• El director de economía y estadística del BdE hace hincapié en la elevada relación de la pensión sobre el salario
  • La tendencia en los sistemas de pensiones de la OCDE es que gane peso para la capitalización
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Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social

Los malos augurios se han disparado sobre las pensiones por dos vías. Una es el cuestionamiento de la sostenibilidad. La segunda es la caída paulatina de las pensiones públicas, casi congeladas con aumentos del 0,25% anuales desde 2013. Sin embargo, España aún tiene la tasa de reemplazo más alta de la OCDE con su sistema de reparto.

Así lo ha explicado Pablo Antolín-Nicolás, economista jefe de la unidad de pensiones privadas de la OCDE en el Congreso de los Diputados, en una jornada sobre las pensiones organizada por Funcas e Ibercaja. "España tiene la tasa de reemplazo -pensión respecto al último salario- más alta de Europa con un 82%", ha dejado claro el experto en una comparativa entre países. Esta ratio compara la pensión pública esperada con el último salario. Aunque las estimaciones varían entre organismos. Desde el Banco de España estiman también más de un 80% pero sería la cuarta más alta en Europa. Por su parte, el director de ordenación de la Seguridad Social, Miguel Ángel García Díaz, ha señalado que España alcanzará el segundo puesto en generosidad de la clasificación 'Ageing Report' en 2017, que mide la tasa de sustitución en la Unión Europea.

En cualquier caso, Pablo Hernández de Cos, director de economía y estadística del Banco de España, enumera varios parámetros que muestran cómo "el grado de generosidad del sistema de pensiones español es mayor" que en otros países comparables, en los que la pensión pública copa casi toda la importancia. La tasa de dependencia, por ejemplo, entendida como el número de pensionistas respecto a la población activa, es dos puntos porcentuales mayor que en la media comparable de la OCDE. Por otro lado, recuerda que en la mayoría de los países se tiene en cuenta toda la vida laboral, pero no en España. Esto produce una tasa de retorno por cada año trabajado del 1,8%. Esto es, por cada euro cobrado se recibirán de media 1,8 en la pensión, frente a un promedio exterior de 1,3.

El sistema de reparto existente en España está más extendido en Europa, aunque cada vez en menor medida

Asimismo, la generosidad también se evalúa con la pensión media comparada con el salario medio en la economía. Hernández de Cos explica que los cálculos del Banco de España son del 60%, muy por encima del 46% de los países de la OCDE en los que las pensiones públicas son importantes. Igualmente, la edad de jubilación deja a España con una mayor generosidad, ya que aunque los 67 años superan a los 64 de media en la OCDE, muy diferente es la edad efectiva. Es decir, cuando se jubila verdaderamente la gente: entonces es 62 años, lejos de los 65 de otros países, ya que en muchos existe la posibilidad de alargar la vida laboral. Aunque la Seguridad Social maneja una cifra para España de 64 años.

La tasa de reemplazo no sólo está entre las más altas del ranking europeo, sino también el global si se tienen en cuenta todos los países de la OCDE, porque el sistema de reparto existente en España está más extendido en Europa, aunque cada vez en menor medida. Varios países están por debajo del 50%, mientras que otras economías como Alemania, Francia o Suecia están en torno a este umbral. En Reino Unido, por ejemplo, está entre el 20% y el 30%.

No obstante, todas estas tasas se incrementan si se tienen en cuenta los activos de la sociedad destinados a la jubilación. Esto es, el ahorro complementario a través de vías de capitalización, ya sea con mecanismos voluntarios u obligatorios. Aunque también si se tienen en cuenta a la vez el sistema de reparto y los ahorros por capitalización España está en la parte alta del ranking.

"Muchos países tienen tasas de reemplazo por debajo del 50% y no hay aportaciones inferiores a España, no sé cuál es el secreto. ¿Por qué no hay problemas aquí de sostenibilidad?" Se pregunta el economista de la OCDE. De hecho, sí los hay. Al menos en el corto plazo, ya que las pensiones públicas presionan cada vez más el déficit público con un agujero de la Seguridad Social que alcanzó el 1,7% del Producto Interior Bruto (PIB) y superará el 1% en 2017 y en 2018, según las estimaciones del propio Gobierno de Mariano Rajoy.

Por otro lado, la ley de 2013 que aprobó el Ejecutivo valiéndose de su mayoría absoluta desvincula la revalorización de las pensiones del IPC con una ecuación que depende de la propia salud financiera del sistema. Estudios o previsiones de la Unión Europea, el Banco de España, Fedea o Inverco estiman un recorte drástico de la tasa de reemplazo durante las próximas décadas hasta entornos del 50% o el 60%.

TENDENCIAS EN EL MUNDO

La mayoría de las economías desarrolladas, resume Antolín-Nicolás, han llevado a cabo en los últimos años un retraso en la edad de jubilación. De hecho, las cifras más constantes han sido las del retraso de los 65 años hasta los 67 años como edad oficial, igual que está realizando España en este caso tras la ley de 2011 aprobada bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Otra evidencia, señala el experto, es el aumento fuerte y continuo del nivel de activos de las sociedades avanzadas para la jubilación. De hecho, el ahorro mediante sistemas de capitalización supera el 50% del PIB en muchos países, mientras que en España no pasa por mucho del 10%. "Esto no es ni bueno ni malo, no hacemos recomendaciones, pero sí es una tendencia", matiza el economista. "Todos los países tienen una mezcla, lo que varía es el peso de cada componente", agrega.

Así, hay un grupo en el que prima la capitalización, en el que están estados como Dinamarca, Islandia, Holanda, Chile o México. Otro en el que hay sistema de reparto pero con importante presencia de algún mecanismo de capitalización, con Estados Unidos o Alemania, y por último el grupo en el que destaca el sistema de reparto. En este último están España, Italia o Francia. Aunque el economista matiza que Italia está poco a poco avanzando hacia el segundo grupo y que en Francia son muy populares unos vehículos de inversión en los que hay un periodo preacordado para recuperar el dinero, conocidos como seguros de vida aunque muy diferentes a la filosofía de este producto en España.

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