escenario empiece a cambiar. El propio Draghi ha reconocido que el BCE anunciará novedades sobre el APP en octubre. Y todo indica que será para mostrar la hoja de ruta que seguirá para ir reduciéndolo de manera gradual ('tapering'). "El plan del BCE todavía es anunciar los planes de 'tapering' de la flexibilización cuantitativa en octubre, como ampliamente espera el mercado", Patrick O’Donnell, gestor de inversiones en Aberdeen Standard Investments.

Barclays considera que el BCE prolongará las compras de deuda en 2018 -ahora el calendario dura hasta finales de 2017-, pero con menor munición: 35.000-40.000 millones al mes durante el primer semestre del próximo año. Marco Valli, director de análisis macreconómico de UniCredit, también sitúa el anuncio del 'tapering' en la reunión del BCE del 26 de octubre, y pronostica una reducción del volumen de compras hasta los 40.000 millones mensuales en el primer semestre de 2018 y los 20.000 millones en el segundo semestre.

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